CPS(Comento Para Saber)

Ojos de fuego

Ir o no ir. He ahí el dilema.

Aunque no es el único, también tengo que decidir si contárselo a Sam o no.

Pero primero tengo que pensar si ir o no ya que estoy segura de que, si le digo antes a Sam, mi amigo me prohibirá ir, lo hará por mi bien, lo sé, pero esta decisión quiero tomarla yo.

Por un lado, Loan- o Santiago, como sea- tiene una obvia relación con Xavier y sus malvados planes; pero, por otro, tengo unas extrañas e intensas ganas de verlo. ¿Por qué? Ni idea, la verdad. Además me defendió de su hermano y hasta se llevó unos buenos golpes así que ¿no merece al menos la oportunidad de explicarse?

Sigo analizando los pros y los contras a pesar de que tomé la decisión casi desde el principio: iré.

La fiesta de disfraces es en exactamente una semana, el siguiente viernes en la noche. A pesar de que no me dio muchos detalles, sé perfectamente del lugar y la hora de la dicha fiesta pues es la única fiesta memorable que se celebra por aquí.

No suelo acudir a esa fiesta, suelo salir con Sam y sus primitos a pedir dulces. Ah, y con Bingo, su amado Siberian Husky, al cual suele disfrazar también. La primera vez que fui fue en segundo grado cuando salía con Jaime. Y la última el siguiente año cuando apenas estaba quedando con Xavier.

Dije que no volvería y Sam me apoyó, ahora necesito convencerlo de alguna manera para que vayamos. Si, lo sé: soy una pésima amiga, no le contaré la razón, pero lo llevare conmigo. Pase lo que pase, quiero que él este allí para mí.

Si, soy una egoísta.

Se lo comento el sábado cuando viene a verme tal como dijo que haría. Estamos en mi cuarto, yo estoy sobre la cama mientras que Sam se ha apoderado de la silla con rueditas de mi escritorio.

-¿Por qué quieres ir?- inquiere con el ceño fruncido-. Creí que no querías volver a ir.

-Cambie de opinión- me encojo de hombros.

-No se cambia de opinión así como así.

-Sam, es nuestro primer Halloween en prepa, ¿en serio quieres pasarlo pidiendo dulces de casa en casa?

-Me gustan los dulces.

-Porfis, porfis, porfis.

-Vale, vale- asiente poniendo las mando en alto-. Sólo porque dijiste la palabra mágica.

-Te adoro- me lanzo sobre él y le obsequió un enorme abrazo, lo cual hace que la silla con rueditas salga disparada hacia atrás y casi nos caigamos.

-Ahora falta lo más difícil- dice poniéndose serio.

-¿Qué cosa?- digo sin saber que esperar.

Mi amigo sonríe antes de proclamar:- los disfraces.

El castigo empieza el mismo lunes, tenemos que quedarnos una hora después de clases a ayudar en lo que se nos pida. Al menos yo sólo tengo que hacerlo 3 días, aunque preferiría hacerlo durante un mes con tal de no contar con la presencia de Xavier.

Después de la fiesta de la escuela, queda mucho por pintar y de eso nos encargáremos nosotros. Y no somos los únicos, al parecer este trabajo lo hacen cada año los chicos que causaron problemas en la celebración.

Se nos unen Leo y Dylan, que al parecer intentaron meter alcohol a la fiesta, y Mine, Carter y Vicky, los cuales al parecer ofrecen sus servicios de esclavos cada año-y no voluntariamente-. Los cinco son chicos problemáticos, pero me caen bien, hacen la jornada de una hora más corta.

Mine intenta ligarse a Sam toda la hora, lo cual resulta realmente gracioso. Mi amigo no sabe como rechazar a las chicas, eso es lo que le agrega un toque de gracia extra.