La mueca se marcó en sus labios, expresando el descontento que le causaba la situación. Como una niña, infló las mejillas, y sus rosadas cejas de fruncieron. Sakura no estaba de acuerdo con que ella, la esposa de Itachi, estuviera tomando el té en la cocina.
—Deberías estar en reposo, Izumi-san. Es mejor prevenir. —Protestó.
La mencionada despidió una de sus dulces risas mientras acariciaba su abultado vientre. Su embarazo estaba demasiado avanzado, no había tenido problemas con este hasta hace un par de días; un fuerte dolor le impidió mantenerse de pie, logrando que su esposo perdiera la cabeza por la preocupación. Y cuando pensaba llevarla de urgencia al hospital de la aldea, ese rosado ángel apareció para ayudarlos. Los futuros padres pudieron volver a respirar cuando les informaron que no había nada malo, solo necesitaba un descanso.
La preocupación que Sakura sentía, no era simplemente porque sí. Las dos semanas que llevaba con ellos, fueron suficientes para encariñarse con la familia. Excepto con dos integrantes: El líder del clan, el severo Fugaku (que mucho tiempo en casa no pasaba), y el hijo menor de este, ese maldito pelinegro que tenía por dueño.
Lo odiaba, era simple. Era en lo primero que pensaba al despertarse y lo último que repetía antes de dormirse. Lo odiaba por tenerla, lo odiaba por haberla humillado esa noche. Aún recordaba que, luego de destrozar parte de su vestido, se había ido, dejándola sola. Sin saber que hacer, se quedó allí, cubriendo su busto contra la almohada hasta que finalmente se quedó dormida. A la mañana siguiente, la adorable madre de ese cretino la recibió con una cálida sonrisa y ropa nueva. Mikoto era dulce, tanto como esos caramelos que ella rara vez podía probar, ya que en el palacio, las comidas estaban restringidas. Ellas no podían descuidar su figura, ¡y con lo mucho que a ella le gustaban! Era cómico, porque ella seguía teniendo las cadenas en las manos, no era libre, pero, extrañamente, así se sentía, aún cuando sabía que le pertenecía a alguien más.
A ese "alguien más" que la abandonaba cada ciertos días por sus misiones fuera de la aldea.
A pesar de que vivían juntos, y ella debía complacer sus deseos, él solamente en dos ocasiones ordenó su ayuda: "Lleva esto arriba", fue la primera, y, "que nadie me moleste, estaré en mi cuarto". Ella no le había dedicado ninguna palabra, solo había asentido. Entonces, la mayor parte del tiempo, se dedicaba a cuidar de Izumi, la esposa de Itachi, la chica de bonito cabello castaño que tenía un tierno lunar bajo el ojo derecho. Y claro, ayudaba bastante con las tareas del hogar. También se preocupaba por Itachi, con quien había forjado una relación agradable.Y cuando este último entró por la puerta, ella se dirigió hacia él.
—¡Itachi-san! No quiere volver a la cama. —Acusó la suberu, consiguiendo la sonrisa de Izumi, y una mueca en el varón.
—Izumi...
—¡No estoy inválida! Beberé esto y volveré a mi habitación, ¿de acuerdo? Dejen de preocuparse, estamos bien. —Rió la de castaños cabellos, apretando suavemente la mejilla de Sakura. Adoraba la preocupación de esa chica hacia ella. Adoraba a esa chica de ojos verdes y mirada tranquila.
—Sakura, encárgate de que lo haga. Volveré en unas horas, tengo un asunto pendiente. — La mencionada asintió, y, curiosa, observó como el pelinegro besaba la frente de su mujer, seguido de una caricia en el abultado vientre antes de irse.
—Ah... espero no tarde mucho en volver. —Manifestó la mayor de las mujeres.
—Izumi-san, tú... ¿Lo quieres? —Preguntó Sakura, mordiendo su labio inferior.
—¿Eh? Lo amo.
—¿Lo amas...?
—¡Sí! Lo amo. —Sonrió, tomando la tetera con cuidado. —He tenido la suerte de que me eligiera. Me enamoré de él al poco tiempo, siempre me trató bien... Él no quería desposar a una chica, pero su clan le exigía herederos al ser el futuro líder. Así que... —Llenó dos tazas, y le entregó una de ellas a Sakura, quien sorprendida escuchaba el relato. —Fue al palacio, y me escogió. Yo tenía tanto miedo, pero cuando tomó mi mano... supe que todo estaría bien. Y ahora... esperamos a nuestro primer hijo.
ESTÁS LEYENDO
✧ Cadenas de cristal. 「𝑆𝑎𝑠𝑢𝑠𝑎𝑘𝑢」
FanfictionEn el mundo Shinobi, las mujeres no son más que objetos caros para hacer felices a los hombres. Las muñecas esperan en vitrina hasta que un comprador se las lleva de la juguetería. Todo hombre, por derecho, puede tener a su esclava para hacer con el...