Salí a la entrada del Centro de Control, el sol me golpeó la cara. Mustang seguía detrás de mí.
Me puse las manos en la cadera y me di la vuelta para enfrentarlo.
–¿Qué haces siguiéndome?–pregunté.
Mustang cerró la puerta y con la mano se tapó el sol que le daba en la cara. Se metió la otra mano en su bolsillo y sacó su paquete de tabaco.
–Pues que no te entiendo.–me dijo mientras se ponía un cigarro en la boca y lo encendía.
–Yo tampoco te entiendo a ti.–dije a la defensiva.
Comencé a caminar alejándome del Centro, Mustang vino andando a mi lado.
–¿Cómo es que conocías a Ángel y no dijiste nada?–me preguntó.
Me paré en seco y me quedé mirándolo.
–¿Mustang todo esto viene a que sientes celos?–pregunté.
–¿Qué? No...–tosió.–Claro que no. Es solo que eres la mejor en esto Carterista y sin embargo desde el instante que supimos que Lidia era Miranda, no has relacionado a Ángel hasta ahora, normalmente tu mente suele ir por delante veinte pasos.–
Levanté la vista al cielo y respiré hondo.
–Tenía a Ángel tan enterrado en mi mente que para mí era como si no existiera; ha sido el vestido lo que ha hecho que recordara... –me sinceré.
–¿Lo querías?–preguntó.
Miré a Mustang y me puse un mechón de pelo detrás de la oreja.
–Ya os he contado que no... o por lo menos no llegué a hacerlo porque corté las cosas de raíz.–
Mustang se acercó a mí y me miró fijamente con el cigarro en su boca.
–¿Por qué no te fuiste con él? Has dicho que te ofreció una vida lejos de todo esto, una vida normal alejada del crimen, ¿por qué no te fuiste con él? si eso es exactamente lo que quieres ahora... eso es exactamente lo que no puedes esperar a hacer en cuanto se solucione esto.–me preguntó, puso una mano en mi mejilla y tiró el cigarro al suelo.
Lo miré y sus ojos me tenían encandilada. Parpadeé varias veces. Puse mi mano encima de la suya en mi mejilla.
–Supongo que no me fui con él, porque aquí había algo que me importaba más...–dije mirándole a los ojos.
Él sonrió levemente ante mi comentario y se fue acercando a mí lentamente, sus ojos mirándome brillantes, se acercaba a mí cauteloso ¿me va a besar?¿Mustang?
Apenas estaban a unos milímetros de distancia nuestros labios, notaba su respiración en mi piel de lo cerca que estábamos. Posó sus labios sobre los míos, por un momento me quedé paralizada, pero rápidamente reaccioné.
–¿Qué haces?–pregunté separándome de él bruscamente empujándolo con mis brazos.
–Pensé que–comenzó a decir confundido.
–¿Pensaste qué?–me separé aún más de él.
–Que yo soy eso importante por lo que no te fuiste y... –hizo una pausa.–que quizás podría convencerte de que te quedaras esta vez, conmigo.–dijo.
Nos quedamos mirándonos en silencio. Él confundido y yo pensando qué decir, ha entendido todo mal. Negué con la cabeza, la verdad es que Mustang está empezando a darme pena... ¿me ha besado para convencerme de que me quede con él?.
–Mustang, en su momento me quedé porque era mucho más joven y esta organización era mi hogar, tú eres importante para mí, pero no eres lo único que me importa, me quedé por Hackie, por Tony por mis compañeros, no solo por ti.–dije levantando los brazos.– Y no, no puedes hacer nada para que me quede; porque mira a tu alrededor, ya no queda apenas nada de ese hogar que era la organización... Miranda ha conseguido acabar con Los Estafadores, creo que eso está ya claro, ahora se trata de sobrevivir y que el resto de estafadores puedan seguir llevando una vida digna después de todo esto. Por eso sigo aquí, por eso no he abandonado... porque primero quiero que todos estén a salvo. Como dirigentes nuestro deber es salvar a todas estas personas que están a tu cargo, y eso debe ser nuestra mayor preocupación... no debemos mezclar nuestra vida personal cuando todo a nuestro alrededor se derrumba–dije.
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La Carterista
ActionOs diría mi nombre pero he tenido tantos que no me vais a reconocer por ninguno de ellos; mi gente me conoce como la Carterista. Me gané ese nombre a los 13 años cuando le robé la cartera a uno de los hombres más peligrosos del mundo, que además...