Sasuke Uchiha siempre había sido un hombre de semblante rígido. Ni las bromas, ni las risas iban con él. Cada vez que se mencionaba su nombre, a la gente se le venía a la cabeza la imagen de un gran ninja... pero como persona era otra cosa. Causaba inseguridad el pensar en dirigirle la palabra. Era famoso por su expresión neutra, su mano no temblaba al atravesar el filo del kunai contra enemigos, él no titubeaba, él hacía que la gente temblara. Era él quien despertaba interés y ese afán de querer acercarse y llamar la atención del destacado miembro del clan Uchiha, especialmente si de mujeres se trataba. Dado a esta situación, el gran Sasuke Uchiha no lograba entender como era posible que esa insignificante mujer de ojos verdes caminara por la habitación como si nada hubiera pasado la noche anterior, mientras él no dejaba de pensar en la textura de su boca. La había besado, podía recordar aún lo acolchado que se sintieron sus labios, suaves y tentadores. Sasuke ya había tenido ese tipo de acercamiento con otras mujeres, no debía ser algo nuevo para él, no obstante, no lograba sacarse de la cabeza el sabor de esa mujer. La esclava, tan despreocupada, doblaba la ropa mientras él, recostado, analizaba detalles minúsculos en el techo. No soportó más. Se levantó y la tomó por la muñeca, interrumpiendo el trabajo que realizaba.
—¿Qué estás haciendo? —Cuestionó, habitando la extrañeza en su verdosa mirada.
—¿Qué estás haciendo tú? —Atacó el azabache. Sakura forcejó para escapar, pero fue en vano.
—¡Déjame continuar! Debo ir a la cama... ¡Detente! —Exclamó, exacerbada. Sasuke la había acorralado contra la pared. No la estaba lastimando, su agarre era prudente, pero eso no quitaba el hecho de que violara el espacio personal de su suberu. Aunque era algo permitido, él podía hacer lo que quisiera... pero esa chica era una fiera si se atrevían a tocarla. Que le ordenaran tanto como quisieran en las tareas domésticas, pero, ¿tocarla? Oh, eso no. Era un gran detalle que el Uchiha había captado.
—¿Por qué escapas? —Preguntó, con los ónices penetrando ese par de esmeraldas. —Estás colmando mi paciencia. Entiéndelo de una vez, tengo derecho a hacer lo que quiera contigo.
El tono de voz masculino no era fuerte, tampoco era dulce, se mantuvo en el equilibrio perfecto. Neutro. No opinaba, ni ordenaba, más bien; informaba. Mensaje que la fémina dominaba, pero no por eso estaba dispuesta a aceptarlo. Las rosadas cejas de la mujer se fruncieron, su tono chillón e histérico estalló contra la cara del mayor.
—¡Ni lo sueñes! ¡No pienso! —Negó. El forcejeo fue más intenso por parte de ella. —¡No quiero! ¡No te haré ningún favor sexual!
Y pasó algo impredecible. Sasuke comenzó a reír.
La joven, extrañada por la reacción, enarcó una ceja, estupefacta. No lo había oído reír así antes, mas los segundos pasaban, y la molesta risa del individuo culminó con su paciencia.
—¡¿De qué te ríes?!
Sasuke, en medio de su diversión, se había alejado, dándole la espalda. El grito lo trajo de vuelta a la situación, así que volteó para encarar a la chica y confesarle, finalmente, el motivo de su diversión.
—¿Por qué te obligaría a acostarte conmigo?
—No es... —Parpadeó, confundida. —¿No es eso lo que tratabas de decir?
—No. —Se acercó, escasos centímetros, sin tocarla. Solo la miraba. —¿Por qué crees que te obligaría? Si tú también lo deseas.
El pálido rostro femenino enrojeció. No se supo si de cólera o de vergüenza, sus pequeños puños se apretaron, igualmente lo hicieron sus labios. Si una suberu se atrevía a gritarte a su amo, era probable que le arrancaran la lengua. Es por ese detalle, que la relación de Sasuke y Sakura era diferente. Ella no le temía, y él no buscaba aterrarla, solo molestarla.
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✧ Cadenas de cristal. 「𝑆𝑎𝑠𝑢𝑠𝑎𝑘𝑢」
FanfictionEn el mundo Shinobi, las mujeres no son más que objetos caros para hacer felices a los hombres. Las muñecas esperan en vitrina hasta que un comprador se las lleva de la juguetería. Todo hombre, por derecho, puede tener a su esclava para hacer con el...