🌹 Capítulo 12.

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Que sepan que ver El Jorobado de Notre Dame y Anastasia me hizo escribir acá c:

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El castillo que se había convertido el hogar de Castiel era enorme, el chico estaba completamente seguro de que a pesar de tener que vivir allí para siempre nunca conocería todas las habitaciones que se encontraban allí.

Aquella era una hermosa mañana llena de colores y luz solar; los días pasaban extrañamente rápidos para Castiel en el castillo, era tanto lo que hacía disfrutando de ayudar a restaurar habitaciones destrozadas que pocas veces tenía tiempo para explorar por su propia cuenta; la primavera le daba un toque menos gótico a la construcción haciendo que se sintiera más cómodo. Claro que toda esa belleza que tenía en un principio había perdido su encanto cuando hace un par de semanas porque a pesar de tener un enorme espacio y poder ir a donde quisiera seguía encerrado.

Había pasado el cumpleaños de Michael, Cass estaba seguro que había sido la semana pasada, lo que significaba que pronto sería el de su padre y después el suyo. Castiel habría querido hornearle un pastel de chocolate, ése era el favorito de su hermano. Habría querido abrazarlo y decirle que lo quería y le agradecía por todo lo que hacía por él pero apenas le mencionó a Dean la posibilidad de ir y visitar a su familia el amo del castillo había montado en cólera amenazando con encerrarlo de vuelta en las mazmorras.

Aquel día caluroso y hermoso Castiel vagaba por los pasillos del palacio sosteniendo con fuerza el bonito cuaderno que Dean le había obsequiado hace meses. Dean no le hablaba, le gruñía apenas se le acercaba pero, eso sí, estaba obligado a leerle todos los días después de la cena. Desde que le había pedido la oportunidad de ir a visitar a su hermano en su cumpleaños Dean el comportamiento de Dean era el de...el de una auténtica bestia.

Castiel suspiró y llegó al pasillo de las estatuas escalofriantes concentrándose en la del ángel abrazado por un demonio. Siempre le había fascinado todo tipo de arte, su sueño desde que Lucifer le obsequió su primer cuaderno para dibujar era ir a Notre Dame y perderse en toda su estructura; había leído todo lo que podía sobre aquella catedral y había visto varias pinturas en los libros. Era tal la fascinación de Castiel por ella que se preguntaba si algún día sería capaz de ir a conocerla.

Alzó una mano y pasó los dedos por las alas del ángel mientras se preguntaba por qué alguien tendría algo tan monstruoso en su casa. En Paris él había visto su hogar decorado por pinturas de paisajes hermosos, flores y retratos de su familia. Ver el rostro del ángel tallado en mármol le hizo recordar la cálida sonrisa de su madre en tantos lienzos que no pudieron traer.

Cass suspiró y se sentó con precaución sobre el soporte de aquella estatua, la enorme losa de mármol que tenían bajo ellos era tan ancha que podía cruzar los pies con facilidad y colocar el cuaderno en sus piernas.

Castiel pasó los dedos por la pasta del cuaderno; era azul y tenía grabados dorados que creaban espirales asombrosos, Castiel nunca había visto algo tan bonito en sus manos; bueno, había recibido cosas hermosas de parte de su padre como ropas, zapatos, libros. Cass no se sentía una persona que nunca había tenido nada porque lo tuvo todo, hasta lo que no deseaba. Había tenido tanto pero no se sentía suficiente, su libertad era todo lo que quería.

Suspiró cerrando los ojos y apretó con fuerza el cuaderno en su pecho. Se acomodó a los pies del ángel y cerró los ojos imaginando un prado verde extenderse a sus pies mientras sentía la brisa del aire acariciarle la piel y revolverle el cabello. Eso era lo que quería. Libertad.

...

—Creo que estás siendo un poco cascarrabias—murmuró Sam mientras veía a su hermano echarse frente el fuego—Él sólo te preguntó...

El Ángel y La Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora