Viaje Placentero.
Parte 2.(Axel)
Abro mis ojos lentamente y me estiro en la incómoda silla del avión una vez que una leve turbulencia me despierta. Estiro mi mano hacia mi lado para tocar la suave pierna de mi novia, pero solo encuentro vacío. ¿Qué demonios? Eso me hace espabilarme completamente. ¿Dónde se habrá metido esa condenada traviesa? Miro alarmado hacia los chicos para ver si se fue con ellos, pero veo que todos están como yo hace un rato: durmiendo como perezosos y como quien no tiene preocupaciones en la vida.
Pero ahora estoy preocupado.
¿Dónde estás, Alana?
Me levanto rápidamente de mi lugar y camino por entre los pasajeros para ver si falta uno de ellos. Joder, que si los encuentro con las manos sobre mi chica los destrozaré a puñetazos. Pero entonces me percato de que no falta nadie y no hay lugares vacíos en primera clase más que el de mi novia. No creo que haya sido capaz de ir a clase turista, ¿o sí? No, no lo creo... Debe estar en el baño. Así que camino decidido hacia ese lugar que quiero estrenar con ella y me percato de que está ocupado. Debe ser ella. Espero a que salga y cuando finalmente lo hace, no dejo pasar ni un segundo, así que dejo que salga y tomo su muñeca para encerrarla en el baño y...
¡¡¡MIERDA!!!
¡Santo Dios!
Salgo del baño como si quemara y me pongo colorado de pies a cabeza.
Joderrr...
― ¡¿Pero qué demonios te pasa, niño?! ¡¿Acaso no viste que el baño estaba ocupado?! ¡¿Quién rayos te crees para venir a sobrepasarte conmigo y espiarme en el baño?! ¡No me van los jovencitos! ―Y a mí no me van las abuelitas. Una mujer mayor sale del servicio y me grita como loca. Frunzo el ceño por su presencia. No es que sea clasista, pero... ¿Qué demonios hace aquí? Se ve como alguien que estaría en clase turista. La anciana de ojos negros apagados, cabello blanco y piel arrugada me mira de pies a cabeza y me golpea en la cabeza con su bolso de mano, que en vez de ser de seda como aparenta, es un bloque de ladrillos. ― No te me vuelvas a acercar, ¡pervertido! ―Grita, me hace un gesto raro y se da la vuelta para irse.
¿En qué universo alternativo acabo de despertarme?
Diablos...
― Señora, no debe estar en primera clase, vuelva a su asiento... ―Dice una de las azafatas atentamente y se lleva a la pobre mujer de primera clase fuera de aquí, gracias al cielo.
― ¡¿No vio cómo ese jovencito del demonio estuvo a punto de robar mi virtud, señorita?! Deberían impedirle la entrada a estos lujosos aviones a personas como él ―Dice la señora, lanzándome una mirada venenosa por encima de su hombro y yo la miro fijamente con molestia evidente. ― ¡Pero mírelo cómo me mira! ―Grita y me acusa. La señorita me mira y le regalo mi mejor sonrisa seductora. Ella no puede evitarlo y se sonroja, mirando a la vieja.
― Vamos, señora ―Dice la azafata a cambio y yo le doy una sonrisa triunfante a la anciana del demonio cuando desaparece por la puerta no sin antes mostrarle la lengua como un crío.
Pinche vieja.
Sobo mi cabeza en el lugar donde su bolso me golpeó y regreso hacia mi asiento, preguntándome qué rayos guardaba en esa cosa espantosa y dónde diablos podría estar Alana. ¿Dónde cojones se metió? Ya me estoy enojando. Estará... No, imposible... ¿En la cabina de los pilotos? ¿Con los pilotos? Encierro mis ojos y miro fijamente hacia las cortinas que separan a la tripulación de la cocina y de la cabina de los pilotos, del resto de los pasajeros, y el recelo emana de mí en oleadas. No, mi Alana no haría eso sin mi consentimiento... ¿O sí?
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Tras Puertas Cerradas. (+18)
RandomEsta es una recopilación de calientes escenas que te harán arder la sangre con sólo leerlas. También tienen un poco -demasiado- de absurdo romance. Si eres una persona con muchos prejuicios o de mente cerrada, te recomiendo no leer esta historia. Y...