8. Jaque Mate

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Taylor movió sus pies nerviosamente mientras esperaba en la zona de llegadas del aeropuerto John Wayne. Dio vueltas al rededor de varias personas que también parecían estar esperando por los vuelos de llegada. Finalmente, apoyó su alto cuerpo contra la pared de atrás. Se suponía que el vuelo había llegado a la hora. Cinco minutos para hacer el mayor de los ridículos delante de una chica de diecisiete años.

La morena mujer miró la expresión de algunos de los transeúntes, lo que al sur de California era lo que se esperaba. Probablemente pensaban que la alta mujer era una actriz, sabiendo que habían visto su cara en alguna parte pero sin recordar exactamente dónde. Estaba vestida con su mejor chaqueta de cuero, una camiseta de algodón blanca y unos vaqueros desgastados. Sus botas de cuero eran calientes y cómodas. Si alguien pudiera recordar la revista Architectural Digest del último mes, la hubieran reconocido por la portada. Vestía de la misma manera, excepto que la chaqueta de cuero era una chaqueta de vestir, y estaba situada en frente de su última escultura, dentro de su estudio.

El teléfono móvil de Taylor sonó y ella buscó dentro del bolsillo de su chaqueta para contestar.

"Yea" gruñó impaciente.

"¡Eh!, no has tomado tu café de la mañana, ¿no?" dijo la voz.

El contraído gesto de Taylor se transformó en una sonrisa y cualquiera que estuviera mirándola habría visto la increíble transformación.

"Cariño, su avión no ha aterrizado aún" comentó Taylor. Estaba todavía sorprendida de que un apelativo tan cariñoso surgiera de su garganta con semejante facilidad.

"Yo... estoy nerviosa..." dijo Torrey con voz apagada.

"¿¡Tú estás nerviosa!?" respondió Taylor.

"¿Estás segura de hacer esto, Stretch?" preguntó Torrey.

"Encuentro que es un momento interesante para preguntarme eso".

La escritora rió y Taylor se la imaginó pasándose los dedos a través de su cabello rubio, lo que de hecho estaba haciendo.

"Torrey..." susurró suavemente Taylor.

Torrey sintió un marcado escalofrío recorrer su espalda cuando Taylor susurró su nombre de esa forma. Tragó con dificultad, preguntándose qué iba a decirle la mujer.

"¿Sí?" preguntó ella.

"¿Me vas a llamar cada día los próximos seis meses? No me estoy quejando teniendo en cuenta que esto es lo más que hemos hablado en catorce años, pero es que simplemente me preguntaba si podría llamarte y gastarme todo mi sueldo en llamadas o no" bromeó Taylor.

"Oh, muy gracioso, Stretch" replicó Torrey. Podía escuchar la casi inaudible risa de Taylor y sintió su corazón golpear con fuerza.

Taylor sabía que pasaría eso. Todos esos años separadas se habían quedado en nada en cuanto escuchó la voz de Torrey la semana anterior, ese era el porqué se distanciaron ambas dos, físicamente. Bromeaba con la joven mujer, pero habían charlado unos minutos cada día desde la primera llamada de Torrey. Por supuesto, hablaban de Jessica y de los preparativos que tenían que hacer, pero Taylor ansiaba escuchar la voz de su amiga. La morena mujer controlaba mucho sobre adicciones y ella había caído precisamente en la clásica trampa: una vez vuelves a probar es mucho más difícil dejarlo que la primera vez.

"¿Podré hablar de todo contigo?" Taylor escuchó la voz de Torrey.

La artista intentó enfocar a la razón por la que ella y su amiga comenzaron a hablar en primer lugar. Siempre había sido sincera con Torrey, en todo, excepto sobre lo que sentía en su corazón, y eso no iba a cambiar ahora.

No tan ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora