Capítulo 30

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-Buenos días, princesa... -una voz la mar de sexy me hace entreabrir los ojos para encontrarme con un Marco disponiendo sobre la cama un par de bandejas a rebosar de comida.

-Podría acostumbrarme a esto todas las mañanas... -sonrío desperezándome.

-Tampoco te flipes, que esto será los primeros años... -ríe sirviendo una gran taza de té. Olisqueo el humeante vapor oriental que emerge de la taza recordando que fue el diciembre de hace tres temporadas que decidí que no volvería a tomar té porque guardaba demasiados recuerdos con alguien que quería olvidar.

-Hace mucho tiempo que no bebo té -confieso aceptando la taza-, me recordaba a ti y preferí alejarlo de mi vida... para que no trajera tu recuerdo cada día.

-Bueno... -se encoge de hombros-, como no voy a marcharme jamás ya puedes ir recuperando los años de té que has perdido...



Nos duchamos juntos y entre los vapores del agua hirviendo, lo cual trae consigo algún que otro reproche por parte de Marco, nos besamos despacio manteniendo nuestros cuerpos muy juntos al del otro.

Tras vestirme de nuevo con la ropa del día anterior me despido del mallorquín por mucho que nos cueste a ambos con un beso en los labios y llamo a mi Uber y tres protocolarios minutos después, el coche negro está esperando en la puerta.

-¿Nos veremos pronto? -Marco juguetea con mis manos impidiendo que me marche antes de responder a la pregunta.

-No lo sé, Marco... en un par de semanas nos vamos a Marrakech y...

-Es verdad, te voy a tener las veinticuatro horas del día, cinco días enteros... Menudo regalo tardío de cumpleaños... -me besa en los labios antes de darme una palmadita en el trasero para indicarme que mi conductor lleva esperando demasiado tiempo-. Vete antes de que decida secuestrarte...

Le sonrío a modo de despedida al abrir la puerta trasera del coche y él, como de costumbre, me guiña un ojo a modo de respuesta. Una vez me he atado el cinturón de seguridad, unos golpecitos en el cristal tintado hacen que baje la ventanilla.

-¿Qué quieres ahora? -lo miro sonriendo con los ojos.

-He decidido que un beso no me es suficiente... además, los vapores de la ducha deben haberte afectado si crees que voy a esperar dos semanas para verte; te secuestraré antes, avisada estás.

Contemplo embobada las pequeñas arruguitas que se le forman alrededor de los ojos cuando sonríe y él aprovecha para tocarme la punta de la nariz con el pulgar.

-Cuidado, que si me miras tanto me gastarás...

-Imbécil... -sonrío contra sus labios antes de ceder ante su intento de beso.

-Nos vemos pronto... -susurra antes de alejarse del coche para entrar de nuevo al jardín.

-¿Cuánto tiempo llevan juntos? si no es mucho preguntar... -Lucía, la mujer madura que es mi conductora en el día de hoy me sonríe con cautela a través del espejo retrovisor.

-Um... no, no estamos juntos. Lo estuvimos un día pero... es complicado -reconozco.

-Vaya, habría jurado que llevaban muchísimos años juntos, tienen mucha complicidad. No entiendo como parejas que se quieren tanto como la suya pueden llegar a romper algún día...

-Yo tampoco lo entiendo, la verdad...

-Es muy guapo.

-Lo es -asiento mirando las calles de una Madrid que empieza a despertar-, lo es...




-Buenos días -la voz vacía de Luca me llena de culpa cuando lo veo tomarse el café apoyado en la encimera de la cocina.

-Hola -susurro mirando al suelo.

-No quiero saber nada -se me adelanta-. Es tu vida, ya eres mayorcita para saber donde te estás metiendo o qué te estás metiendo.

Por la rudeza y la frialdad de sus palabras entiendo perfectamente lo dolido que está. Justo después de irme con Marco apagué el teléfono, no he dado señales de vida en toda la noche y para colmo no he pasado por casa ni para dormir. 

-Luca, yo...

¿Habrá hablado con Sara? ¿Le habrá contado la canaria cómo me siento respecto a la boda, a Marco o a nuestra relación en sí?

-No quiero saber nada, Emma. Lo único que te pediré es que no juegues conmigo y que si vas a plantarme el día de la boda para irte con ese imbécil, al menos ten la decencia de decírmelo antes.

-No es eso... -un poco sí pero no puedo permitir que se sienta tan roto-. Toda esta situación es muy difícil...

-¿Y con Marco no lo es? No, claro que no, él es perfecto. Pero fue don perfecto quien te dejó, y como siempre el buenazo de Luca a tragar tus mierdas. ¿Y qué pasa cuando el niñito vuelve? ¡Todo a la mierda por él!

-No me grites, por favor...

-Mira Emma... -se pasa las manos por el pelo aguantando las ganas de gritar-. Si tan bien te sienta estar lejos de mí... si tan difícil te es escoger, ya lo haré yo por ti. Quiero que seas feliz, Emma y si no quieres estar conmigo te pido que me seas honesta y me lo digas a la cara. Solo eso, sin dramas ni movidas, pero dímelo y deja de desaparecer y de volverme loco...

-Espera, por favor... -lo retengo cuando quiere largarse de la cocina.

-Mi abuela me dijo una vez que sabes que haces lo correcto cuando el corazón está feliz... ¿tu corazón está feliz conmigo o piensas todavía en él? -hace una pausa lo suficientemente corta como para que no pueda responder-. Me voy a entrenar...

Me quedo ahí plantada mordiéndome los carrillos con fuerza esperando que el portazo de la puerta principal me indique que Luca se ha marchado y entonces me permito chillar hasta quedar sin voz.

Chillo dejándome caer al suelo mientras me pregunto qué narices acabo de hacer.

Joder, ¿qué he hecho? Me he cargado todo.

He jodido a Luca, he arrastrado a Marco conmigo y me lo he cargado todo. ¿Qué voy a hacer ahora?

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora