34 Final

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Llevo ya un par de meses viviendo en casa con Samuel, y estoy genial con él, cada día lo quiero más.
Llevamos toda la tarde tirados en el sofá viendo pelis, y pican a la puerta.
-Ya voy yo
Me levanto del sofá y miro por la mirilla.
-¿Quién es?
-Es... Mi madre
Se levanta rápido del sofá, me abraza y abre la puerta, yo me voy, no quiero verla, no quiero hablar con ella, ya ha hecho suficiente.
-¿Samuel?
-¿Que quieres?
-¿Dónde está Elena?
-¿Que quieres?
-Quiero hablar con ella
-Pues ella no quiere
-Déjame entrar
-No
-Es mi casa
-No, ya no
-¿Enserio?
-Te fuiste joder, la dejaste aquí sola, cuando Tom acababa de morir, y ahora pretendes entrar aquí, que ahora es mi casa
-¿Cómo que es tu casa?
-Vivo aquí, no la dejaría sola nunca, aún queda gente buena en su vida ¿sabes? Y yo ahora la quiero mucho mas que tu
-¡Elena! ¡Déjame entrar capullo!
Yo me asomo un poco detrás de Samuel
-Mamá
Samuel me mira, yo asiento con la cabeza y él me deja pasar delante suyo.
-Mamá, no quiero verte más, si te vas te vas, y no vuelvas, no puedes hacer eso, y si formas otra familia como papá, no les hagas lo mismo que a mi
-Elena, hija, intenta entenderme
-No, entiendeme tú a mí. Para mi has muerto
Mi madre se queda parada sin decir nada, se saca del bolso la cartera, y me la ofrece, yo hago que no con la cabeza y niego con la cabeza mirándola con desprecio. Samuel me abraza y cierra la puerta, yo me pongo a llorar, Samuel me abraza fuerte, y me da un beso en la frente.

A la mañana siguiente se me vuelve a olvidar que tengo clase y vuelvo a llegar tarde...

Todo sigue normal, todo bien, me siento un poco afortunada por tener a Samuel, estar con él es una fantasía.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora