C A P í T U L O 7

522 47 15
                                    

Se levantó tarde, como siempre.

Pero esta vez era demasiado tarde.

-Mierda... -miró a su lado y ahí estaba de nuevo, ese enorme monstruo dormido, abrazando una almohada.

Querría ser esa almohada.

Se levantó con cuidado de no despertarle y se vistió.

-Hmm... ¿Ichiji? -susurró somnoliento.

-¿Quién sino? -el pelirrojo no podía ni mirarle a la cara cuando el mayor extendió la mano y le acarició el brazo.

-Cualquiera. Aquí vive mucha gente.

-Sí, pero no en mi cuarto.

-Cierto. -Katakuri aprovechó ese momento para agarrar su brazo y tirarle sobre él. Ichiji se puso casi del color de su pelo y apartó la mirada. -Me gustan tus ojos... Son bonitos.

-Fíjate qué cosa, los tuyos son raros. Son rojos.

-En honor a tu pelo y a tu cara ahora mismo. -Ichiji apartó la mirada. Katakuri se acercó un poco a su cara, sonriendo. El pelirrojo estornudó falsamente.

-Ehh... Tengo frío.

-Espera un momento, pues. -el mayor se levantó corriendo de la cama y cerró la ventana. Se acercó otra vez a donde estaba Ichiji, esta vez más despacio. Se puso a gatas en el mueble y comenzó a ir hacia el pelirrojo, que lo miraba atónito. Escucharon abrirse la puerta, y acto seguido cerrarse.

A Katakuri no le preocupó. Continuó acercándose, y cuando llegó hasta él, recorrió toda su cara con la nariz. Ichiji, sentado en posición de indio, solo pudo cerrar los ojos y suspirar por su cercanía.

El mayor puso los labios en el hombro desnudo de Ichiji, que se sobresaltó.

-Shh... -Subió a su cara y le miró por un buen rato. Ninguno decía nada. Katakuri miraba sus labios, esperando negación o afirmación por parte del menor, pero no recibía nada. Cuando estuvo por acercarse él, Ichiji bajó la cabeza, haciendo que el mayor besara su frente.

-Charlotte... No creo que...

-Vale, tranquilo. -se levantó. Le lanzó al menor una camiseta roja que había tirada por el suelo, se puso la suya, y abrió la puerta. -Tengo que irme a trabajar. -le dijo, y se fue.

Ichiji ahora se sentía solo. Se había acostumbrado a la presencia del mayor. El día anterior lo habían pasado entero charlando sobre ellos encima de esa misma cama, para conocerse mejor. Katakuri no se había vuelto a lanzar, cosa que agradecía el pelirrojo.

-Joder... -él también se levantó. Bajó al comedor, pues era ya mediodía. Ahí estaba Sanji, prendiendo un cigarrillo, mientras todos esperaban sus palabras. A Ichiji no le interesaba mucho el tema, así que sacó su móvil y se puso a indagar, mientras el desastre estaba a su alrededor, de nuevo.

***

Me estoy meando.
Despierta, Niji. Tienes que mear. O sino te mearás encima, y no es plan que las sirvientas sepan eso o te perderán todo el respeto.
Sirvientas, entre ellas Cosette.

Despierta, Niji.

Tras esa conversación con su posible subconsciente, despertó. Igual nunca pensó eso y solo quería sentir que tenía poderes o algo así, pero el caso es que lo hizo. Fue corriendo al baño, hizo sus necesidades y volvió a la cama. Se tumbó mirando al techo.

Le dolía la cabeza.

-Beber sin Ichiji no es tan divertido... -esas palabras les sonaba haberlas dicho ya, así que miró a los lados por alguna extraña razón. Lo primero que detectó fue que el pestillo no estaba echado. Era raro, él siempre lo ponía. Y solo se podía poner desde dentro. ¿Habría entrado alguien?

De nombre, Katakuri [KataIchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora