Sentí una mano acariciándome el rostro, rápidamente abrí los ojos alarmada.
Me encontré con Mustang sentado en mi cama y mirándome fijamente.
–¿Qué haces aquí?–pregunté incorporándome en la cama.
–Qué guapa estás recién levantada pequeña–dijo con su voz ronca.
Inmediatamente mis mejillas se pusieron rojas, acabo de acordarme que estaba totalmente desnuda pues es así como duermo.
Me levanté y rápidamente me puse una bata para esconder mi desnudez, todo bajo la atenta mirada de Mustang.
–¿Qué haces aquí?–volví a repetir. Abrí las cortinas y la luz entró en la habitación, sus ojos se veían verdes brillantes ante el impacto de la luz.
–Galini ha cambiado de actitud, quiere reunir a la triada y a nosotros también.–me dijo acercándose a la ventana cerca de donde yo estaba.
–Eso es bueno–dije.
Mustang sacó su paquete de tabaco, abrió la ventana y comenzó a fumar dejando salir el humo.
–Esta noche, vamos tú y yo–me dijo imperativo.
–¿Vas a venir? Nunca vienes–dije frunciendo el ceño.
–Soy yo quien debe ir, no tú, y sin embargo te estoy diciendo de venir conmigo. Soy yo el jefe, te lo recuerdo.
Se me escapó una carcajada, apoyé la cabeza en el marco de la ventana y me crucé de brazos.
–Pues ayer no lo parecías, dejaste bien claro que todo te importa una mierda–reproché.
–No me apetece discutir. Siempre acabo discutiendo contigo. Esta noche te vienes a la reunión conmigo. Ahora vístete. Tienes algo que hacer para mí–me dijo autoritario.
–No, de eso nada, yo ahora tenía que llevar a cabo una operación–dije separándome de la ventana y abriendo mi armario.
–Carterista, ¿no me has escuchado? Te he dicho que tienes algo que hacer–me alzó la voz.
Lo miré confusa, ¿de qué va? nunca me habla así de mal. Me acerqué a él y lo miré fijamente, estaba tan cerca suya que notaba su respiración chocar contra mi piel.
–Y yo te he dicho que tengo cosas que hacer–dije en voz baja y calmada mirándolo desafiante.
Rápidamente Mustang me empujó con violencia y me acorraló contra el armario. Solté un pequeño gruñido cuando mi cuerpo se estampó contra la madera del armario. Me miró fijamente con rabia. ¿Y este ataque de violencia? jamás lo había visto así de agresivo, solo sé que no lo voy a tolerar.
–Así no son las formas de hacer las cosas conmigo–dije mirando a sus ojos rabiosos fijamente, no me voy a dejar intimidar por él.
Él parecía que se mordía la lengua para no decir barbaridades.
–Haz lo que yo te diga y no tendré que recurrir a esto–contestó arrogante.
–¿Te escuchas? ¿No tendrás que recurrir a esto?¿ te refieres a ser violento?¿a pegarme?–dije, quiero que se me trate con el respeto que me merezco.
Hice algo que no debí hacer, pero me salió de dentro, fue un impulso. Escupí en su cara con desprecio. Ante ese gesto, el rostro de Mustang cambió completamente, parecía una criatura rabiosa y enjaulada, preparado para atacar cuando cualquiera se le acercara. He de decir que en ese momento sí me asusté un poco, jamás había visto su rostro tan enrabiado.

ESTÁS LEYENDO
La Carterista
AksiyonOs diría mi nombre pero he tenido tantos que no me vais a reconocer por ninguno de ellos; mi gente me conoce como la Carterista. Me gané ese nombre a los 13 años cuando le robé la cartera a uno de los hombres más peligrosos del mundo, que además...