Capítulo 11

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Tomo una gran bocanada de aire y me siento en una de las sillas de plástico que han quedado vacías apenas hace unos minutos.

¿Debería leer el contenido del sobre ahora? ¿Debería esperar a casa?

Me muerdo las uñas hasta la raíz con desesperación intentando ser adulta por una vez en la vida y tomar la decisión correcta, sin actuar inconscientemente y sé perfectamente que me muero por leer lo que fuese que Marco me escribió hará un par o tres de meses.

Joder, qué narices...

Temblando saco el contenido del sobre y cuando me veo capaz de leerlo, la hoja de papel doblada cae al suelo.

-Joder... -gruño.

Me agacho, la recojo y la abro y ahí está, con tinta negra, manuscrita con la preciosa letra de Marco que en su momento me tatué en las costillas, hay una carta firmada en septiembre y estamos en diciembre... ¿Cómo ha sido capaz de mantener esto consigo durante tanto tiempo?

Llevo cinco intentos de inicio y me he hartado de que no me salen igual de bien que a ti, así que obvia esto y por favor céntrate en lo que he escrito a continuación.

Una carcajada rota se escapa de mi garganta al comprobar que Marco es probablemente el único humano en la Tierra a quién se le ocurriría la maravillosa idea de dejar ese párrafo explicativo en una carta.

Debería haber sabido que con el paso del tiempo reharías tu vida con alguien, supongo que es lo que ocurre todo el tiempo, por norma general la gente no suele esperar a un capullo durante tres años, pero si te soy sincero el día que te vi celebrando con Luca el final de la Champions se me cayó el cielo. Fíjate como me dio en la cabeza que te estoy escribiendo una carta que probablemente jamás leas.

Estos últimos días he estado escuchando a ese barbas tan indie que es demasiado indie incluso para ti, maldito Bon Iver, y al fin he encontrado sentido a alguna de sus canciones. En concreto esa que afirma que no puedo obligarte a quererme es la que más me pongo. Puede que sea porque la pones a todas horas en el coche o puede que sea porque el mundo es sabio y me recuerda que una maravilla como tú fue mía un día y no la aprecié. Quién sabe.

Voy a dejar de tratar cosas de las que no estoy seguro para que no te parezca que realmente mi capacidad intelectual ha disminuido desde que lo dejamos y voy a centrarme en cosas de las que sí estoy seguro. Sé que tus labios me han pasado algo así como un veneno cada vez que nos hemos besado y que ahora me consume por dentro. Sé que me cargué como me dijiste algo precioso y que ahora ya no tiene solución y también sé que eres perfectamente errónea para mí. Y que yo lo soy para ti.

Si te soy sincero sabía desde el día que te vi los ojitos esos grandes que tienes que me volvería loco por ti, y también supe que jamás podría conservar a una persona tan auténtica y maravillosa como tú en mi vida, y una vez más pitoniso Asensio volvió a acertar y te perdí.

Sé que es demasiado tarde pero no puedo alejarte de mi mente ni un solo día desde que te vi marcharte. Quizá te deba una disculpa por comportarme como el egoísta que fui, una disculpa que paradójicamente jamás te he dado así que aquí va; siento horrores haber sido un novio de mierda y haber pagado siempre mis malos días, como si tu fueras un saco de boxeo sobre el que poder volcar toda mi rabia.

A estas alturas de la carta estoy llorando todos los mares del planeta así que rebusco en mi bolso el paquete de pañuelos que siempre llevo y una vez me he secado las mejillas, me decido a continuar.

Sé que no tengo razón para seguir queriéndote cuando fui yo quien tomó la decisión de marcharse, pero tres temporadas sin ti más tarde he comprobado que irme y dejarte ahí fue el mayor error de mi vida. No tenia derecho a necesitarte al haber tomado una decisión a sabiendas de lo que iba a acabar perdiendo y tampoco tengo derecho a echarte de menos cuando no me quise quedar, pero al coger ese avión sentí que me equivocaba, aunque la decisión ya estaba tomada y lo siento muchísimo, Emma.

No tengo derecho a estar enamorado de ti, pero todavía lo estoy.

Tenías todo el derecho de pedir a alguien que te pusiera como prioridad ante todas las cosas y sabiendo que yo jamás podría hacerte feliz tenía que dejarte escapar. Espero que algún día puedas perdonarme por ese error.

La otra noche volviste a aparecerte en mis sueños y por primera vez desde que vivía en Madrid tuve miedo de volverte a ver. Tenía miedo a que al verme me odiaras, aunque pensándolo bien probablemente lo hagas y con razón, así que me armé de valor y tanteé la mesilla hasta dar con mi teléfono. Tan solo tenía que marcar nueve dígitos. Nueve dígitos que me sé a la perfección. Así que te llamé, pero tu no me contestaste. Mejor así, me dije, mejor que pase página de una vez.

Pensé en que tu tenías a alguien que te abrazaba por las noches, alguien que te quería por encima de todo y lo peor para mí es que era alguien que es un tío de Puta madre, así que no podía haceros eso a ninguno de los dos. Pero entonces me di cuenta que puedo soportar el dolor que siento al saber que no estás conmigo, puedo soportar la caída y la hostia que me dé cuando vuelva a mirarte a los ojos pero no puedo soportar saber que hay alguien que ocupa mi lugar en tu cama noche tras noche.

Sin haber dormido nada, a la mañana siguiente llamé a un taxi y me planté en la puerta de tu antiguo piso. Llamé a la puerta hasta dejarme en carne viva los nudillos, y cuando no pude más me eché a llorar como un crío. A saber qué pensarían los vecinos. Gracias a Dios, todavía hay un par de personas que no me consideran un monstruo, así que llamé a Lucas y todavía berreando me vino a buscar.

Fue Maca quien me contó que te habías mudado con Luca hacía un par de meses y aunque me alegré por ti (de verdad que lo hice) sigo a día de hoy sin poder imaginarme un mundo sin ti. 

A día de hoy te pido que aguantes. Aguanta por favor, porque todavía sigo enamorado de ti como el primer día. Te pido que vuelvas conmigo porque, sé que no me lo merezco lo más mínimo, pero todavía te necesito.

Emma, mi amor, siento ser un gilipollas, pero te juro que estoy trabajando en ello. Estoy esforzándome para no ser un capullo y que así algún día no me veas con los ojos llenos de odio con los que me deberías mirar (y digo deberías porque eres demasiado indulgente con el mundo y siempre miras el lado bueno de las cosas).

Te pido que si por favor todavía crees que merecemos una oportunidad, si crees que aún podrías darme la mano si te prometo que al agarrarte a mí lo haré bien esta vez, de una vez por todas y que te querré como te mereces el resto de mi vida, si crees que podrías darme una nueva oportunidad, aunque sea la última, te pido que te des la vuelta y vengas conmigo.

Con todo el amor que te mereces, 

Marco.

Me giro al instante y lo veo ahí de pie, apoyado contra la pared y mirándome con los ojos inundados de lágrimas que deja escapar cuando me aproximo a él.

-¿La has leído? 

-Sí -susurro.

-Te juro que siento haber sido un capullo. Ojalá hubiera sido capaz de decirte eso a la cara pero no soy capaz. No se me da bien expresar mis sentimientos y...

-Marco -le callo-. Está bien.

-¿Está bien?

-Está bien -asiento y le doy un beso en la mejilla-. ¿Dónde me quieres llevar ahora?

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora