Capítulo 68

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Marco

Conduzco sin pausa durante más de diez quilómetros sin eliminar de mi mente la serie de imágenes que se repite una y otra vez. Todos y cada uno de los despertares de Emma me torturan lentamente con la idea de que se marcha y no puedo hacer nada por evitarlo.

Rechazo una llamada de Lucas que me entra en el manos libres y aprieto con más fuerza el volante cuando paso por delante del Bernabéu y recuerdo la vez que la llevé a cenar a Zen market.

¿Cómo voy a seguir en esta ciudad si cada una de sus calles tiene ese recuerdo a ella tan vivo que me mata?

Por suerte el Palacio de Cristal ya no está nada concurrido, así que tras adentrarme en él y llegar al ala donde tantos recuerdos tengo con ella chillo de rabia, de dolor y de impotencia hasta no poder más. Grito hasta que se me saltan las lágrimas y pese a ello continúo soltando todo lo que nunca pensé que nadie me haría sentir.

Ese miedo a la certeza de perderla se hace tangible cada segundo que pasa, cada segundo que resta para que vuelva a casa. Porque como ella decía; amaba Madrid por ser Madrid, pero nunca sería su casa. Su casa es Barcelona y yo no formo parte de esa idea que tiene de hogar.

Yo no estoy ni dentro de su vida.

-No, joder, no... -chillo sin aliento-. No puedes irte. No puedes dejarme solo aquí.

Emma; mi chica, mi amor, la mujer de mi vida se marcha porque no puede aguantar una situación insoportable como en la que se ha convertido nuestra relación. Y yo no he sabido hacer nada para no evitar que todo se resquebrajara, que esto ocurriera.

Quizá Isco tiene razón y por más que lo intente nunca seré suficiente para darle el tipo de relación que se merece; una relación sincera, clara y estable. ¿Y si fuera Reguilón quien la hiciera feliz? Sería muy egoísta por mi parte joderle otra relación por un capricho que nunca será factible; por más que sueñe con despertarme a su lado a diario el resto de mi vida.

Cuando el dolor de cabeza a causa del estrés de los últimos días se hace insoportable, rechazo la llamada entrante de mi padre y decido volver a casa sorbiendo y secándome las lágrimas durante todo el camino.

-¿Se puede saber dónde estabas? -Igor y mi padre saltan del sofá como dos muelles cuando el crujir de la cerradura me delata. Y yo que quería escabullirme a la cama sin cruzar una palabra...

-Por ahí -me encojo de hombros dejando las deportivas a un lado.

-¿Por ahí? ¡No contestabas las llamadas! Estábamos preocupados -salta cabreado Igor.

-Bueno, joder pues ya está. Estoy aquí, ¿no? Ahora aparta y déjame en paz, coño -le doy un empujón escabulléndome escaleras arriba.

-¿De qué vas? 

-Igor... déjalo. Hablaré yo con él.

Mi padre me espera sentado al borde de la cama para cuando salgo de la ducha, que no ha menguado el dolor de cabeza. Como si tuviera un detector me tiende la caja de Ibuprofenos y un vaso de agua que agradezco agachando la cabeza por mi comportamiento gilipollas de antes.

-¿Quieres hablar? -tantea el terreno.

-La verdad es que no, me duele mucho la cabeza -me siento a su lado.

-Está bien... entonces hablaré yo.

-Papá... -protesto.

-He dicho que hablaré yo, Marco. ¿Sabes? Yo también era como tú de joven; cometí muchos errores y tu madre tragó mucho por mi culpa y nunca dijo ni media palabra acerca de ello. No he sido perfecto hijo, y tú me recuerdas mucho a mí cuando tenía tu edad. Tienes los pies en la Tierra hijo, pero Emma es una buena chica, la quieres, y lo más importante; ella te quiere a ti.

-Papá, se marcha a Barcelona... -respondo con un nudo en la garganta.

-¿Y eso qué más da? ¡Yo me enamoré de una holandesa, por Dios! ¿Desde cuando al Marco que conozco le echan para atrás las dificultades? 

-Pero papá... le he hecho mucho daño.

-No lo dudo, pero ¿sabes lo que es más impresionante? Que ella siempre estaba ahí después de todo. Nunca se fue de tu lado, hijo. Cuando estuviste en el hospital estuvimos preparándonos tanto tu hermano como yo para cuando nos dijera que no podía aguantar tanta presión y nunca dijo nada. Se mantuvo a tu lado incansable. ¿Me dirás que no es amor?

Suspiro derrotado al no poder contradecirle.

-¿No eras tú el que siempre defendía que se movía por el corazón? Pues te daré un consejo, hijo; es mejor un lo siento antes de un y si. Está enamorada de ti hasta los huesos, Marco, no dejes que se marche. Vete a buscarla antes de que sea demasiado tarde.

-Pero no sé ni por donde empezar...

-Eres mi hijo, te conozco y sé que removerías toda la ciudad para encontrarla. Además... Igor me ha dicho que tienes un as en la manga.

-¿Un as en la manga?

Sonriente me enseña la invitación como acompañante a su graduación y la agita ante mi cara.

-¿También tengo que llevarte de la mano como el primer día de colegio? Vete a Barcelona y dile lo que sientes, sabes de sobra que ella siente lo mismo por ti. ¿A qué tienes miedo? Saldrá bien, Marco... Ahora descansa, deja de darle vueltas al tema y actúa un poco más. Nosotros no podemos hacer nada más, Marco... Te hemos criado siendo el chico valiente que tenía las cosas claras e iba a por ellas sin dudarlo... ¿Qué ha cambiado?

-Nada papá... -suspiro abatido-. O todo, no lo sé.

-Anda, descansa, que has de prepararte para ir a recuperarla. Mañana haz la maleta, nosotros nos encargaremos de hablar con el club...

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora