Capítulo 1

1.8K 50 30
                                    

Despierto por el tamborileo de unos dedos fríos sobre mi muslo destapado. Le sonrío al rubio todavía con los ojos cerrados y él, ni corto ni perezoso, me besa en el hueco que se crea en mi cuello para terminar de desearme los buenos días.

-Réveille-toi, paresseuse.

-No soy una dormilona -río contra su pecho desnudo-, ayer nos acostamos muy tarde...

-Fuiste tú quien quiso quedarse hasta el final... -me reprocha con cariño pasándome una taza enorme de café con leche, como lleva haciendo los últimos tres años.

-Luca... para una vez que salimos teníamos que disfrutarlo -frunzo el ceño en broma alcanzando mi teléfono tirado en el suelo de parqué.

-Yo quiero disfrutare a ti, que para algo eres mi chica.

-Ugh... -gruño reincorporándome sobre la cama-, me encuentro fatal, creo que no voy a poder ir hoy a Valdebebas, trabajaré desde casa ¿vale?

-Lo tuyo con la ginebra es una relación tóxica -vuelve portando un zumo de naranja consigo de la cocina. Tres años dan para mucho y ahora el pequeño Zidane me conoce la mar de bien. ¿qué he hecho yo para tener tanta suerte?

-No me hables de ginebra, por favor o creo que vomitaré...

-Vete a la ducha anda, te llamo en un par de horas para ver si quieres que hagamos algo -me besa en la frente antes de desaparecer por el pasillo para que segundos después se escuche un portazo.

Una vez sola, ando descalza hasta el baño notando las vetas y las imperfecciones de la madera que me hacen sentir como en casa y abro el grifo de agua caliente. Mientras espero a que salga a la temperatura, muy a mi pesar, abro las grandes ventanas de la habitación y salgo al balcón para observar el gentío que pasea por la calle, pese a que haga un frío que pela.

La verdad es que Luca es un cielo conmigo. Desde el minuto uno en que nuestra complicidad se hizo evidente nuestra relación no ha podido ir a mejor. Del mismo modo, cuando tras vender mi piso encontramos este apartamento en plena calle Serrano, él simplemente aceptó a comprarlo porque me había robado el corazón, por mucho que quedara más lejos del original que Luca había mirado.

Diez minutos. No aguanto más que eso fuera en el balcón vestida solamente con el pijama, así que corro al baño donde me desnudo y pateo el pijama blanco lencero de satén a la otra punta, dispuesta a pasarme veinte minutos de reloj bajo el agua hirviendo.

Cuando termino me enfundo en una bata de seda blanca tan solo vestida con un conjunto de ropa interior de Victoria's Secret que me regaló Zidane en nuestro primer aniversario. Ahora si que estoy lista para recibirle en un par de horas como se merece.

Para no sentirme tan mal, cuando llego al salón enciendo el portátil mientras me preparo un par de tostadas con aceite y sal. No, eso todavía no ha cambiado.

Reviso un par de mails del trabajo pero cuando voy a abrir el tercero titulado: "Nuevas incorporaciones enero", el telefonillo suena bruscamente haciendo que pegue un bote. En seguida, bajo la pantalla del ordenador y voy a abrir la puerta, segura que sea la canaria.

-¡Buenos días! ¿Recuerdas que te ofreciste a ayudarme con la boda? Porque por esa cara de resaca nadie lo diría... -Sara me da un beso en la mejilla cargada con una pila de revistas de decoración y organización de eventos.

-¿Resaca? ¿Qué es eso? -bromeo abriendo un par de naranjas para hacerme un zumo y probar suerte a ver si así se me va el maldito dolor de cabeza.

-Oye que soso tenéis el piso... ¿nada de Navidad? ¡Pedazo de Grinch estáis los dos hechos! -pone los ojos en blanco dando un sorbo al zumo de naranja que me acabo de hacer con una sonrisa traviesa en los labios.

-Lo sé, lo pondremos todo hoy. ¿Qué tal está Isco? -le pregunto por la pequeña lesión que mi amigo lleva acarreando un par de semanas en el tobillo derecho.

-Mejor, mejor... en un par de semanas más vuelve a jugar, no le busques sustituto tan pronto... -ella me amenaza en broma.

-A mi Isco no lo cambio ni por el mismo Diablo, tu tranquila.

-¿Tu Isco? ¿Debo empezar a preocuparme que entre vosotros haya más que una amistad? ¡Tía que me voy a casar con él en tres meses!

-Serás idiota -río empujándola con la cadera como solemos hacernos.

Tras ojear un par de revistas, la canaria me mira fijamente con gesto malicioso.

-¿Qué quieres ahora?

-¿No me vas a ofrecer un té? 

-¿Un té? -pregunto nerviosa-. Sara, no bebo té desde que...

-Hablando del innombrable... -se humedece los labios esperado a que yo continue pero no tengo ni idea de por dónde van los tiros-. ¡Venga ya! Sé que tu manejas todo el cotarro.

-No sé de estás hablando -aseguro muy seria.

-¿De verdad que no te has enterado? 

Niego con la cabeza pero cuando ella va a ponerse a contarme lo que sea que tiene que contarme, por el arco del salón Luca asoma su cabeza guiñándome un ojo, como hace siempre que va a dejar su bolsa de ropa en el lavadero.

-¿Cómo tu por aquí, Sarita? -le chincha mi novio a la canaria besándole la mejilla a modo de saludo. Segundos después, viene hasta mí y acaricia mis labios con los suyos muy lentamente, como se ha hecho costumbre besarnos.

-Vale, chicos. Mejor me voy yendo, nos vemos esta noche. ¡Intentad que en la cena haya comida, no hace falta que os comáis el uno al otro! Ah, y recordárselo a Maca -ordena antes de irse, como de costumbre dejándome por lo menos diez revistas que yo solita tendré que revisar.

-¿A qué ha venido eso? -me pregunta sonriendo cuando Sara se ha marchado.

-Es Sara, nada viene a cuenta de nada -me encojo de hombros dejando el montón de revistas a un lado del sofá.

-¿Dónde lo habíamos dejado esta mañana? -me susurra contra el oído abrazándome por detrás.

-Luca... he de ordenarlo todo y...

-Sh, cállate. Yo te ayudaré, pero ahora quiero cobrarme lo que es mío -y acto seguido me levanta en volandas y me lleva hasta la cama.

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora