28. La habitación

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Estaban en medio de la gran habitación. Las puertas francesas estaban ligeramente abiertas y el rumor de las olas golpeando en las rocas se filtraba hasta ellas. Taylor tomó el rostro de la pequeña rubia entre sus manos y la besó una y otra vez. Torrey encontró sus manos retirando la abierta camisa de los hombros de Taylor, deseando sentir la piel de la artista tanto como le fuera posible. Taylor dejó caer su cabeza, exponiendo su cuello a las caricias que los labios de Torrey le otorgaban. Los ojos de la artista se abrieron y se encontró mirando directamente a la pintura de la pared.

"Torrey... cariño..." intento Taylor decir.

Torrey deslizó sus manos por la musculada espalda de la artista, soltando expertamente el enganche que mantenía el sujetador. Dejó que sus dedos se deslizaran por los hombros de la morena mujer, retirando los tirantes del sujetador y deshaciéndose de la prenda en un fácil movimiento.

"Preciosa..." murmuró Torrey, besando la desnuda piel del pecho de la mujer donde nacían sus senos.

"Torrey... cariño...". Taylor estaba casi sin aliento. "Necesitamos hablar..."

"Mi amor, han sido dieciocho años... ¿no podemos hablar más tarde?" razonó Torrey, abriendo los dos primeros botones de los vaqueros de Taylor.

"Es sólo que..." se detuvo Taylor intentando recuperar y controlar su aliento. "Hay algo en la habitación que puede ser algo vergonzante cuando lo veas, y quería avisarte de que..."

"Si es una muñeca hinchable te prometo que no se lo diré a nadie". Torrey se detuvo para mirarla con un encantador brillo en sus ojos.

Taylor dejó escapar una gutural risa. "Te has convertido en una perversa mujer".

Torrey le sonrió, pero vio que la sonrisa de la alta mujer se convertía en un ceño. "Cariño, ¿qué es?"

Taylor giró lentamente a la mujer, dejando a Torrey frente a la pintura. Apoyó sus manos en los hombros de la pequeña mujer, anticipando su negativa reacción. Vale, Kent, ahora es cuando ella te dice lo pervertida que eres.

"Oh, Taylor... esta es la manera en que siempre había imaginado esa imagen" dijo Torrey sobrecogida.

Taylor soltó un audible suspiro de alivio, envolviendo con sus brazos a la mujer más pequeña y acercando su rostro a la piel de su cuello, dejando un sendero de besos hasta la oreja de la mujer. Acarició la sensitiva carne con la punta de su lengua, usando sus dientes para mandar un ramalazo de eléctricas sensaciones bajando por la espalda de la rubia hasta sus piernas.

"¿Que he hecho en mi vida para merecerte...?" susurró Taylor.

Torrey se giró dentro del abrazo de la mujer, apoyando firmemente su cuerpo contra el de Taylor hasta que la artista sintió que sus rodillas tocaron el comienzo de la cama. Con un suave empujón, Torrey acomodó a la mujer en la cama, agachándose para continuar el contacto de sus labios.

Taylor abrió sus piernas y empujó las caderas de Torrey contra ella hasta que la mujer estuvo entre sus piernas. La artista abrió el botón de sus vaqueros descubriendo el plano abdomen. Taylor dejó que sus labios y su lengua exploraran la piel, tirando de los vaqueros para lanzarlos lejos. Los gemidos de placer de Torrey, combinados con la sensación de su piel bajo los dedos de la artista hicieron que Taylor estuviera a punto de explotar del orgasmo en ese ahí. Levantó la camiseta un poco más. "Taylor..." Torrey miró a la mujer que tenía bajo ella. "Ya no seré nunca más aquella niña de dieciocho años".

Taylor miró la expresión de preocupación del rostro de su amante y respondió con una brillante sonrisa. Se deshizo de la camiseta con un sólo movimiento.

No tan ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora