C A P í T U L O 1

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-Ichiji.

-Sí, padre.

-Niji.

-Sí, padre.

-Sanji. -Todos guardaron silencio.

-Yonji.

-Sí, padre.

-Y por último Reiju.

-Sí, padre.

-Muy bien. ¿Reportes?

-Lo he visto. Trabaja en un bar llamado "New World" en una calle llamada "9". Trabaja con un hombre que tiene solo una pierna, y se trenza en bigote. - dijo alardeando Yonji.

-Va a la universidad "Grand Line". Estudia gastronomía y piensa empezar leyes. Su círculo de amigos está compuesto por Monkey D. luffy, Nami, Nico Robin, Cyborg Franky, Soul King...

-¿El cantante? - preguntó Niji. El peliverde le lanzó una mirada asesina por interrumpirle y continuó.

-Sí, Niji. El cantante. Trafalgar D. Water Law, Rebecca, Nefertari Vivi y su pareja, Roronoa Zoro.

-Buen trabajo. ¿Alguien más? - Judge miró a su hija. Tan bonita. Poseía una mirada de azul hielo. La mirabas y te congelabas. Su belleza era poética, capaz de volver a cualquiera loco por ella. Reiju sopló un mechón para quitárselo de su cara y simplemente dijo.

-Estará en una fiesta este sábado.

-Bien, Reiju. Buen trabajo. - Inquisitivamente señaló al que faltaba de sus hijos. El pelirrojo, ahora despeinado por acabar de levantarse. Pero realmente siempre despeinado, por lo difícil de peinarse. Él le miró como un robot mira a su amo.

-No tengo nada.

-Bueno, no pasa nada. Siempre traes algo así que... Pero espero más de ti, Ichiji. - el pelirrojo asintió con desgana.

-Bueno, ¿Quién quiere ir a por Sanji a la fiesta?

***

Lunes. Asqueroso lunes. Para otros, simplemente lunes. Nada de especial, solo un día más. Pero en sus entrañas todo el mundo lo odia, por dar paso a una temporada de cinco días de trabajo seguido.
Ichiji no odiaba al lunes. Lo aborrecía. Salió de su casa. Un golpe de sol le azotó en la cara, pero no le importó. Había estado lloviendo toda la semana anterior, y eso era realmente lo que le gustaba. Simplemente quería cambiar de aires. Solo de aires.

Llevaba un tiempo que estaba ausente. Solo podía pensar en él. Era un monstruo. Era escalofriante, igual media más de dos metros. Ichiji no era de baja estatura, no. Pero comparado con él, hasta el más aterrador de los monstruos se sentiría intimidado.

Cuando salió se arrepintió de todo, por décima vez. Se sentía humillado, la cara le dolía tras recordar el golpe y se arrepentía de no aceptar el dinero de su padre para "hacerse el mayor", como lo llamaba Yonji.

Yonji. Sanji. Reiju. Niji. Ichiji. Su padre no se esforzó mucho pensando los nombres. Judge quiere que sus hijos sean militares. Quiere convertirlos en máquinas de matar, tal vez de la apariencia del sujeto que tanto interesaba al pelirrojo. Pero cada uno había obtenido sus propias ambiciones, que en secreto practicaban y odiaban a su padre por eso, por obligarlos a mantenerlo en las cuatro paredes de sus habitaciones.

Solo uno de ellos no tenía nada claro.

Yonji, fuerte, con un cuerpo merecedor de cualquier trofeo, amaba el deporte.

Reiju, con sus delicadas piernas y su delgada cintura, quería algo, cualquier cosa que la relacionara con el baile o el modelaje.

Niji, con su sonrisa traviesa y sus rápidos pulgares solo quería tecnología y videojuegos.

De nombre, Katakuri [KataIchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora