CAPÍTULO 6.

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Frustración.

(Axel)


Miro de arriba abajo al maldito que ha follado con mi hermana y tengo que reprimir el impulso de partirle la cara de niño bonito que tiene con mis puñetazos. Joder, quiero molerlo a golpes con el pensamiento de él probando el cuerpo de mi hermana.

― Pasa, haré que la esperes en el comedor... Allí es donde van a estar, donde yo pueda vigilarte ―Le digo amenazadoramente y lo sigo con mi mirada mientras él entra a la casa y lo guío al comedor. Pero antes de que pueda llevar a cabo mi plan, Alana baja las escaleras.

― ¡Ethan! ―Alana corre a abrazarlo y ambos nos quedamos mirándola embelesados como un par de idiotas, mientras ella corre hacia el tipo, con sus pechos escasamente cubiertos rebotando y sus piernas expuestas tentándonos.

― Hola, Alana. Mucho tiempo sin verte, preciosa ―Dice Ethan, dándole un beso en la comisura de los labios y agarrándole la cintura, pegando sus pechos a su torso.

Aprovechado maldito.

Alana lleva este top cruzado blanco en el pecho, dejando su abdomen plano al descubierto y esta falda de flores súper corta que deja ver sus deliciosas piernas. El atuendo lo complementa con un collar de piedras plata, unas sandalias de tacón alto y grueso de color fucsia y un bolso beige.

― ¿Vamos?―Le pregunta Alana al tipo, pegándose más de lo necesario a su cuerpo.

― ¿A dónde crees que vas?―Le pregunto a Alana. Ella separa su mirada del idiota y me mira feo.

― A pasear, con Ethan, vamos a tomar algo antes de volver para estudiar... Así que no me esperes, llego en la tarde ―Dice como si nada y ellos empiezan a salir de la casa, pero cierro la puerta antes de que salgan y me paro amenazadoramente frente a mi hermana.

― Sales de esta casa, Alana, y juro que me conoces realmente como soy ―Le digo en voz baja, para que el tipo no me oiga y solo ella pueda hacerlo. Ella me fulmina con sus lindos ojos y luego me da un puñetazo en el hombro, tan rápido, que no puedo detenerla. Joder, duele. La miro mal y ella me ignora, dándose la vuelta.

― Ethan, lo siento, me controlan demasiado porque no tienen nada mejor que hacer, vamos a la sala de estar para que conozcas a mi familia. ¿Traes tu libro?―Ella arrastra al tipo a la sala de estar y yo los sigo de lejos. No puedo oír lo que hablan, pero los quiero vigilar. No dejaré que él la toque. No mientras viva.

Ellos llegan a la sala de estar, donde los demás ven televisión y se hace el silencio. Mi padre que apenas ha bajado del piso de arriba recién duchado, mi tío y mis primos, miran primero a Alana, de arriba abajo, inspeccionándola minuciosamente, es decir, comiéndosela con los ojos.

Alana, ajena a todo les presenta al tipo y ellos empiezan a hablar animadamente disimulando su disgusto por el idiota mucho mejor que yo. Alana se lleva al tipo al otro rincón de la sala y se sientan en una mesa pequeña, demasiado juntos para mi gusto. Ellos empiezan a estudiar y él a explicarle unos ejercicios.

Me siento en un sillón junto a mis primos y me doy cuenta que ellos ya no están viendo la televisión, más bien estamos con la mirada fija en Alana y los movimientos del tipo, como si pudiéramos quemarlo a rayos láser desde aquí.

― Joder, no sé por qué me enfurece verla con otro ―Dice de pronto Fréderick, diciendo mis pensamientos en voz alta.

― Sí, a mí también me molesta ―Dice Félix y frunzo el ceño.

― ¿Les gusta mi hermana?―Gruño con furia, y cierto asombro aunque ya lo sospechaba, mientras los miro.

― Ehh, sí... Es que mírala, hermano... ¿A ti no te gusta?―Pregunta Félix mirándome atentamente. Aprieto mi mandíbula y no contesto. ― Ah, ya veo... Estás enamorado ―Sentencia.

Tras Puertas Cerradas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora