✧ Cadenas de cristal. 「𝑆𝑎𝑠𝑢𝑠𝑎𝑘𝑢」

Sensaciones mezcladas.

Su esfuerzo había dado frutos. Sakura ya se había hecho la idea de que le pertenecía a alguien, y, precisamente, ¿para qué iniciar guerras sin sentidos cuando él no la atacaba? Era raro cuando le pedía algo, era independiente y siempre se las arreglaba solo, pero a veces, el agotamiento de los entrenamientos lo obligaba a que se dejara consentir. La rosada flor no tenía quejas, intentaba atenderlo en las tareas domésticas, él le daba su espacio y ella no invadía el suyo, era el equilibrio perfecto.

—¡Sakura-chan! ¿No está el teme por aquí?

—Naruto-san. —Volteó. Descolgaba la ropa cuando escuchó la pregunta del rubio hijo del Hokage y mejor amigo de Sasuke. Le parecía un hombre agradable (Como pocos lo hacían), a pesar de que lo hubiera visto en contadas ocasiones. Sonrió, meneando su cabeza.

 —No, se ha ido muy temprano por la mañana.

—¡Ah! Está bien, iré a buscarlo. ¡Nos vemos, Sakura-chan!

—¡Nos vemos!

Con el cesto de ropa, subió hasta el cuarto de Sasuke. Sobre la cama, estaba doblando las prendas cuando el aroma de ese hombre invadió su pequeña nariz. Recordó esa primera noche, en donde en esa misma cama se durmió. Recordó ese comentario último hecho por él, y si bien, la había hecho sentir humillada, pronto la alivió, pues tenía la certeza de que él no la deseaba. Rememoró como la noche anterior, bebieron juntos el té. No pudo negar que fue agradable, la plática no fue tan extensa, ella le pidió que le comentara algunas cosas acerca de la vida ninja, y él lo hizo, hablándole especialmente de las habilidades del clan. Todo le pareció tan curioso y fascinante, y aún recordaba que, por causa de su emoción sin disimulo, el Uchiha rió. Pensando en eso, y retomando el recuerdo de la primera vez, una pequeña punzada atacó al pensar que era muy probable que a Sasuke no le pareciera atractiva. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que cuando alguien abrió la puerta, se sobresaltó, asustada, como si la hubieran encontrado en alguna locura.

Sasuke alzó una ceja, divertido por la reacción de la chica.

—¿Todo bien?

—¡S-sí! Solo... me distraje un poco. —Avergonzada, se rascó la mejilla.

Cuando terminó de doblar la ropa, fue hasta el armario y fue ordenando las prendas. Había una cosa que odiaba de eso, y era que las camisetas iban en el último lugar, ¡pero era demasiado alto para ella! Disimuladamente, Sasuke rodó los ojos con diversión cuando la vio tratando de alzarse de puntillas inútilmente. Decidió ayudarla. Acercándose a ella, se ubicó detrás. Por impulso, una de sus manos terminó sobre la estrecha cintura femenina, al tiempo que la otra, fue a auxiliar a la de Sakura que seguía en el aire intentando guardar la ropa.

La mujer tragó saliva con dificultad. Sentía su tacto inmóvil sobre el cuerpo, la respiración pausada acariciándole la oreja... Moverse sería peor; si retrocedía un paso, sus glúteos quedarían contra la pelvis del más alto. Su boca tembló, sus pómulos se pintaron de un intenso carmín. El Uchiha se embriagó con el dulce aroma que desprendía la larga cabellera, un olor tan característico y difícil de olvidar. Supo que estaba en problemas, porque lo único que deseaba, era obtener más de ella. Quería ir bajando su mano y acariciar ese par de blancos muslos que su corta falda enseñaba. O subir, y acariciar esos pequeños pechos que tenía la certeza, podría apretar perfectamente entre sus manos. ¿Serían igual de suaves que ella? Una punzada atacó su entrepierna, entendió que si no quería una erección, debería separarse de esa peligrosa tentación. Lo hizo luego de guardar la ropa sin complicaciones, y, deshaciéndose del origen del problema, se distanció, aunque fue lento en esta tarea.

Sakura pudo volver a respirar cuando se alejó. Unas cosquillas brincaban por su estómago, ¿qué sería eso? Estaba aterrada, porque se sintió tan nerviosa al tenerlo cerca, y lo más preocupante, es que... ella no quería que él se alejara. Se golpeó mentalmente por pensar eso, y poco después, cuando él iba a salir, ella suavemente lo llamó.