Capítulo XVI: La llamada

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Narra Alexa:

YO: ¡No puede ser!- Dije indignada mirando a la pantalla mientras los brazos de Marco rodeaba mi cintura, estando recostada sobre él en su sofá. - No puede acabar así. -Seguí hablando, tras haber visto un aburrido musical que no me gustó bastante. No soy de musicales, pero he de reconocer que La la land tiene un final no tan cliché como esperaba y me indignó que acabará de esa forma.

- ¿No era que te estaba aburriendo?- preguntó con una sonrisa.

- Y es aburrida pero no pueden acabar de ese modo. -Rodé los ojos indignada.

- No todos los finales son felices preciosa. -Me miró, y algo dentro de mí me dijo que el nuestro sería aún más trágico que el que acabamos de ver.

- De sobra lo sé, y por eso la gente ven películas que le hagan soñar. Pero esta más bien te destruye la ilusión. -Hice un puchero, mientras él recogía un mechón de pelo tras mi oreja divertido.

- Deberíamos irnos a dormir ya, es tarde. -siguió acariciando mi pelo, podría quedarme aquí, nunca había sentido tanto un lugar de pertenencia como en sus brazos.

- Una peli más porfi, ¡una de miedo!- Tras un rato insistiendo conseguí lo que quería, puse Expediente Warren. Pero al cabo de un rato ya nos quedamos dormidos.


La puerta no paraba de sonar, mientras una mujer agarrada junto a su hija se refugiaba en una esquina.
Deseando que la puerta no se abriera, había echado la llave temblando.
Y colocado una mesa dificultando la entrada.
Pero la puerta crujía violentamente, junto sus manos temblorosas, tratando de sujetar a su hija.
Supo enseguida a que ya era tarde, que iba a entrar .
Metió a su pequeña en la cama y justo cuando estaba por echarla llave para que no entrase en esa habitación.
La puerta  de entrada, dio su último crujido.

Me desperté temblando, por suerte Marco no me pudo notar. Me zafé de su agarre con cuidado y salí de allí a dar una vuelta.


Narra Marco:

Escuché el ruido de la cafetera, tenía los músculos adormecidos.
Traté de estirarme cuando mi pierna derecha se cayó golpeando el suelo.
Entonces abrí los ojos encontrándome en el sofá de mi casa.
Seguí el sonido de la cafetera, hasta llegar a la cocina donde se encontraba una preciosa Yara con el pelo revuelto.

-Buenos días. -Me tendió una taza de café, mientras ella se llevaba a la boca la suya.

- Buenas. -la iba a coger justo cuando me sonó el teléfono.- ¿Si dígame?- Pregunté cogiéndolo.

- Hay un hombre que asegura que la asesina del antifaz a secuestrado a su mujer y a su hija.

- ¿Qué?!- Pregunté alejándome un poco. No podía ser, se está riendo de nosotros. Colgué.- Debo irme. - Dije a Yara mientras cogía mi chaqueta.

- ¿Tan rápido teniente? No sabía que era de esos que se van de su propia casa tras dormida con una chica para echarla. - Dijo con un toque burlón al que respondí con una sonrisa.

- Te compensaré. -Salí de allí.

El Antifaz [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora