Loan Consatti

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"No lo hagas, Violete, no lo hagas" me digo una y otra vez.
Observo mi laptop como si esta se fuera a mover de un momento a otro.
"No lo..."
La tomo y presiono el botón de encendido. Me muerdo un labio mientras espero ansiosamente a que el programa inicie, mientras tanto, no puedo dejar de pensar "¿Me hablará?".
-¡Oh, a la mierda!- cierro la lap de un golpe. Me estoy obsesionando demasiado. No han pasado ni 24 horas desde que hablé con Loan y ya estoy ansiando volver a hacerlo. Si le hablo parecerá que soy una stalker loca, aunque no esta tan fuera de la realidad, a fin de cuentas apenas puedo reprimir las ganas de entrar en FB para volver a hablar con él.
Consigo mantenerme ocupada por otras dos horas hasta que llega mi madre para comer. Se le ve agotada del trabajo, pero bueno ¿Quien no estaría agotado tras trabajar en domingo? Es de locos, pero realmente necesitamos ese dinero extra.
-Pon la mesa y háblale a tu hermano- me dice en cuanto entra.
-Hola- la saludo afablemente. Tal vez ella sea una cascarrabias, pero la entiendo y hago lo posible por hacérselo saber.
Vuelvo a subir las escaleras y abro la puerta del fondo.
-Mamá está en casa, baja... ¿Qué rayos haces, Daniel?
Mi hermano menor esta frente al espejo, medio desnudo- si, con eso me refiero sólo bóxers-, y con su celular en alto. No sé para que pregunto, siempre es lo mismo.
-¡Toca, Violet!
Me resguardo tras la puerta, protegiéndome de la libreta que me lanza.
-¿Enserio estas tomándote fotos frente al espejo en bóxers?
-No son para Facebook ni ninguna página porno, tranquila- gruñe.
-¿Para que más se toman esas fotos?- me burlo sin abandonar mi protección.
-Sólo quiero una línea del tiempo de mi cuerpo, ahora largarte.
-Por adiós, Daniel, el gym no hace efecto en una semana.
-¡Largate!
-Bien, bien, pero baja ya.
Vuelvo al piso de abajo para poner la mesa. Me alegro de por fin tener una buena distracción que me aleje de las redes sociales.
A pesar de lo que parece, Dan y yo no siempre nos hemos llevado así de mal. Antes era diferente, sobretodo porque sólo le gano por un año y eso hace que tengamos muchas cosas en común. Todo empezó a cambiar hace poco, cuando Dan entro en la secundaria y a la vez en la adolescencia. Nuestras cosas en común empezaron a cambiar.
No es que yo sea una paria social ni nada- tengo amigos y salgo con ellos-, pero no soy una chica que se diga popular y se la pase de fiesta en fiesta, sólo soy... normal, o eso me gusta creer-, pero Daniel es en verdad popular, lo supe desde que entramos juntos a la escuela en su primer día de secundaria. Más de una cabeza hizo un giro tipo exorcista para mirarlo. Y es que mi hermano se llevó los mejores atributos de la familia- yo me quedé con el cabello impeinable y la estatura minion-. Él es guapo- y vaya que lo diga su hermana ya es bastante-, pero no del típico guapo- ojo claro, cabello rubio y rostro fino-, sino del tipo que es común y guapo con su cabello negro que luce bien tanto si esta largo como cortado a cepillo, sus rasgos duros, su inmensa estatura- me quede muy abajo en cuanto dio el primer estirón de la adolescencia- y sus ojos oscuros, con los párpados caídos y las pestañas rizadas, de esas por las que cualquier chica mataría. Así que sí, mi hermano se internó en el mundo de la popularidad desde antes de saber que entrar en la secundaria significa unirte a un grupo. Ya saben: populares, antisociales, empollones, deportistas... Y así. La verdad es que ya termine la secundaria y aún no sé bien en que grupo me encontraba.
Mamá termina de servir la comida antes de que Daniel baje. No es gran cosa: lentejas y quesadillas, lo sé, no es lo que se dice una gran comida pero no nos ha ido bien últimamente, no desde que el seguro por la muerte de nuestro padre se agotó. Antes éramos una familia bien acomodada, nuestra escuela es una de las mejores y vivimos en un buen barrio. Entonces papá perdió su trabajo y empezamos a restringirnos ciertos lujos como 200 canales por los 50 principales. También tuvimos que sacar beca, sólo yo la conseguí mientras Dan mantenía sus calificaciones más o menos aceptables, lo cual abrió otra brecha entre nosotros. Y luego vino la enfermedad y la posterior muerte que nos dejaron en esta horrible situación. Mamá quiso seguir dándonos la vida que llevábamos, pero no es lo mismo. Yo lo llevo bastante bien, a decir verdad, más si lo comparamos con la actitud de mi hermano, quien aún no supera las pérdidas tanto de nuestro padre como de la baja de la situación económica.
Empiezo a mordisquearme un labio-horrible hábito mío-, no porque no me gusté la comida, sino porque sé que Dan la odiara y, a juzgar por el aura negra que se carga mi madre, habrá una discusión.
Mi predicción es más o menos acertada. No hay pelea, sólo un hermano que se queda congelado en la entrada del comedor, con la boca abierta y el ceño fruncido. Me siento obligada a decir que aún con esa mueca luce guapo.
-Siéntate- le dice mi madre con voz cansada.
-¿Es neta?- inquiere Daniel señalando las quesadillas.
-Si, ahora sient...
-No voy a comer eso- la interrumpe mi hermano mientras se da media vuelta, camino a la entrada.
-¿A dónde vas?
-A buscar comida de verdad.
Me paro de un salto, dispuesta a detenerlo. Un año no es mucho, pero sigo sigo su hermana mayor y no voy a seguir permitiendo que haga otra de sus escenitas.
-Déjalo, si tiene hambre volverá.
Me siento no porque tenga razón- que no creo que la tenga- sino porque suena realmente derrotada y no quiero dejarla sola.
Comemos en silencio, lo cual no ayuda en absoluto al hecho de que el-chico-lector siga rondando por mi cabeza. Observo mis lentejas, concentrándome en cada granito como si fuera lo más interesante del mundo. Espero, incluso me gustaría, que mi mamá actuara como una normal y dijera algo como "hay un chico, ¿no es así?", pero no dice nada, ni siquiera nota que estoy en la luna. Cuando la miro, la encuentro más lejos que yo: con los ojos perdidos en la lejana galaxia.
-¿Quieres que te ayude a recoger?- le digo cuando termino.
-No, yo lo hago.
¡Puf! Suena como si me estuviera haciendo un favor cuando lo que más deseo es mantenerme ocupada. Subo lo más lento que puedo las escaleras. El reloj del pasillo apenas da las 4:30. Suspiro, parece que me queda toda una eternidad para que acabe el día. Apenas han pasado las 5 cuando finalmente me rindo: enciendo la laptop y me meto de inmediato a FB.
Espero.
Nada.
Espero.
Nada.
Entro a twitter. Enchufe subió nuevo video y HolaSoyGermán se burla del Ice Buckey Challenge.
Nada nuevo.
Pareciera que las redes sociales son más aburridas de lo normal a propósito. Es como si el universo entero conspirara en mi contra.
Después de un rato más paseándome por la gran y aburrida nada que es el internet, me rindo y entro a FB. Nada. ¡Nada!
"Cálmate, Violete, es sólo un chico!".
Pero no es sólo eso, ¡es un chico lector! Aún así tengo que calmarme. Abro el chat. Lo reviso una, dos, tres veces. No hay nadie conectado. Bueno, hay unos cien conectados pero nadie que me interese, ni siquiera mi mejor amigo Sam esta en línea. Tecleo un nombre para asegurarme, no vaya a ser que lo haya pasado en uno de mis ya cuatro repasos al chat.
Loan Consatti.
Pues no, definitivamente está desconectado. Pienso que puedo aprovechar este tiempo para conocerlo. Sé que no debería hacerlo pero no puedo evitar stalkearlo. Entro a su perfil para volverme a topar con la increíble foto de perfil de la primera vez. No se ve mucho de él, es sólo su rostro y una parte de su torso. Tiene un ojo entrecerrado y una sonrisa de lado, enseñando un poco los dientes. Creo que esto es mala idea, sólo un poco más.... Pronto me descubro paseándome por sus álbumes y publicaciones. Sus fotos son buenas, pero lo que realmente me anima a continuar son sus publicaciones sobre libros. ¡Definitivamente es un chico lector! Y no sólo lector, sino amante de los clásicos. Se me escapa un suspiro. ¿Qué rayos estoy haciendo? Estoy a punto de abandonar mi acoso cibernético cuando veo que alguien le comenta en su muro.
"Ola guapo siempre cuando qedamoz? Beshitos"
Iag, es una tipa moxa de esas que escriben fatal y se toman fotos en el baño. Tal vez no valga la pena. Debo salir ya...
"Hola, linda, te parece el viernes?" La contestación llega de inmediato. Checo de nuevo el chat. Sigue sin conectarse. Bueno, si esta desconectado debe ser por algo, quizá no quiere que lo molesten... ¡Pero le contesto en menos de un minuto!
Esto se esta convirtiendo en algo malo para mí. Apago la laptop cerradola y salgo de mi cuarto. Necesito aire fresco.
-Voy a dar un paseo- grito hacia la cocina.
Tomo mis llaves de la encimera y salgo. Apenas he recorrido la mitad del camino de entrada cuando escucho unos ruidos ahogados. Al volverme me encuentro con mi hermano escondido entre los arbustos, llorando.

CPS(Comento Para Saber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora