La cálida mañana abrió sus puertas a los nuevos invitados ese día. Sakura realizó una reverencia cuando él llegó:
Madara Uchiha.
Hombre alto, de cabello negro hasta su cintura y un flequillo que cubría su ojo derecho completamente. Se veía relativamente joven, y, también, relativamente temible.
Era un hombre que iba y venía de la aldea, siendo esa la razón principal del porqué no batalló por el puesto de líder del clan Uchiha. Esa mañana, venía junto a Obito, y detrás de ellos, una mujer de baja estatura y tanto cabello como ojos marrones. A la pelirrosa le causaron curiosidad las marcas rectangulares y púrpuras que tenía a cada lado del rostro. Pronto descubrió su identidad. Se llamaba Rin, y, al igual que ella, era una suberu.
—La impuntualidad no es algo que te caracterice, primo. —Saludó Fugaku, cruzado de brazos, con una ladina curva en la boca, algo poco perceptible.
—Los defectos de Obito son contagiosos. —Se defendió el Uchiha de larga cabellera, repasando con la mirada a los miembros de la casa. Saludó a cada uno de ellos, exceptuando a dos personas: Izumi y Sakura, a quienes solamente miró de manera altiva. Eran simples esclavas, no merecían siquiera un saludo, a su juicio. Sin embargo, algo no pasó desapercibido para Sakura, y fue la mirada rijosa que posó en ella cuando todos avanzaron por el pasillo.
..
.
—Tal vez sean ideas mías... —Pensó la muchacha esa tarde cuando terminaba de lavar los platos. Justo antes de comenzar a secarlos, Madara apareció en la cocina. En silencio, ubicando su mirada penetrante sobre ella, exigió un vaso de agua.
—¿Cuál es tu habitación? —Le preguntó a la fémina, quien, nerviosa, apretó un paño entre las manos luego de entregar lo pedido.
—¿Mi habitación...? —Confundida, parpadeó. Estaban a una distancia breve, ella lo miró con curiosidad. —¿Ha sucedido algo?
—No, tranquila. —Estiró su comisura en una sonrisa, dejando el vaso sobre el lavaplatos.
—Te haré una visita más tarde.Y se fue, dejando a una preocupada Sakura mirando un punto inexistente en la habitación.
.
.
.
—¿Cuánto tiempo más vas a tardarte? ¡No tenemos toda la noche para esperarte, teme!
El grito de Naruto hizo que Sakura se levantara del sofá. Estaba leyendo, o al menos intentándolo. La presencia de Madara en la casa no lograba brindarle un minuto de paz, menos su mente que no descansaba con ideas aterradoras que ella misma creaba.
Alzó la mirada, y vio a Sasuke farfullarle algo al rubio. El hombre de ojos azules salió de la casa para reunirse con los demás: Suigetsu y Karin. Respecto a la pareja... seguía avergonzada por su comportamiento hacia la pelirroja, ella siempre había sido dulce, pero tenía una relación cercana con el azabache desde hace años. Sakura pensó que actuó injustamente con ella cuando prestó más atención a la mirada amigable que siempre le obsequiaba cuando la veía. Eso hizo a la pelirrosa dejar atrás ese percance.
Observó atentamente al pelinegro ponerse una oscura chaqueta, miró su perfil tranquilo mientras se acomodaba el cuello de la prenda, y cuando él dio el primer paso para abandonar la casa, la alerta de sobrevivencia de la muchacha se activó.
No se sentía segura con la ausencia de Sasuke, menos cuando el enemigo rondaba en casa.
De un brinco se levantó del sofá, reaccionando cuando esos ojos oscuros se posaron en ella, seguramente para despedirse.
ESTÁS LEYENDO
✧ Cadenas de cristal. 「𝑆𝑎𝑠𝑢𝑠𝑎𝑘𝑢」
FanfictionEn el mundo Shinobi, las mujeres no son más que objetos caros para hacer felices a los hombres. Las muñecas esperan en vitrina hasta que un comprador se las lleva de la juguetería. Todo hombre, por derecho, puede tener a su esclava para hacer con el...