18. Un regalo

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Junio 1984

"Torrey Joan Gray". El sistema de sonido retumbó el nombre de la joven rubia mientras ella y unos cientos de estudiantes más esperaban en fila para estrechar la mano de Dean y coger su diploma.

"Mira, ¡es mamá!" dijo Taylor a la pequeña niña que botaba sobre sus rodillas.

Levantó a Jessica hasta que la niña estuvo sobre sus muslos.

"Ma—má". Jessica intentaba saltar , aunque el fuerte agarre de la artista la mantenía bien cogida.

Una vez la ceremonia terminó, se encontraron con Torrey y su amiga Alicia en el Museo Hudson. El campus era una locura entre estudiantes, familiares y amigos todos unidos. Torrey les saludó con la mano tan pronto vio el lugar de la alta mujer con la sonriente niña de diecinueve meses en sus brazos. Torrey dejó de hablar en cuanto vio a la preciosa mujer que llevaba a su niña. Disfrutaba viéndolas juntas. Taylor estaba tan impresionante como Torrey imaginó que debía estar una actriz; el gusto de la artista para la ropa mostraba el salario que recibía.

"Sabía que lo conseguirías, Little Bit" le susurró Taylor al oído, abrazándola con un brazo mientras con el otro sujetaba a la imparable niña.

"Mamá" dijo entre risas Jessica.

Fue desalentador para Torrey que su hija aprendiera esa palabra la primera y que la usara para llamar a todo y a todos de esa forma. Le encantaba cuando la usaba con Taylor, el rostro de la artista se ponía rojo y no sabía si sentirse halagada o avergonzada.

Torrey tomó a su hija con sus fuertes brazos y la abrazó con ternura. Una vez Jessica encontró la borla del gorro de graduación de Torrey, lo cogió rápidamente de la cabeza de la mujer. Torrey se despidió de Alicia, cuyos padres habían ido en avión para la ocasión, y Taylor y ella dieron un paseo por el campus antes de dejarlo.

Pasaron el resto del día juntas, las tres. Jessica se comportó como una perfecta niña en el restaurante que Taylor había elegido para la ocasión. La pequeña parecía comprender en cierto modo que aquel era un día especial para su madre.

Cuando Taylor metió el coche hacia su calle miró a la rubia que tenía junto a ella.

"Torrey, cierra los ojos" pidió la artista.

"Que cierre los ojos... ¿para qué?". Torrey miró a su amiga con una curiosa expresión.

"Para que pueda darte tu regalo de graduación. Simplemente haz lo que te digo por una vez en la vida, ¿vale?"

"Vale, vale..." rió la joven, cerrando los ojos.

"Bien. Ahora mantenlos cerrados hasta que yo te diga que los abras, y no mires" respondió Taylor.

Se dirigieron a la entrada y Taylor salió para abrir la puerta del copiloto.

"De acuerdo. Sal, pero no abras los ojos todavía" dijo Taylor, dejando a la mujer en el camino de entrada.

Taylor se aseguró de que Jessica estaba durmiendo profundamente en la silla del coche y corrió a encender las luces exteriores.

"¿Puedo abrir los ojos ya?" preguntó Torrey impaciente.

"Las buenas cosas llegan a quienes saben esperar, amiga mía" murmuró Taylor desde detrás de Torrey. La joven mujer saltó ante el cálido aliento en su oído y la sensación de las manos de Taylor en sus caderas estaba definitivamente haciendo cosas escandalosas en su cerebro. Respiró el perfume de la colonia de la artista y se encontró incapaz de mantener sus ojos cerrados.

"De acuerdo, Tor, abre tus ojos".

La joven abrió sus ojos. Después pestañeó una o dos veces. En medio del camino de la entrada había un jeep Grand Cherokee verde oscuro con una enorme cinta y lazo al rededor.

No tan ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora