Narra Alexa:
La música acompañada de gritos, chirriantes vasos arrastrados por la barra, los deslumbrantes focos y en el centro de ese caos me encontraba yo.
Pisando con seguridad y arrogancia el escenario que temblaba a mi paso con mis tacones y el antifaz que adornaba mi rostro dejándome parecer misteriosa.
Mis movimientos se moldeaban a ritmo de la música y todo pasaba a un segundo plano. Como si solo fuéramos la música y yo.
Por desgracia todo se acaba cuando se para la música, y eso ocurrió. De pronto "bajé a la tierra" y junto a la música mi burbuja se rompió dejándome indefensa al ambiente. Aunque los aplausos reconfortadores seguían aumentando mi autoestima.
- Bien hecho, como siempre. - Susurró Íñigo cuando llegué a su lado.
- Gracias -sonreí y fui a cambiarme por mi chaqueta de cuero negra y mis pantalones encerados a juego.
- Vayamonos. -Dijé una vez salí. Nos encaminamos hacia su moto y como siempre fuimos a nuestro puente para terminar de decorarlo y colarnos luego en la parte más alta del mirador. Donde mejor se veía la ciudad.
En efecto me subí a la moto aunque esta vez yo iba detrás de él y cumplimos nuestro propósito. Llegaron las 23:50, ansiosos esperamos a que el señor de la limpieza fuera a tirar la basura, para así poder colarnos.
Llegó el momento, y corrimos apresurados hasta la parte superior para poder subirnos a la terraza.
Pero al llegar nos encontramos con la jefa del edificio quien enseguida llamó a la policía. Eso no nos había pasado antes. Aunque temía más por mi amigo que por mí, a mis padres no les importaba demasiado mi vida así que tampoco me iban a decir nada.
Apareció de pronto el chico de la última vez aunque tenía los ojos cansados con dos pequeñas bolsas azules debajo de esas esmeraldas verdes.
- Esto es allanamiento de propiedad privada ¿lo sabéis? - Respondió sin mucho interés y escribiendo algo en un folio.
- Fue mi culpa, lo obligué a subir diciéndole que mi casa estaba aquí. Ya sabe quería hacer novillos. -Traté de hacer que no involucraran a Íñigo.
- Están ambos retenidos.
- Oh venga ya, ¿es que usted nunca ha querido impresionar a su chica?- Y al no ver ningún cambio en su actitud no pude evitar añadir.- Ah bueno es que estás demasiado amargado como para tener novia.
Se limitó a mirarme de forma severa.
- Usted -dijo a mi amigo- Puede irse. - Luego dirigió su mirada en mí.- Vamos a comisaría. -Sentenció, Íñigo me miró tratando de decirme que no lo hiciera. Pero le aparté la mirada y dejé que el policía me pusiera las esposas, llevando mis manos a mi espalda.
- Wow ¿en serio? Tan peligrosa soy para que me pongan esposas.- Reí divertida, cosa que al parecer molestó al teniente. - Siempre quise que me pusieran una de estas, ya sabe en los trucos de magia se utilizan mucho. Sería guay ver su cara al poder quitármelas sola ¿No cree? -Le guiñe el ojo, caminando hacia delante.
- Baja a la realidad querida. No voy a dejar que te escapes.
-Me siento malvada.- Al llegar al coche me subí al capó poniendo las manos unidas en él y pegando un pequeño brinco.
- Bájate del coche.
- ¿Y si no lo hago? ¿Me multará también por eso? -Me mordí el labio aguantando una risa que amenazaba con salir. Pero acabe bajándome y subiendo al asiento del copiloto.
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El Antifaz [TERMINADA]
Romance¿Qué sentirías si al despertarte por la mañana encontraras las cosas de una manera en la que no la dejaste? ¿Y si hallas tu cuerpo vestido con ropas que no se adecuan a las que te pondrías según tu personalidad? ¿Y si además no recuerdas lo que suc...