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-¿Qué haces aquí? Dije que fueras con Hackie y cogieras la información–me quité su mano de mi boca.

–Carterista no nos vamos a poner a discutir ahora, la información esta con Hackie en un lugar seguro, venga salgamos de aquí, no hay tiempo que perder.–me cogió de la mano y tiró de mí comenzando a correr.

–Como nos pillen a los dos la hemos cagado Mustang, somos los dos grandes dirigentes de la organización.–susurré mientras corría detrás de él.

–¿Quieres centrarte en los importante ahora mismo? Tenemos que salir de aquí. ¿Desde cuando has sido tan miedica pensando en las consecuencias?.–dijo un poco molesto.

Lo miré brevemente y me encogí de hombros.

–Supongo que nunca había tenido miedo hasta ahora.–dije en voz muy bajita.

Mustang acarició mi mano mientras corríamos.

Luego se paró en seco y se llevó el dedo índice a los labios para indicarme silencio absoluto, se asomó al final del pasillo y luego volvió rápidamente a la oscuridad y se pegó todo lo que pudo a la pared, yo hice lo mismo.

Me hizo señas para indicarme que al final del pasillo había agentes de policía. Sigilosamente pegó sus labios a mi oído y en voz muy muy baja me dio órdenes.

–Vete por dónde hemos venido y luego gira a la izquierda, en la tercera puerta métete en la habitación y espérame a que llegue, desde ahí podemos salir, ¿vale?–dijo contra mi oído intentando no hacer ruido.

Lo miré y asentí.

–¿Y tú?– murmuré.

–Déjame ser ahora la distracción Carterista, confía en mí.–me dijo empujándome levemente para que comenzara a correr en la dirección que me había dicho.

Comencé a correr sin dejar de mirar hacia Mustang, que se dio la vuelta y avanzó hacia dónde estaban los agentes.

–Bueno, hoy es vuestro día de suerte.–dijo Mustang en voz alta.– Sé lo que estáis pensando, no soy un animal mitológico, el gran jefe de los estafadores, Mustang, el que jamás ha sido visto por ningún cuerpo de policía, es de carne y hueso y lo tenéis Justo delante de vosotros.– cada vez su voz se hacía más baja porque me alejaba de él.

Está jugando la carta de ser ahora mismo lo que más quiere conseguir la policía, al gran criminal que lleva más de 10 años escapando de la justicia y que ni siquiera ha sido nunca visto. La figura de Mustang es para muchos una leyenda, porque él siempre ha sido muy escurridizo y sabe mantener el anonimato.

Estaba tan angustiada y nerviosa que me daba la sensación que mi corazón iba a colapsar cuando menos me lo espere.

Ver a Mustang, saber que se ha quedado en esta ratonera sin salida por mí me ha dado unos breves segundos de seguridad. Luego he pensado que ahora no solo estoy yo en juego, si no que también él y eso ha incrementado mi ansiedad aún más.

Estoy corriendo siguiendo las direcciones que Mustang me ha dado, pero ¿qué sentido tiene? Ir a esa habitación sin salida...

"Confía en mí" sus palabras se repetían en mi mente sin parar. Quiero confiar en ti, quiero salir contigo, Mustang, quiero salir de aquí.

Llegué a la habitación, escuchando pasos y voces cerca de mí, voces que se dirigían hacia Mustang.

Cerré la puerta detrás de mí y me llevé las manos a la cabeza.

Mierda. Mierda.

Avancé por la habitación que era un simple aposento de uno de los estafadores, con su cama, su cuarto de baño y su pequeño televisor y armario. A oscuras paseaba de un lado a otro de la estancia, rezando por no ser descubierta, rezando porque nadie abriera esa puerta, nadie que no fuera Mustang.

La CarteristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora