CAPÍTULO 36.

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Miami III: La Furia de Axel.

(Alana)

―¿Cuál es mi castigo, entonces? ―pregunta Axel, intrigado.

Sé lo mucho que a Axel le gusta acariciarme, toquetearme por todos lados y dedearme mientras me hace un oral, pero esta vez tendrá que hacerlo simplemente con su lengua, justo como me hizo él tragarme su semen hace un instante. Y luego follaremos, lo sé. Aquí en este condenado baño de hotel.

―Tendrás que hacerme venir sin poder usar tus manos o tu cuerpo... ―Lo miro fijamente, sonriendo a la par de su sonrisa―. Sólo puedes usar tu lengua ―anuncio y Axel suelta una profunda carcajada.

―Joder, ¿he creado un monstruo? ―pregunta, a nadie en particular.

―Seré tu monstruo del sexo, nene ―suelto, riendo entre dientes.

Axel alarga sus manos hacia mis caderas y me baja la tanga de un solo movimiento, dejándolas caer al suelo. El rojo pasión de la prenda resaltando en el blanco y prístino suelo. Él toma mi muslo por debajo detrás de las rodillas y pone uno de mis botines de siete centímetros sobre su pierna. Entonces coloca sus manos detrás de su espalda.

―¿Es lo de usar solo mi lengua un desafío, Alana? ―pregunta, acercando su boca peligrosamente hacia mi coño. Me estremezco y mis pezones se ponen duros bajo la tela fina y ultra delgada de la blusa que llevo puesta.

Miro hacia abajo, hacia los ojos verdes brillantes de Axel.

Se ve como un niño pequeño a veces, que me enternece en cada ocasión.

―Esperaba que fuera un castigo... Pero sería genial verte intentar no tocarme... Sé lo mucho que te gusta hacerlo ―murmuro, paseando mis dedos por entre los mechones un tanto sudorosos de su cabello, como él lo hizo hace un rato conmigo.

―Te demostraré que puedo hacerte llegar sin... Mierda, sin tocarte ―Axel logra decir lo último a regañadientes y me saca una risa, la cual se convierte en un gemido sonoro cuando su lengua conecta con mi monte de venus.

La lengua de Axel se pasea de derecha a izquierda sobre esa delicada cima, sobre mi tatuaje, el que me dice cada vez que lo ve que le encanta, y luego jadeo cuando su suave y húmedo músculo se desvía más hacia el sur. Su áspera lengua se pasea en círculos grandes alrededor de mis labios mayores, lamiendo la humedad que encuentra en ellos, hasta que no puede soportarlo y lame más apretado contra mis labios menores, rozando mi entrada.

―Taaan bueno... ―gimo, echando mi cabeza hacia atrás y cerrando mis ojos.

Axel tararea su gusto al saborearme y la vibración de su voz amortiguada por mi coño me hace delirar de placer. Él chupa toda la humedad que gotea de mi vagina y luego está penetrándome con su lengua. Dicho músculo se incrusta en mi interior hasta el fondo todo lo que puede y yo meneo mis caderas hacia adelante, montando su lengua, meneándome en círculos, disfrutando de la sensación del sinhueso retorciéndose dentro de mí. Pongo mis ojos en blanco y entierro solo un poco mis uñas en su cuero cabelludo, presionando mi coño goteante completamente contra su cara.

―Voy a venirme ―anuncio, odiando ser tan sensible cuando se trata de él... Podría seguir con esto eternamente.

―Sí, por favor ―dice Axel, sacando su lengua de mi interior para arremolinarla alrededor de mi clítoris y esa es mi perdición.

Mis caderas se estremecen, se mueven hacia adelante y mis manos empujan su cara hacia mi coño, tal vez incluso impidiéndole respirar, pero él no parece preocupado por eso. Axel atrapa mi hinchado y enrojecido clítoris entre sus labios y lo succiona. Lo chupa de tal manera que ocasiona mi orgasmo y me vengo sobre su lengua con fuerza. Una vez que logra mi venida chupando mi clítoris, vuelve a enterrar su lengua dentro de mi coño tembloroso para beber toda la humedad que tengo para darle.

Tras Puertas Cerradas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora