13.

289 22 6
                                    

Agarré con fuerza la taza caliente de café que tenía en mis manos. Es tarde en la madrugada y estoy muy cansada, sobretodo después de todos estos días tan intensos, pero me tengo que mantener despierta ahora mismo solo la cafeína puede hacerlo.

Estaba apoyada en una esquina en la pared, todo estaban dándome la espalda mirando atentamente a todas las pantallas que estaban encendidas en la sala informática.

Hackie tecleaba rápidamente mientras John se acomodaba en su asiento.

Lentamente le di un sorbo a mi café, solo, sin azúcar ni leche, el líquido amargo me hacía salivar. Tony se acercó a mí y se cruzó de brazos.

–¿En qué piensas?–me dijo.

Lo miré agotada.

–Pienso que me parece muy bien que Mustang vaya a llevar a cabo una operación, pero por qué nos tiene aquí a todo el equipo, Hackie es de nuestro equipo, el que formamos tú, yo y ella, que Mustang se busque otra hacker–dije resignada.

Y es que así es, ahora mismo a las cuatro de la madrugada Mustang está en la ciudad con Luna, los dos con el propósito de colarse en el metro y adentrarse en los túneles con el objetivo de encontrar algún rastro del saboteador.

Tony se encogió de hombros.

–Supongo que Mustang quiere que Hackie tome parte parte de esta operación porque ella es la mejor y a nosotros nos quiere de apoyo emocional... supongo... porque no soy capaz de dar otra explicación–dijo.

Rodé los ojos y le di otro sorbo a mi café.

–Vale jefe, os veo por las cámaras de seguridad–dijo Hackie hablándole a Mustang que escuchaba todo por su pinganillo.

Me acerqué a las pantallas y lo mismo hizo Tony. Se veía como Luna y Mustang se encontraban delante de la boca de metro.

Han elegido esta hora, cuando el metro está cerrado para no encontrarse con gente y no encontrarse con trenes cuando estén en los túneles... supongo que no quieren acabar arrollados por un metro.

En la boca de metro había una reja de metal indicando que el paso estaba prohibido a estas horas. Mustang tenía unos alicates bastante grandes y comenzó a romper la reja de metal para hacer un agujero.
Luna simplemente miraba cómo trabajaba Mustang.

–A este paso te abren el metro antes de que te cueles–dijo John.

Se le escuchaba resoplar a Mustang por los altavoces de la sala informática y como maldecía a Scottson entre dientes.

Abrió un agujero en la reja y se metió dentro.
Hackie tecleó y cambió la perspectiva, se metió en una cámara de seguridad que se encontraba dentro de la estación de metro.

A los segundos veíamos a Luna y Mustang dentro. Se acercaron a los tornos de seguridad y sin dificultad los saltaron.

Se acercaron al andén y saltaron dentro.

–A partir de aquí no vamos a poder veros, no hay cámaras dentro de los túneles–informó Hackie.

Mustang y Luna encendieron cada uno una linterna.

–Os mantendremos informados a través del pinganillo–dijo Luna y empezaron a avanzar por las vías hasta que se metieron en el túnel y dejamos de tener visibilidad.

Cogí una silla y me senté al lado de mi compañera, Tony me puso la mano en el hombro, puse mi mano encima de la suya.

–Esto no va a salir bien–dije en voz baja y negando con la cabeza y mirando a Tony fijamente.

La CarteristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora