🌹 Capítulo 9.

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Creí que no iba a poder subirlo alv :'v

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Castiel sabía que había cosas extraordinarias, un mes en el castillo ya era ilógico no creerlo, pero lo que tenía en frente...eso sin duda no era algo extraordinario, era algo terrorífico, era la muestra de que no todo era hermoso en el mundo. Los colmillos eran demasiado filosos y aquel rostro sólo lo había encontrado en sus pesadillas, él lo sabía.

Dio un paso hacia atrás, temiendo que aquellas grandes garras se cerraran entorno a su garganta, lo que lo hizo tropezar con sus propios pies hasta caer de sentón al suelo, sintiéndose aún más diminuto por aquel ser que se alzaba sobre con esa mirada llena de furia y esas zarpas que se curvaban al final de sus manos en una muda amenaza de destriparlo como en los libros de terror.

—Te dije que nunca vinieras aquí—rugió aquel ser mientras daba un paso al frente.

Castiel tragó porque escuchó esa voz, mitad gruñido mitad reclamo, demasiado familiar y supo de quién se trataba. Todo aquel tiempo ese había sido la apariencia del amo, de Dean. Se mantuvo a las sombras un mes y ahora se alzaba sobre él dictaminando que había sido su fin, que ya había terminado su condena y era hora del juicio.

—Yo...no...no creí, yo no...—tartamudeó Castiel sin saber muy bien qué intentaba explicar.

Comenzó a recorrerse de espaldas por aquel suelo, temiendo de aquel monstruoso ser que se alzaba sobre él con los dientes reluciendo en la oscuridad y los ojos refulgentes de ira. Escuchó cómo las garras de sus patas, sobre las que caminaba, comenzaban a arañar el suelo en su dirección y quiso huir, darse la vuelta y correr despavorido pero el pánico lo había inmovilizado, haciendo que pareciera un pequeño conejo paralizado ante el cañón de un cazador, jamás se había sentido tan indefenso, él que siempre permaneció en una jaula de oro, ante las fauces del león que no tardaría en devorarlo.

Incluso creyó que aquella descripción, la del león, era demasiado acertada puesto que no podía ser otra cosa, ¿un oso tal vez? ¿Un lobo demasiado grande? ¿Qué era? Necesitaba saberlo, necesitaba saber antes de morir ante él, antes de que pereciera merecía saberlo, saber qué terminó con su vida.

— ¡Pudiste matarme!—el grito de aquel animal hizo vibrar las ventanas y a todo el castillo—FUERA, LÁRGATE ANTES DE QUE TE MATE.

Castiel sintió que su corazón se detenía cuando aquel ser dio un zarpazo cerca de donde él se encontraba en el suelo. Supuso que eso fue lo que hizo reaccionar a su cuerpo pues la amenaza iba en serio. Castiel no sabría decir de dónde sacó la fuerza necesaria para levantarse del suelo, dar media vuelta y echarse a correr. Sus pantuflas resbalaban por aquel suelo pero parecía no tener límite, corría por aquel tenebroso pasillo sin mirar atrás, temiendo ser alcanzado en cualquier momento.

Algo dentro de Castiel le hizo ver que no podía seguir en aquel castillo, no podía ni aunque lo intentara, no con aquel ser durmiendo en el pasillo al otro lado de su habitación. Sus pies se dirigieron a las escaleras y comenzó a bajarlas de tres en tres con temor de torcerse un tobillo pero él no podía seguir allí, el miedo que sentía en su estómago era tan crudo, tan mortífero, hacía que su corazón se acelerara sosteniendo una nota alta que hacía la sangre rugir en sus oídos como el monstruo en aquella alcoba, temía que su salud pudiera sufrir un paro cardiaco y no se culparía de que así fuera, después de todo estuvo cara a cara con algo sacado del infierno, merecía sufrir un infarto después de eso pero primero pondría una distancia de kilómetros entre él y aquel animal, eso era lo primordial.

Logró llegar al recibidor, donde pudo ver a Gabriel siendo abrazado por Sam. Al verlo correr como alma que lleva el diablo se miraron alarmados un par de segundos antes de concentrarse en Castiel, que sólo atinó a tomar una capa que colgaba por allí, echársela por los hombros y abrir las puertas, siendo recibido por la ventisca helada que hacía en el recibidor.

El Ángel y La Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora