CAPÍTULO 37.

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Adiós Miami.

(Axel)

Alana me empuja levemente hacia atrás y me separo de ella para que pueda observarme correctamente. Ella muerde sus labios mientras sus ojos recorren mi cuerpo de arriba abajo y mi pene crece un poco más. Me encanta ver la satisfacción en su mirada. Ella da un paso hacia mí y pasea sus manos por mis hombros desnudos, bajando por mi cuello hacia mi pecho, delineando en su camino hacia abajo los tatuajes que decoran mi piel desnuda. Sus uñas presionan un poco en la V de mis caderas y siseo de placer cuando el leve escozor viaja a mi polla y humedece mis bóxer en la punta.

De pronto, Alana se agacha y lleva sus manos a mis pies para sacarme las botas de cuero que llevo desde el concierto. Ella me los quita rápidamente y hace lo mismo con los calcetines, lanzándolos lejos a cualquier lugar del blanco piso de mármol. Entonces, su mirada se enfrenta a mi erección. Sus manos empiezan a sobar mi bulto por sobre la tela de mezclilla de mis vaqueros y una sonrisa se forma en sus labios cuando mi pene se endurece un poco más.

Ella pone sus dedos en la cinturilla de los pantalones y me los baja hasta el suelo, dejándome patearlos lejos. Entonces, acerca su boca a mi pene, pero empieza a delinearlo con sus labios por sobre la tela del bóxer. Meneo mis caderas hacia adelante, pero ella clava mis uñas en mis nalgas y me detiene en el lugar. Siseo por el leve dolor, pero aún así me quedo quieto y echo mi cabeza hacia atrás para disfrutar de la atención.

Alana baja mi ropa interior rápidamente y luego está lamiendo mi polla.

Taaan bueno...

Ella abre su linda boca pequeña, húmeda y caliente, y se traga mi punta con ganas, succionándola como si quisiera vaciarme las bolas solamente con eso. Y si sigue así, puede que lo logre. Estoy tan al borde con ella, con todo lo que hace. Y aunque no quiera admitirlo, también me excité tan mal con ese baile que hizo allá afuera. Observar el movimiento de esas nalgas, ese coño marcándose a través de esa excusa de tela que usaba como tanga...

Solo... Dios.

―Nena... Si sigues haciendo eso con tu lengua... Mierda... ―jadeo cuando ella se mete mi polla por completo en la boca y regodea su lengua alrededor todo lo que puede, trabajando su garganta para tragarme―. Si sigues con eso voy a hacer que te tragues todo mi semen... ¿Quieres eso, bebé? ―pregunto, enredando mis dedos entre sus cabellos para hacerle comer mi pene un poco más. Ella asiente con su cabeza y tararea, la vibración de su garganta llevándome al borde―. Entonces aliméntate tu misma, nena... Toma toda mi polla y bebe toda mi leche... ―Llevo mis dedos a sus labios y los acaricio, apreciando con satisfacción cómo lucen con mi pene dentro, abriendo su boca.

Se ve tan deliciosa...

Joder.

Cierro mis ojos y disfruto las sensaciones cuando su boca empieza con movimientos de atrás hacia adelante, cortos pero rápidos y apretados. Sus labios se presionan contra mi circunferencia y succionan, duro, cada vez que su garganta trabaja hacia atrás. Deja mi glande sobre la punta de su lengua, con la cual tienta el pequeño agujero que lo decora, y luego se traga toda mi verga de nuevo. Se la mete tan adentro, que siento que mis bolas ya no pueden soportarlo.

Y me vengo, muy fuerte y rápido.

Largos y calientes chorros de espeso semen salen de mi pene y se pierden dentro de la boca de mi chica, dentro de su garganta. Ella bebe y succiona, sin dejar de mover su cabeza de atrás hacia adelante para alargar mi orgasmo. Mis testículos se tensan cuando chocan contra su barbilla y se vacían muy bien dentro de ella. Tan largo y tan bueno. Ella se ayuda moviendo su mano con fuerza sobre el resto de la longitud de mi pene cuando se deja la punta entre los labios mientras bebe y ayuda a que los últimos chorros salgan.

Tras Puertas Cerradas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora