23. Reencuentro

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Torrey se acomodó en el asiento reclinable, cerrando los ojos ligeramente mientras tomaba un sorbo de su té caliente. Después de que viajara en primera clase por primera vez hacía diez años, la escritora se juró no volver a viajar de otra forma. Después de tantos años de volar a diferentes partes del país, se puede imaginar que el miedo a volar no formaba ya parte de su repertorio. No es que sintiera pánico, pero nunca se había sentido completamente segura.

"Perdóneme" dijo una voz al otro lado del pasillo suavemente.

Torrey alzó los verdes ojos hacia una mujer de pelo rubio y ojos sonrientes.

"Sé que probablemente te lo preguntan mucho, pero ¿eres Torrey Gray?"

Torrey respondió con una brillante sonrisa lo que era, en cierto modo, su firma. Siendo realista, era la única forma que sabía sonreír. Sí, había escuchado esa pregunta durante años, pero secretamente nunca se cansaría de ello.

"Sí, soy yo" replicó suavemente.

Dos horas más tarde las mujeres estaban sentadas mano a mano, discutiendo de todo, desde hijas hasta Maine. Cuando la azafata anunció que aterrizarían en unos minutos, la desconocida estuvo tentada de darle su tarjeta a la escritora. Disfrutaba de la sonrisa de la mujer y su abierta personalidad. Había oído los rumores, pero siempre se había preguntado si serían verdad, ¿Torrey Gray era gay?. La rubia sonrió a la escritora y decidió esperar hasta que aterrizara el avión y ver si podía invitar a la mujer a comer, y más tarde, a algo más.

* * * * *

Taylor se movió de la pared y miró fijamente a los monitores de enfrente que mostraban la información de los vuelos. Miró su reloj y volvió a tomar su puesto vigilante en el muro. Cuando bajó la mirada, los verdes ojos de Jessica la sonreían.

"Joder, Tay, ¿seguro que estás bien?" preguntó JT con un gruñido.

"¿Porqué?" inquirió Taylor.

"Bueno, parece como si te fuera a dar algo" rió Jessica.

"No te rías de mí, pequeñaja. El paseo andando a casa es muy largo" dijo Taylor, levantando una ceja.

Jessica rió de nuevo. Como su madre antes que ella, la conducta intimidante de la artista tenía poco efecto en la joven.

"No te preocupes, Tay. Después de todo, es simplemente mamá" dijo Jessica con una mirada de comprensión.

"Lo sé". Taylor le ofreció una media sonrisa. Se sentía incapaz de hacer que Jess comprendiera que estar con Torrey era el problema.

Los pasajeros del vuelo de Chicago comenzaron a desembarcar del avión. Jessica se movió hacia adelante, pero Taylor se quedó donde estaba, sin moverse.

"Porqué no vas y, ya sabes, yo os espero aquí" tartamudeó inusitadamente Taylor.

Jessica sonrió ligeramente, sin adivinar lo mucho que este primer encuentro después de quince años significaba para la alta artista.

Jessica vio a su madre al momento, incluso a pesar del pelo corto. Taylor se quedó atrás mientras madre e hija se sumergían en un lloroso y encantador encuentro.

"Oh, Dios, Jess, estás preciosa..." dijo Torrey con lágrimas en los ojos. Abrazó fuertemente a su hija y la besó en la mejilla. "Tu pelo, ¡te queda genial!" dijo, pasando sus dedos por el pelo de la joven.

Torrey observó a su hija y vio un resplandor en los verdes ojos de la joven que no había seis meses atrás. Sus verdes ojos destellaron brillantemente y compartió un abrazo con su madre que Torrey había creído no volver sentir de nuevo.

No tan ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora