CAPÍTULO 33.

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¿Última Experiencia en Familia?

(Alana)

Hoy es el cumpleaños de Axel.

―Maldición.

Antes de que me dé cuenta, la palabra escapa de mis labios cuando me despierto el viernes quince de agosto con una determinación abrumadora de darle el mejor de los regalos a Axel.

Tengo un calor sofocante al sostener su pesado brazo sobre mi estómago y me deslizo fuera de la cama muy lento, corriendo hacia el baño a hurtadillas cuando tengo la oportunidad.

Me doy una ducha rápida y salgo hacia el clóset para vestirme. Decido ponerme una falda corta de color negro, una blusa de tirantes azul cielo y me quedo descalza. Cepillo mi cabello y de esa manera bajo a la primera planta en la cabaña, donde los chicos ven un juego de fútbol americano en la TV.

Veo el reloj de la chimenea y noto que son las doce y media de la tarde. Joder, ¿tanto dormimos Axel y yo? Bueno, creo que estar follando como animales hasta la madrugada tiene mucho que ver en que esté tan cansada. ¡Cielos! ¡Debo preparar el almuerzo! Y tiene que ser el favorito de Axel. Saludo a todos y corro hacia la cocina como una loca para empezar a preparar los ingredientes. Instantes después, los chicos se me unen. Sin palabras, todos empiezan a tomar los ingredientes y a ponerlos sobre la barra de la cocina

―Ayudaremos ―dicen a coro Félix y Fréderick una vez que me los quedo mirando fijamente. Y eso me hace soltar una pequeña risa.

―Claro ―Les sonrío radiante y luego de eso se nos pasa el tiempo.

Entre bromas y charlas, risas y gritos, carcajadas y susurros, logramos preparar los rollos de sushi, el sashimi, los camarones capeados con coco y de postre, los waffles con miel, crema batida y Nutella. Y sí, a Axel le encanta la comida japonesa y tiende a pedir los waffles al almuerzo, y no al desayuno como es normalmente aceptado. Dejo todo en platos sobre la barra de la mesa y pienso qué hacer a continuación.

El sashimi quedó perfecto. Son cortes finos de salmón y mariscos que por lo general se sirven crudos, pero como Axel es tan remilgado, tuve que freírlos un poco. Estos se sirven con una salsa negra picante, pero Axel prefiere la salsa BBQ. Los camarones se ven tan apetecibles con el coco rallado cubriéndolos que no puedo evitar llevarme uno a la boca. Gimo por el sabor y le levanto un dedo pulgar a mi padre, quien se esmeró tanto al freír los camarones al punto.

Por otro lado, los waffles están rellenos de crema batida y rociados de miel y Nutella, el dulce favorito de Axel. Siempre he dicho que Axel parece un niño pequeño y es que el simple hecho de que prefiere los waffles por la tarde es una clara señal de que no es sólo infantil respecto a mí muchas veces, sino también en sus gustos.

No puedo evitar que una sonrisa se me escape al pensar en él.

Y hablando de él, iré a despertar antes de que se levante de mal humor y decida que debe follarme como castigo por no despertarme a su lado.

―Traeré a Axel para que todos podamos empezar a comer, chicos. Por favor, vayan colocando todo sobre la mesa... Ya vuelvo... ―Me pierdo rápidamente en las escaleras y llego hasta la habitación que comparto con Axel en la cabaña para despertarlo.

Suelto una suave risa y muerdo mi labio al ver tan majestuosa obra de arte sobre la cama.

Axel, desnudo, boca abajo y con el culo expuesto a mi ávida mirada. Diablos. Como si hubiera visto un suculento postre, corro en puntitas hacia el borde de la cama y me inclino hacia su tierno culo para morder con fuerza una de sus prietas nalgas. Demonios, si hay algo que me encanta en esta vida es morderle las nalgas a Axel.

Tras Puertas Cerradas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora