Capítulo 53

661 47 27
                                    

Respiro el ahora dulce de mi ambientador de vainilla nada más llegar a casa. Hogar dulce hogar. Me dejo caer en el sofá esperando recibir el típico mensaje de Marco para avisarme de que ya está en casa pero antes incluso que mi teléfono vibre mis ojos se cierran lentamente.

Despierto cuando apenas ya entran resquicios de luz entre las cortinas del salón, joder he dormido toda la tarde. Intento desentumar mis músculos de haber estado en una mala postura demasiado tiempo y tras ello me froto los ojos acostumbrándome a la penumbra.

Ando hasta la cocina donde he dejado la maleta a un lado y la funda del portátil en la encimera y me siento en uno de los taburetes preparada para aprovechar por lo menos una hora antes de cenar para adelantar trabajo pero cuál es mi sorpresa al comprobar que ese Macbook no es el mío si no el de Marco. Gruño para recordarme lo imbécil que soy al habernos confundido en el coche y resignándome decido empezar a hacerme la cena pues el no haber comido nada, el hambre empieza a hacer mella en mí.

Mientras un calabacín hierve en el fuego aprovecho para mirar algún que otro mail desde el móvil hasta que doy con uno en la carpeta de Spam que no me esperaba para nada. Oferta de trabajo.

-¿Qué narices es esto?

Por encima leo las cuatro frases en francés que son el cuerpo del correo antes de buscar en Google quién narices es ese tal Jean Pierre David que quiere contratarme para su editorial en París.

-¿Y este tío de dónde ha sacado mi correo?

No tengo mucho más tiempo para cotillear en su Facebook (del cual saco las conclusiones de que; uno, está soltero, dos, tiene mucha pero que mucha pasta, tres, es de los treintañeros más codiciados de la capital francesa y cuatro, que es un acosador en potencia) antes de que una tormenta de golpes se cierna sobre mi puerta de entrada.

-¿Me puedes explicar que estás haciendo? -Marco entra como un torbellino en el piso y entiendo que esté molesto porque no le haya dicho nada en toda la tarde.

-Me he quedado dormida nada más llegar, lo siento pero no es para tanto...

-¿Me estás vacilando?

-¿Por qué te iba a estar vacilando? Ahora mismo me he puesto con la cena pero...

-Emma déjate de giipolleces... -se pasa las manos por el pelo y moja nerviosamente sus labios en repetidas ocasiones-. ¿Me vas a contar lo que está pasando de una puta vez?

Sigo sin entender bien bien a lo que se refiere así que opto por callar y dejar que se explique de una maldita vez.

-¿Te largas a París y no pensabas decirme nada?

Por eso venía todo el cabreo... había leído el e-mail...

-Marco... deja que te explique...

-No quiero que me expliques nada. ¿Es verdad o no? -me da unos segundos de margen pero al ver que no pronuncio palabra vuelve a repetirlo-. ¿ES VERDAD O NO?

-¡No!

-Pero... ¿cómo puedes ser tan hipócrita? Te lo pregunto sin rodeos y tú... ¿y tú sigues negándolo?

-Escucha Marco, ¿cómo quieres que te lo explique? He leído ese e-mail justo unos segundos antes de que tú entraras por la puerta echando espumarajos por la boca, ¿me entiendes?

El mallorquín se queda unos segundos mirándome receloso, decidiendo si puede o no confiar en mí, pero cuando esos instantes de tregua terminan sus ojos se tornan más oscuros y fríos ante mi persona.

-Y sigues mintiéndome a la cara...

-Marco, me estás haciendo daño... Por favor, has de creerme...

-No te creo una mierda. ¿Cómo va a tener tu correo un modelo francés ofreciéndote trabajo? ¿Que lo ha conseguido de la nada? Joder, si no querías seguir trabajando para el club podrías haberlo hablado conmigo antes que clavármela por detrás...

-No quiero dejar el Madrid.

-¿Quieres dejarme a mí? -escupe con lágrimas de dolor.

-¿Qué? ¡Marco estás desvariando, de verdad! Mira, vamos a hablarlo como dos adultos, ¿vale? Hablando se entiende la gente y seguro que podremos aclarar las cosas... yo no quiero dejarte, Marco. No quiero dejar esto ni loca. Te juro que ese correo me ha llegado... no sé cuando pero lo acabo de abrir, ¿vale? Lo he leído al preparar la cena y no antes...

Pero no hay manera de que Marco vuelva a mirarme a los ojos. Esta vez este malentendido está llegando demasiado lejos...

-Mira que Gina me lo advirtió... que eras una caprichosa... que esto no duraría nada... ¡y yo sin hacerle caso! Como siempre creyéndote a ti y ahora... ahora Gina tiene razón, como siempre...

Esas palabras me duelen lo que no está escrito.

-¿Qué te dijo Gina? -pregunto temerosa de la respuesta.

-Que eras una zorra de la que no me podía fiar -escupe con rencor.

Au. Eso me ha dolido en el fondo de mi alma.

-Vete -susurro muy despacio.

-No he terminado.

-Me importa una mierda. Vete.

Me mira una milésima de segundo, milésima de segundo en la que sigo mirando al suelo clavándome las uñas en las palmas de las manos luchando salvajemente contra mis impulsos para refrenar las lágrimas y no llorar delante del futbolista.

-Quizá me he pasado un poco...

-¡QUE TE LARGUES DE MI PUTA CASA, YA! -ese grito desgarrador me quema al salir en la garganta pero no me importa. Ya nada me importa una mierda.

Marco me dedica una última mirada de disculpa antes de recoger el portátil que he dejado en la mesa de centro del salón. Antes de irse noto como me mira a través de la pared de cristal que separa la cocina de la entrada pero no muevo ni un músculo. Ya no me importa. Nada me importa.

Como siempre la puta niñata se ha ganado la confianza de Marco. Y siempre soy yo la que queda de mala. Una y otra, y otra vez.

Escucho el portazo que hace retumbar las paredes de mi apartamento pero yo apenas puedo recordar el mecanismo que me permite seguir respirando. Inspira, expira... Inspira, expira... Siento el peso de una roca demasiado pesada en mi pecho que me impide tomar aire pero no me importa.

Ya nada me importa.

Esta vez ha cruzado los límites conmigo, se ha pasado veinte pueblos y no puedo permitirme a mi misma seguir sintiendo mariposas en el estómago cada vez que le veo.

Aceptaré ese maldito contrato y me marcharé a París.

Por mí, porque me lo debo.

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora