🌙18. Estanque estrellado

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Taehyung

Me desvío de mi lectura por tercera vez en la misma hora, mi oído captando unos gemidos suaves que no debería.

Haejin sigue encerrada en su habitación como la adolescente que es, y solo Jin y yo estamos autorizados para subir, pero temo que ella me tire algo a la cabeza si me ve.

El piso de arriba está en una especie de cuarentena, cuando en realidad lo único que hay en esa habitación azul pastel es deseo sexual y una chica necesitada de su compañero.

Levanto la mirada del libro cuando un par de apetecibles piernas desnudas corren por el salón. Opto por no comentar el hecho de que todavía no se ha quitado mi  camiseta para no enfadarle más, pero a mí me crea una sonrisa de suficiencia.

-Culo vegetariano, ¿quieres algo? -Jimin aparece en el marco de la puerta, mirando con ojos inocentes a Hae. Solo busca ayudarla, nada más, nada impúdico.

-Dudo que llegues a la estantería, pero gracias.

-¡P-pero bueno! -Jimin se va ofendido, dejando el salón en un ambiente tenso y silencioso.

Haejin es demasiado orgullosa como para pedirme algo estando enfadada, por lo que cuando la veo luchando por alcanzar un estante inútilmente tomo acción propia y camino hacia ella.

-¿La Nintendo? -no se tensa cuando me pego a su espalda, ni tampoco se mueve; su cuerpo parece hasta relajarse con mi cercanía. Le alcanzo el objeto confiscado y veo su mirada perdida-. Si te vuelves a enganchar te la quitaré.

Me trae recuerdos de cuando era más pequeña y estaba todo el día con la consola, cuando todavía no tenía el carácter de ahora.

En vez de decir nada su mirada viaja de mis ojos al punto maltratado de mi cuello varias veces, y hace una pequeña reverencia en vez de sonreírme con dulzura, algo gélido que me sienta bastante mal.

-¿Sigues enfadada? -no responde, confirmación suficiente-. Oye Hae te juro que no quería que nadie me marcara, se irá, no es ninguna marca significativa.

Se encoge de hombros como si le importase una mierda, y pierdo la paciencia al acorralarla en la estantería.

-¿Qué?, ¿te da igual? -espeto con enfado.

-Es a tu estúpida compañera a la que le tendría que importar, no a mí -veo por el rabillo del ojo cómo se aferra más fuerte a la consola rosa, un gesto que delata su nerviosimo.

Siento unas tremendas ganas de hablarle acerca del lazo, decirle que mi "estúpida compañera" es la misma chica terca a pocos centímetros de mí. Pero no lo hago, en su lugar me río por la ironía de la situación.

-¿Y si no te importa qué haces con mi camiseta? -me aproximo a su cara, notando un brillo excitado en sus ojos. Su mente me rechaza, pero su corazón no lo puede soportar y su cuerpo mucho menos-. Creía que te daba exactamente igual a quien me follase, me vas a dar razones para pensar que estás celosa.

Me estoy comportando como un capullo porque su pasividad me saca de quicio, el chupetón ni siquiera es mi culpa.

-P-pero... ¡¿tú eres gilipollas o te lo haces?! -me mira furiosa, creando ese tipo de brillo vivaz en su mirada que aparece cuando quiere abofetear a alguien. Intenta escabullirse por un lado, pero apoyo el brazo para impedirlo.

-No me has respondido, ¿estás celosa? -arrimo la cara a la suya lo suficiente como para que haya una distancia poco prudente entre nuestros labios.

Sé perfectamente que está celosa, pero quiero que lo acepte. Sería un paso más, y tal vez le podría decir sobre el lazo en un futuro lejano. Veo algo de agobio y color en sus mejillas cuando me empuja del pecho, siendo plenamente consciente de que le gusta mi cuerpo musculado.

Primavera en la pradera ; kth [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora