Rosas

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*Nota: El de la foto es Xavier*

Sam insiste en llevarme a casa, lo cual es un alivio teniendo en cuenta que 1. Mi amigo se encuentra sumamente alterado y 2. Me ahorra un viaje incómodo con el traidor.

-Ese imbécil- masculla Sam con los dientes muy apretados.

-Es un estúpido, ¿por qué no dejamos el tema ya?

Mi amigo despega los ojos del camino por un momento y me mira con sus ojos castaños ardientes como brasas. Por un momento temo que podamos salirnos del camino, pero Sam es un excelente conductor y mantiene firme el volante.

-¿Quieres que simplemente lo olvidemos?

-Sólo quiero que te calmes.

Sam gruñe, con los dientes al descubierto bajo el labio superior fruncido. No me gusta verlo así. Él generalmente es una persona tranquila, un tanto pacifista, pero se pone así en cuanto rebasas su límite, el cual no es poco. Tiene mucha paciencia, así que sólo lo he visto así contadas veces.

Cuando llegamos a mi casa, Sam aún luce como un perro rabioso que se podría echar sobre el primero que se le pusiera enfrente. Pero al menos parece dispuesto a calmarse.

-¿Estarás bien?- vacilo antes de bajar.

-No soy un niño, Violete.

-A veces puedes serlo- sonrío, dándole un beso en la punta de la nariz. No tengo idea de porque lo hago, es sólo un impulso.

Cuando entro en la casa, Daniel ya ha desaparecido en algún lugar. Debe haberse encerrado en su cuarto para evitar enfrentarse conmigo. Cobarde.

Como quisiera sacar a esa rata de su horrenda madriguera, pero no lo hago. Al menos no de momento. Puede que yo también necesite tranquilizarme.

Yo también me encierro en mi cuarto y me distraigo con lo único con lo que me siento completamente cómoda últimamente: Loan.

"¿Cómo se encuentra hoy mi querida asesina?"

"No muy bien" confieso. Y así inicia una larga plática como de costumbre. Aunque pronto dejo de hablar y hasta de pensar en mis problemas. Lo que me dice Loan me absorbe por completo.

^"En verdad tengo ganas de conocerte" escribe. Algo dentro de mí revolotea de esa forma que se me ha vuelto tan familiar. Y a pesar de que las emociones que él despierta en mi interior de manera ya tan natural, me sigue sorprendiendo la intensidad con que lo hace. Siento que nunca me cansare de hablar con él. Aunque tiene razón: yo también lo quiero conocer. De momento no hay nada, pero tengo el presentimiento de que pronto lo habrá.

Y así, sin darme cuenta, llega el día siguiente. Dan y yo seguimos sin hablar, nos dedicamos a coexistir uno al lado del otro. Nuestra madre parece no notar nada, ¿como podría si nunca esta en casa?

En la escuela las cosas van mejor, incluso empiezo a creer-estúpidamente- que Xavier no hará nada malo, o al menos no nada realmente malo. Quizá sólo sea una pequeña rabieta sin importancia.

Que ingenua.

Empieza desde el martes, pero no es especialmente malvado, no de la forma en que yo sé que puede ser. Sólo comentarios hirientes en los pasillos, burlas de sus seguidores idiotas que bien podrían funcionar a base de pilas por la forma en que actúan, y una zancadilla por allí, un empujón en gimnasia... nada malo. Por eso es que empiezo a creer que nada sucederá. Tal vez Xavier ya no sea tan malo.

Una sombra cubre todos mis pensamientos al instante. Si, claro, dice mi interior, y tu eres Batman. Sé de lo que es capaz, lo he visto y vivido en carne propia. No puedo evitar estremecerme de miedo, recordando todo lo que ha hecho, de lo que fui testigo y jamás conté.

CPS(Comento Para Saber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora