🌙1. Estancamiento racional

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Haejin

Otra tarde de tensión sexual con Kim Taehyung.

Me quería mentir, autoconvenciéndome de que era normal sentirme así por él, pero en el fondo sabía que ni siquiera era seguro para mi condición.

Pero yo no podía controlar mis sentimientos, y él tampoco.

No rompe el contacto visual mientras aguarda a que cruce el aparcamiento, recorriéndome de arriba a abajo varias veces en el proceso y haciendo que me sonroje por su descaro. Cuando mis zapatillas están a medio metro de las suyas sonrío nostálgica.

-Una semana -es el tiempo que ha estado desaparecido-, ni siquiera has aparecido por tu habitación.

-Hola a ti también, guapa -por el jugueteo de su lengua contra su mejilla parece que le entretiene la situación, pero sé que me ha echado de menos, me lo demuestra con sus ojos sinceros.

Me atrae a su pecho y me rodea durante una eternidad en la que respiro su olor impregnado en la camiseta. Anhelaba los abrazos en su tonificado pecho.

-No me volveré a ir tanto tiempo, sé que te cuesta vivir sin mí -se burla de mí y entierra su cara en mi pelo, y en realidad tiene razón. Se aparta tan rápido como se acerca, con una mueca de asco en su apuesto rostro.

-Caray Tae, que me he duchado esta mañana... -ruedo los ojos, y sus ojos se entrecierran a la vez que se cubre la nariz con la mano como si oliese a huevos podridos. Él y su olfato súper sensible...

-Apestas -espeta, mirándome serio.

-Pues mira, tengo el pelo limpio y...-

-Apestas a humano -aclara, su voz tornándose tensa.

-¿Tal vez porque soy humana?

Son palabras que involuntariamente nos duelen a los dos y que nos constriñen de hacer lo que de verdad nos gustaría hacer, poniendo límites naturales entre los dos. Pero Taehyung hace un esfuerzo por ignorarlas, a pesar de que su mirada esté dolida.

-No joder, a humano -repite con dureza-. A hombre.

...

Taehyung ha estado toda la tarde restregándose contra mí con la excusa de quitarme un mechón de pelo de la cara o un mosquito de mi brazo, pero la cuestión es que se ha encargado de dejar su olor impregnado en mí, anulando el de cualquier otro chico que me haya tocado.

-Mucho mejor -sonríe satisfecho buscando algo entre la hierba del estanque. Me deja ver una pequeña margarita, y se acerca lentamente a mí para colocarla en mi pelo. Evito mirarle la lengua, atrapada en sus labios por la concentración.

-Eres un exagerado -le tiento.

-¿Me puedes culpar si odio el olor de tus compañeros de clase en ti? Me gusta tu olor natural, no el de los otros mocosos humanos -mueve su mandíbula con dureza.

No se me escapa el hecho de que acaba de hacer una pequeña confesión, ni tampoco el brillo que sus ojos han adquirido con la cercanía.

-¿Y cuál es mi olor natural? -le sostengo la mirada, consciente de que le acabo de pillar desprevenido.

-No te lo sabría decir -se queda pensativo durante unos segundos-, pero diría que...¿primavera?

-¿Huelo a primavera? -río ante la estupidez que acaba de decir.

-Es...difícil de explicar, pero me recuerdas a eso, sí -sonríe sereno quitando tensión-. Seguramente sea la mierda que te echas en el pelo que huele a flores.

Intenta camuflar la confesión con comentarios sarcásticos, pero sé exactamente cómo se siente.

-Pero qué cursi eres -me tumbo de lado en el césped con despreocupación, y cae a mi lado unos segundos después con una sonrisa bobalicona enorme.

Primavera en la pradera ; kth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora