🌙2. Resistencia anaranjada

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Estaría mintiendo si dijese que no estoy un poco asustada.

-Tae, ¿estás enf... -no acabo la frase, pues su dedo se estampa en mis labios mandándome callar. Me coge de los hombros y me guía hasta la cama, donde me tumba con muy poco cuidado.

-Más cerca -dejo que me abrace como si fuese una almohada, y no me desagrada para nada que me toque así. Pero no estoy demasiado tranquila sabiendo que no ha satisfecho sus necesidades sexuales durante un periodo tan importante como el celo.

Acaricio su cabeza, dando masajes en su cuero cabelludo y con miedo de tocarle demasiado. No me extrañaría que estuviese demasiado sensible, porque aunque haya estado en abstinencia sexual de todas formas su cuerpo le pide apareamiento.

-Entonces...¿te ha durado una semana entera? -pregunto en un susurro, con cautela en mi voz.

-Sí, y la imaginación me ha jugado una mala pasada -acomoda su cabeza en uno de mis pechos, usándolo como almohada a la vez que afianza el agarre en mi cintura. Hago un esfuerzo por no sonrojarme por su atrevimiento.

Si tenía miedo de que me levantase de la cama y me fuese, ahora puede estar tranquilo porque no soy capaz de moverme por la fuerza que el alfa emplea en mí.

-¿Y qué has pensado durante esos días?

-Puedo prometerte que no quieres saberlo -la forma tan tajante en que lo dice me corta la respiración, y la presión física contra mis costillas también. Se le está comenzando a descontar la fuerza.

Necesito ayuda si no quiero morir estrangulada, pero mi curiosidad todavía no ha sido satisfecha.

-¿Por qué no has ido a los entrenamientos?

Los entramientos son obligatorios para todos los miembros activos de la manada. Y siendo ellos los líderes, son los primeros en marcar el compás. Jungkook es el responsable de los entrenamientos, y al ser parte del entorno de bangtan yo también estoy obligada a hacerlos.

-No estaba en condiciones, Jungkook nos da una exención cuando entramos el celo. ¿Has avanzado la rutina? -sus brazos se aflojan, tornándose en mullidas almohadas.

Parece ser que tener una conversación normal le hace estar consciente.

-No, pero lo haré -acaricio su pelo superficialmente-. Ahora duerme, te sentará bien. Si quieres algo estoy aquí -le aseguro en un susurro.

Sin dejar de acariciarle, bajo una mano al bolsillo trasero de mi pantalón, buscando mi teléfono móvil. Cuando lo cojo, lo subo por encima de mi pecho fuera de la vista de Taehyung.

Haejin
Ven a la habitación, por favor

No espero una respuesta de Namjoon, pero rezo porque lo lea pronto. Dejo el teléfono móvil en el bolsillo, y comienzo a acariciar la espalda de Taehyung con la otra mano, consiguiendo amansarlo y que entre en un trance somnoliento.

Haber avisado a Namjoon es un ataque a mis emociones, porque yo también quiero estar aquí con Taehyung, durmiendo. Pero sé que mi razón ha hecho lo correcto.

De un momento a otro, se remueve entre las sábanas y suelta mi cintura, desperezándose. Me permito respirar profundamente, aliviada de sentir la falta de fuerza física contra mi caja torácica. Pero no dura mucho, pues me atrae hacia él y entierra la cabeza en ese punto de unión entre el cuello y el hombro y comienza a respirar con profundidad.

-Haejin... -murmura ronco, su respiración chocando contra mi piel. Sé que está comprobando que ha dejado su huella impregnada en mí, marcando territorio-, hueles tan bien...

Primavera en la pradera ; kth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora