🌹 Capítulo 4

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Michael pasaba a conciencia un cepillo por el cabello de Castiel, deshaciendo cada nudo mientras su hermanito se encontraba sentado frente a él concentrado en la historia que leía. Era el tercer libro que leía desde que su padre se había ido a checar lo de la mercancía, le sorprendía la cantidad de libros que Castiel podía devorar sin más cuando no había mucho que hacer. De los tres, Castiel era el único que mantenía el cabello largo, lo suficiente para hacerle una coleta, Michael no entendía por qué Chuck no se lo cortaba como a ellos pero debía admitir que a su hermanito le sentaba.

Ambos hermanos se encontraban concentrados en lo que hacían esperando a que Lucifer, o su padre, apareciera en la puerta. Lucifer se había ido hace horas al pueblo, Michael sabía que a beber, pero decidió decirle al menor que sólo había salido a hacer unos mandados. Si Lucifer no llegaba pronto él tendría que ir a buscarlo y cargar con su hermano de metro con noventa en estado de ebriedad no era como quería pasar la noche.

—No lo entiendo—susurró Castiel cerrando el libro, distrayendo a Michael de sus pensamientos— ¿Qué propósito hay con que ambos mueran?—Michael sonrió mientras terminaba de desenredarle el cabello y lo sujetaba en una coleta.

—No puedes esperar a que yo entienda Romeo y Julieta, Castiel. No es de mis libros favoritos—terminó de sujetar el cabello de su hermano y luego colocó un beso en su coronilla—Voy a matar a Lucifer.

—Eso no entra en "cuidarnos", Michael—habló confundido el menor mientras miraba a su hermano levantarse—Lucifer dijo que no tardaría. Tal vez los mandados lo entretuvieron más.

Michael miró los ojos inocentes de Castiel y negó con la cabeza. Sin duda tenerlo encerrado en su torre de marfil causaría consecuencias, ahora veía difícil lanzarlo al mundo exterior sin más. No entendía por qué su padre se esforzaba tanto en ocultarlo, en encerrarlo ajeno al exterior, nunca se preocupó tanto por Lucifer y él, ¿qué hacía a Castiel diferente? ¿El rostro tan bonito que se cargaba?

—A veces eres demasiado ingenuo, Castiel, lo cual es malo—se acercó al perchero, este sin vida, que tenían a un lado de la puerta y se colocó la cazadora—Iré a buscarlo, no le abras a nadie y...

—No me dejes solo, Michael—Castiel se levantó y miró a su hermano con cara de pocos amigos—Te acompañaré y así lo traeremos entre los dos...

—Lucifer está en el bar, Castiel—gruñó el mayor—Sabes que no puedo llevarte allá, papá me mataría.

—Nos matará si no vamos por Lucifer—Castiel se calzó las botas y tomó su abrigo—Puedo cuidarme, Michael. No deberías de preocuparte por mí demasiado...

Michael sabía que debía de preocuparse, Castiel era un niño descubriendo el mundo, llevarlo al bar del pueblo no era la idea más asombrosa de todas pero...pero poco podía hacer ante el pequeño testarudo que ya estaba abriendo la puerta. Así que lo dirigió al pequeño establo donde descansaba su caballo y el de Lucifer. Así sería más fácil cargar al mayor.

...

Castiel bajó del caballo de Michael y miró curioso aquel local del cual salían risas y olores realmente amargos, arrugó la nariz mientras amarraba a Hades junto con otros caballos y miró a su hermano dirigirse a la entrada del local, la cazadora le ondeaba con el viento helado. Apenas se acercó las pequeñas puertas se abrieron y Lucifer salió volando estrellándose con su hermano haciendo que ambos quedaran en el suelo.

Castiel se apresuró para auxiliarlos pero una mano demasiado grande lo apreso del cuello y lo sostuvo con fuerza cortándole el aliento.

Varios hombres salieron detrás del atacante de Castiel y se apresuraron a levantar a Lucifer sólo para sostenerlo y comenzar a golpearlo. Michael intentó intervenir pero otros también lo sostuvieron y obligaron a mirar en cómo el mayor de sus hermanos era golpeado y el menor estaba perdiendo el aire a manos de un experto cazador.

El Ángel y La Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora