🌙4. Caperucita roja

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-Creo que va siendo hora de que me vaya... -me aparto de la celda, pero Taehyung es más rápido y sus dedos me sujetan por las piernas.

-Pero si acabas de llegar -saca la lengua para humedecerse los labios, y vuelve a mirar mis piernas con detenimiento-. Súbete la falda, Haejin.

-No, eso sí que no -me inclino para quitar sus manos de mis piernas, o más bien para desclavar sus dedos de mi piel-. Tae joder, suelta mis piernas -me desespero cuando veo que sus dedos no ceden.

¿Cómo puede tener tanta fuerza en los dedos?

-Sácame de la celda, sé que tienes la llave -aprieta más su agarre hasta el punto de hacerme daño.

-Yo no tengo nada, Namjoon lo tiene todo bajo su control -Tae alza sus hombros en señal de que le importa una mierda, y clava las uñas en mis gemelos-. Si no me sueltas, te juro que voy a...-

-¿A qué? -me reta sonriente.

Cansada de que me rasguñe el cuerpo y de su chulería, meto la mano a la celda y tiro de su pelo hacia atrás, haciendo que caiga de espaldas al suelo de piedra por el dolor capilar.

Cojo la mochila y comienzo a subir las escaleras, pero mis sentimientos me hacen parar en seco al oír cómo Taehyung agarra las barreras con desesperación.

No le quiero dejar solo por muy gilipollas que esté siendo.

-Ahora vuelvo -le aviso, con una idea rondándome la cabeza.

Corro todo lo rápido que puedo hacia la reserva, y una vez llego al garaje busco el saco de dormir color granate de Jungkook.

-Tae, ya estoy de vue... -bajo las escaleras alarmada al ver cómo respira aceleradamente en el suelo-. Caray, que no he sido tan brusca con el tirón de pelo.

Pero Taehyung no está para bromas.

Toda su piel está cubierta por una gruesa capa de sudor, los mechones de su pelo empapado pegados a su frente. Pero no muestra signos de dolor, solo de un calor insoportable.

Saco la botella de agua de la mochila y hago que ruede hasta su cuerpo.

-Bebe, estás perdiendo fluidos -su mejilla se apoya en la piedra al mirarme, y se ríe sarcásticamente.

-El sudor no es el único fluido que voy a perder esta noche, Haejin.

Hago oídos sordos a su atrevido comentario, y miro cómo se incorpora para tomar agua y el vaivén de su garganta al hacerlo.

-Me voy a quedar a dormir contigo, una promesa es una promesa -me acerco a la celda y me cuelgo de los barrotes.

-Pues no sé a qué esperas para abrir la celda y meterte aquí conmigo.

-Imbécil, voy a dormir aquí -señalo el espacio fuera de la celda.

Desenrollo lo que va a ser mi cama por esta noche, y una vez me he metido en el saco, doy saltitos hasta sentarme enfrente de mi compañero. Taehyung no tarda en arrugar la nariz en disgusto.

-Joder, ¿no es suficiente con oler a humano?, ¿también tienes que oler a Jungkook? Es insoportable.

-Con todo lo que te has restregado en mí, dudo que se me pegue algo del aroma de Kookie -apoyo la cabeza en una barra, mirándome con jovialidad-. Mañana me ducharé y se me irá toda vuestra peste, no te preocupes -el sarcasmo inunda mi voz.

-Pero lo del cuello no se te va a ir -su sonrisa es más grande que la mía, y me hace callar y rodar los ojos.

-Voy a ponerme el pijama -me levanto entre acrobacias y busco el pijama en mi mochila.

Primavera en la pradera ; kth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora