Miré el reloj que estaba al final del pasillo, ya eran en punto, habían pasado tres horas desde el último cambio de turno, es mi momento para escapar.
Escuché la voz de uno de los guardas, estaba hablando por teléfono con un familiar suyo para comunicar que iba a salir del trabajo y que iba directo a casa.
Suspiré hondo... estoy nerviosa, no sé por qué... soy una profesional y estoy acostumbrada a estas cosas pero esta vez es todo tan distinto, esta vez veo que es mi única oportunidad de escape...
No me la puedo jugar, si me pillan escapando ahora, me enviarán diractamente a prisión y no habrá vuelta atrás.
Me acerqué a la reja de mi celda, saqué la llave de mi pantalón, saqué fuera de la celda mis manos e intenté meter la llave en la cerradura. No podía ver la cerradura, iba un poco a ciegas y a tientas intentando encajar la llave. No tenía mucho ángulo y se me estaba complicando la cerradura. Más nerviosa me estaba poniendo aún.
No tengo todo el tiempo del mundo hasta abrir la puerta, en unos minutos llegará el siguiente guarda. Nerviosa continué intentando encarjar la llave dentro.
"Click"
Hizo el cerrojo de la puerta cuando conseguí meter la llave y girarla dentro.
Me mordí el labio nerviosa, tenía las manos sudorosas... No me gusta estar así, de esta forma pierdo el control de la situación.
Mirando a la cámara y calculando su ángulo muerto salí y me pegué lo más posible a la pared, de esta forma no era vista. No os miento si os digo que el corazón me iba a mil. Me estoy jugando demasiado. Me lo estoy jugando todo. Me estoy jugando mi vida.
Avancé en silencio y rápidamente por el pasillo, hasta que llegué a la sala de control de los guardias. Tragué saliva, me asomé lentamente y vi que no había nadie. Aproveché y entré.
No puedo salir por la puerta principal me reconocerían muy fácilmente. Pero mi experiencia me dice que estas salas de seguridad tienen una puerta secundaria que usan los guardias para salir a despejarse o fumar.
Ahí la vi, al fondo, una puerta de servicio. Empecé a escuchar voces por el pasillo. Me tensé y rápidamente me fui hacia la puerta y la abrí.
Era de noche, muy tarde. Estaba tan oscuro que no veía nada. La puerta de servicio daba a una especie de patio cerrado. Salí y cerré con mucho cuidado la puerta detrás de mí para no hacer mucho ruido pues el siguiente turno iba a comenzar ya.
Miré el patio cerrado y cómo no veía ninguna salida aparente. Mi respiración salía en forma de vapor de agua condensado debido a la cantidad de frío que hacía fuera. ¿Cómo salgo yo ahora de este patio cercado?
Me acerqué a una verja, salté con toda mi fuerza y comencé a treparla. No tenía mucho agarre pero la desesperación por salir de ahí consiguió hacer que hiciera cosas sobrenaturales.
Una vez en la parte de arriba de la verja intenté girarme para bajar por el otro lado, pero como no tenía ningún tipo de agarre en el que apoyar el pie, caí bruscamente al suelo en el otro lado de la verja.
–Ah–me quejé cuando mi cuerpo cayó contra el frió hormigón. Fue un golpe seco y frusco.
Me llevé la mano al codo pues era la zona del cuerpo que tenía más dolorida. Pero miré alrededor; había conseguido salir de la comisaría.
Con dificultad por el golpe me levanté.
En esos instantes en una callezuela oscura y sucia, la verdad es que estoy muy desorientada, no sé muy bien dónde estoy. Avancé hasta salir y llegar a una calle mucho más iluminada y que me iba a llevar a un sitio mejor.
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La Carterista
ActionOs diría mi nombre pero he tenido tantos que no me vais a reconocer por ninguno de ellos; mi gente me conoce como la Carterista. Me gané ese nombre a los 13 años cuando le robé la cartera a uno de los hombres más peligrosos del mundo, que además...