Barry Allen.

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Título: ¡Nada de Allen!
Advertencia: Barry es un adolescente aquí y hay una referencias suculentas.

§§§§§

_______ había empezado un nuevo semestre en otra escuela. Alejándose de Barry e Iris. Aunque, extrañamente, Barry se las arreglaba para verla todos los días.

A su madre eso no le gustaba. Decía que su hija se desconcentraba de sus tareas por culpa del chico.

Era casi cierto.

—Barry, prueba esto —la chica le dio de probar el helado que tenía en la mano.

—¿Qué es eso? —preguntó el chico luego de probar el helado con excéntrico sabor.

—Wasabi.

—Pero no... —Barry arrugó la cara y empezó a hiperventilarse —. ¡Ahhhhh, mi dengua! ¡No te días!

—Es que... Es muy divertido —la chica no pudo parar de reírse, hasta que llegaron a la puerta del edificio donde ella vivía y Barry pudo al fin calmarse.

—No vuelvas a darme esa cosa de nuevo —Barry vio el helado de la chica con repulsión.

—Chillona —_______ le dio una lamida a su helado.

—Loca.

—Imbécil.

—Estúpida.

—Cállate, perra.

—Zorra, más respeto —los chicos doblaron la esquina del pasillo de el departamento de la chica.

—¡_______ Harris!

—Cristo —ambos se detuvieron en medio del pasillo.

_______ le dio a Barry el helado de wasabi.

—Hola, mami.

—Ya no sé que hacer contigo.

—No estábamos haciendo nada malo —la chica se defendió.

—¡Estar respirando el mismo aire que él es algo malo! —la madre de la chica apuntó a Barry.

—¡Tengo sentimientos! —Barry se ofendió bastante.

—¡Cállate!

—Sí, señora... Lo siento.

—Voy a quitarte la computadora.

—La necesito para la escuela —la chica hizo una mueca.

—Entonces la televisión.

—No sirve.

La mujer estaba a punto de perder la paciencia, hasta que se le ocurrió una idea malévola.

—¡Entonces nada de Allen!

—¡¿Qué?! ¡¿Nada de Allen?! ¡¿Cómo que nada de Allen?!

—¡Cállate!

—Pero...

—¡Nada de peros! —la mujer vio a Barry con ojos furiosos, al igual que a su hija —¡Y tú entra! ¡Vamos! ¡Ya!

—Pero... ¡Barry, ayúdame!

La mujer empujó a su hija dentro del departamento, antes de cerrar la puerta de éste.

—¡Te sacaré de ahí! ¡Lo juró! —Barry se quedó en el medil del pasillo, con el helado de wasabi en la mano.

—Oye, muchacho, algunos intentamos ver telenovelas. Gracias —una señora se asomó desde la puerta de un departamento.

—Lo siento, señora —Barry se disculpó —. ¿Le gusta el helado de wasabi?

—No, gracias —la señora cerró la puerta del departamento, dejando a Barry solo de nuevo.

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