TORNEO XIV

2.9K 195 55
                                    

Ash se encontraba derrumbado en el piso, tras haber lanzado todo lo que tenía a su alcance. Él sabía que su prima tenía razón pero se negaba a aceptarlo.

- ¡Ahhh! ¡Maldición! - Grito Ash completamente desahuciado. - Lo peor es que no puedo salir de aquí, tengo que permanecer encerrado en la habitación como un maldito perro. - Agrego mientras se ponía en pie y caminaba a la puerta, para dar con la sorpresa de que está se encontraba abierta. - ¡Oh vaya! Esta abierta, supongo que eso significa que si salgo no hay ningún problema.

Ash tomo una sudadera con capucha, se colocó su gorra habitual, para después salir de su habitación, quería desahogarse, por que llorar y gritar no había sido suficiente para él.
Una vez en el pasillo, pensó en tomar el ascensor, pero recordando las palabras de Diana, existía la posibilidad de encontrala en la recepción, por lo que optó en usar las escaleras de servicio.

"Es tonto salir de esta forma" - Pensó Ash. - "Ellos no tienen autoridad para obligarme a estar encerrado en mi habitación."

Continúo reprochando hasta llegar a la puerta de la planta baja, con cierta duda tomo la perilla y giro de esta, pues el no quería encontrarse con Diana ni nadie que le pudiera reprochar el echo de encontrarse fuera de su habitación.
Tras abrir la puerta, asomó su cabeza para mirar si alguien se encontraba cerca, y al percatarse que no había nadie conocido en la planta baja salió de aquella puerta y camino hacia la salida, la recepcionista se despidió de el mientras salía del hotel, por alguna razón al salir del edificio, levanto la mirada percatandose de que solo quedaban unos minutos de luz, pues pronto anochecería.

- Menos mal salí con una sudadera. - Dijo para si mismo el azabache mientras se quitaba su gorra pues no sería necesaria con la ausencia del sol. - ¿Qué debería de hacer ahora? - Agrego mientras veía a la gente pasar.

Sin un destino claro, emprendió su caminata, dirigió su mano izquierda a la bolsa delantera de su pantalón para confirmar que llevaba su cartera y con su mano derecha iba dando de vueltas a su gorra. Decenas de personas pasaron a lado suyo, pero este paso desapercibido, no le sorprendía pues no era una figura reconocida en Kalos.
En su andar se topo con unos pequeños campos de batalla donde observó a un par de niños combatir entre ellos, los analizó e incluso trataba de predecir el movimiento siguiente que realizaría cada uno de ellos, acertando en la mayor.

- ¿Usted es entrenador? - Pregunto una niña de cabello rubio, ojos claros y una tez blanca.

- Si, así es pequeña - Respondió el azabache mientras se ponía en cunclillas para quedar a la altura de la niña. 

- Mi mamá también es entrenadora, ella tiene pokemons muy fuertes. - Respondió la menor mientras ponía sus manos en su cintura.

- ¿Enserio? Debe de ser una gran entrenadora tu mamá si hablas así de ella. - Respondió el azabache con tono de admiración. - Por cierto, ¿Dónde está tu mamá? - Agrego mientras con la mirada buscaba.

- No se. - Respondió la pequeña con un tono triste mientras sus ojos se ponían llorosos. - Estaba jugando con ella en el parque, pero ví a un pokemon que jamás había visto y empecé a seguirlo, hasta que llegue aquí. - Agrego la pequeña al borde del llanto mientras llevaba sus manos a sus ojos y se los frotaba para ocultar sus lágrimas.

- El parque donde estabas ¿Esta lejos de aquí? - Pregunto el azabache

- No, pero no sé por dónde este. - Respondió la pequeña rubia mientras continuaba frotándose sus ojos.

- Ya veo. - Comento Ash mientras dejaba salir un suspiro. - Vayamos a buscar a tu mamá, debe de estar preocupada por ti, ¿No lo crees?  - Agrego mientras le dedicaba una sonrisa a la pequeña y colocaba su mano en el hombro de la rubia, quien sin aviso alguno se lanzó a los brazos del entrenador quien no hizo más que apapachar a la niña para acto seguido ponerse en pie y tomar la mano de la niña.

Ash se sentía extraño, pues era claro que no tenía relación alguna con la niña pero no podía dejarla sola separada de su madre, pero el era consciente de las posibles consecuencias que sus acciones le atraerían, un ejemplo de estas era la posibilidad de que la mamá de la niña le gritara o pensará que él había tratado de llevarse a su hija, pero pues haría su acción del día.
El recordaba a pequeños rasgos el mapa de la liga de Kalos, así que creía saber la ruta que debían de seguir para llegar al parque del que había hablado la pequeña.

Pasaron alrededor de veinte minutos y llegó al que él creía era el parque del que había hablado la niña, con su mirada trato de buscar, pero solo se encontraba con familias jugando y niños escondiéndose de otro que contaba recargado en un árbol.

- ¿Alcanzas a ver a tu mamá? - Pregunto Ash mientras dirigía su vista a la pequeña, quien solo se limitó a negar con la cabeza. - Caminemos dentro del parque tal vez, logremos verla. - Agrego Ash.
Tras caminar unos cuantos minutos, Ash decidió sentarse en una banca pues creía que la pequeña tras haber caminado tanto se encontraría cansada.

- Ella es mi mamá. - Dijo la pequeña mientras señalaba a una señora que se encontraba platicando a unos metros de ellos.

"Vaya, apuesto a que no se a de haber dado cuenta de que su hija no estaba." - Pensó Ash
- Vamos entonces. - Respondió Ash mientras veía como la pequeña se levantaba de la banca y empezaba a correr hacia la dirección de la susodicha. - Bueno lo mejor será quedarme aquí y evitar un malentendido.

- ¿Ash? - Pregunto una fémina a espalda suya.

Tu cambiaste mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora