26. ¿Has estado con mujeres?

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Taylor terminó de poner las maletas en el Explorer mientras las tres mujeres se preparaban para marcharse. Jean Kent estaba encantada cuando Taylor le llamó para contarle que irían a visitarla. Como esperaba de Jean, se negó a no aceptar un no como respuesta a tenerlas en casa en vez de en un motel y Taylor dijo un silencioso 'gracias'. La artista disfrutaba estando en la casa en la que había crecido y estaba ansiosa de que Jess la viera. Además quería algún rato libre con Torrey y de esa forma no se sentiría tan culpable si Jess tenía a Jean al rededor aunque sólo fuera por una noche.

Torrey salió por la puerta de la entrada con una cazadora en la mano. El día se pondría más caluroso algo más tarde, pero en esos momentos había algo de fresco en el aire y el famoso sol del sur de California estaba escondido detrás de las nubes de lluvia. La pequeña rubia se estiró y bostezó, haciendo un corto sonido de gemido para oídos de Taylor. El sonido golpeó directamente a la morena artista entre sus piernas y tuvo que arrastrar sus ojos de esa imagen o se encontraría haciendo algo que la avergonzaría.

Point Loma era una pequeña y preciosa ciudad de la costa de San Diego. Taylor nació y creció fuerte y sana en el pequeño vecindario que daba al océano Pacífico. Era una hija de la armada, pero su madre insistió en que necesitaban una casa cerca pero fuera de la base. Así que un año después de que Taylor naciera, sus padres construyeron esa casa sin casi vistas hacia la base naval.

"Está tan precioso como siempre, Stretch" dijo Torrey con la voz cogida mientras iban por la carretera.

Jean Kent estaba esperándolas y no se decepcionó ante la visión de las tres mujeres saliendo del vehículo. Su hija la había visitado en Navidades, pero ver a Torrey y a su crecida hija era un tónico para el alma de la mujer. Había visto pasar quince años y ni Torrey ni su hija habían expresado su pasión la una por la otra. Con cada año que pasaba, se había forzado a no entrometerse. Ella también creía, como lo hacía la pequeña rubia, que todo sucedía por una razón y en su momento. Tenía una extraña sensación, sin embargo, de que si las dos no hablaban de sus pensamientos y sus emociones la una por la otra en ese momento, nunca existirá una nueva oportunidad.

Jean estuvo fuera de la casa tan rápido como sus piernas de sesenta y cinco años le dejaron. Abrazó primero a Taylor, teniendo la alta mujer que inclinarse para darle un beso en la mejilla. Torrey y ella tenían lágrimas en sus ojos en el momento en el que el abrazo estuvo completo.

"Completamente preciosa" dijo Jean mientras miraba de arriba a abajo a la mujer que tenía frente a ella. Torrey le había mandado fotos según pasaban los años, pero no era lo mismo. Siempre había sabido que esa chica crecería hasta convertirse en una preciosa mujer, por la adoración que todavía brillaba en los ojos de su hija parecía que la artista aún se sentía de la misma forma.

"Mamá, esta es tu nieta, Jessica" dijo Taylor desde detrás de la joven, apoyando sus manos en los hombros de JT.

Torrey sonrió mientras la joven tímidamente estrechaba a la mujer más mayor, pero dos minutos más tarde Jean ya hacía reír y sonreír a la joven. La escritora había disfrutado especialmente la manera en que Taylor había presentado a Jess y el orgullo en la voz de la artista. Era un momento que Torrey había esperado durante mucho tiempo. Era lo más cercano a un momento familiar, el único que habían tenido en quince años, y sintió su corazón queriendo salírsele del pecho. No podría olvidar el sentimiento de felicidad tan grande durante un largo tiempo.

* * * * *

"Bien hecho, abuela... ¡sabía que lo conseguirías!". La voz de Jessica se podía escuchar desde el estudio escaleras arriba.

Jessica y Jean estaban secuestradas en el estudio. La joven estaba intentando darle unas instrucciones a la abuela sobre el ordenador e intentando traspasar años de desconocimiento informático en los pocos días que tenían para estar juntas. El día siguiente, se suponía, tendrían que irse y Jessica se sentía algo triste. Le encantaba estar con la mujer mayor. Su manera de luchar para aprender algo de informática hacía sonreír a la joven.

No tan ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora