Capítulo 22

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Pasamos Navidad con mis padres y Gerard. Realmente fue genial poder desconectar lo máximo de Marco y aprender del cambio de aires que necesitaba y así aclarar mis dudas sobre Luca.

El día de Nochebuena decidimos dar la noticia a mis padres de querer ir un paso más allá y ¡cómo se alegraron! Todos excepto Gerard, que como siempre apoyaba a Marco. Joder, sí que habían conectado, macho.

Así seguía todo. En resumen; Marco, por lo que Sara me iba contando, había vuelto al buen rollo con Isco y de verdad que me alegraba por ellos. Por otro lado, Luca y yo poníamos rumbo a Madrid durante un par de días antes de volver a marcharnos a Marsella a pasar Noche Vieja con la familia Zidane.

Y sí, habían rumores de Marco y una tal Georgina. Y sí, me estaba bien.

Eso ya no era mi guerra. Yo estoy con Luca.



-No vuelvas muy tarde, ¿vale? -Luca me mira terminar de preparar el bolso de fiesta tirando en el sofá.

-A las tres en casa, papá, te lo prometo -me río abrochándome los cierres de los pendientes.

-Qué idiota eres... pásatelo muy bien, cariño -me planta un beso en los labios y yo lo miro sonriendo-. ¿Qué?

-Te quiero -le lanzo un beso procurando no teñir de rojo mis dedos-. Pásatelo genial con Enzo.

-Disfruta... pero no mucho. Piensa mucho en mí -me guiña un ojo y yo desaparezco por el rellano.

-¿A dónde dices que vamos? -sigo temblando por el frío de la noche madrileña aunque llevamos un buen rato trotando al salir del metro en La Latina.

Joder, nada como las noches de Barcelona.

-A Shôko -Sara brilla con luz propia vestida con ese mono aterciopelado verde botella que le proporciona un aire setentero arrebatador junto a esas ondas marcadas tan suyas.

En la puerta de la discoteca nos encontramos con Vero y Odriozola, que parecen haber estado tonteando desde que mi mejor amiga aterrizó en Madrid, con Llorente y Beatriz, una de las amigas de la canaria.

-¡Qué guapa estás, Sagnier! -una mano fría se cuela por el escote trasero y recorre la piel desnuda de mi espalda.

-Díaz, qué sorpresa -Llorente saluda a su compañero mientras Vero y yo cruzamos miradas.

-¿Sabías que venía? -le pregunto disimuladamente a Sara.

-Ni idea, nena. ¿Quieres irte?

-Ni de broma, no me va a joder la noche.

Una de las muchas ventajas de salir con media plantilla Del Real Madrid es que entras sin colas a los sitios, así que una vez dentro del local voy directa a la barra a por un Gin-tonic bien cargado para soportar al malagueño el resto de la noche.

-Veo que tu gusto en el alcohol ha mejorado, sorra -mi mejor amiga me palmea el trasero antes de pedir su reglamentario Vodka con tónica-. No deja de mirarte, te das cuenta, ¿verdad?

-Creo que es el único que todavía no se ha enterado de que estoy prometida... -ambas reímos.

-Con ese cuerpazo... ¡cualquiera diría!

Una vez que ambas tenemos nuestra copa volvemos al centro de la discoteca para sentir del todo el ambiente de Shôko. A toda pastilla suena Cuando me miras de C. Tangana, por lo que Vero y yo no tardamos en mover nuestras caderas al ritmo suave de la canción.

Las caricias en mi cadera me hacen girarme para comprobar que no es sino Arnau el que me sonríe travieso apartándose un mechón rubio ceniza de la frente.

-Joder Emma, estás irresistible -pese a que sonrío por el piropo lo incito a ir a por otra copa, así como para ganar tiempo y espacio.

El peso de una mirada se me clava en el cuerpo y por acto reflejo me giro en dirección al malagueño que sigue en la barra pidiendo un Vodka con limón. ¿Y quién...?

Pues claro, estamos disfrutando de la noche madrileña... ¿quién no podía faltar en ella?

A unos metros de mí, vestido con una camiseta blanca de Armani que resalta su moreno natural y la forma de sus trabajados bíceps y unos tejanos pitillo, Marco me mira muy serio, clavando la mirada en cada uno de los movimientos que hago al bailar.

Empieza a sonar Fiebre de Bad Gyal, canción que era de lo más popular cuando empezábamos a salir con Vero a los garitos de moda de Barcelona y bailábamos cuando queríamos que los chicos nos miraran. Bajando lentamente las pestañas vuelvo a darle la espalda al mallorquín para dejarme llevar por el ritmo que toma el control de mi cuerpo.

Y vale, puede que moviera un poco más de la cuenta las caderas. Y también puede que disfrute de la presencia tan cercana de Asensio.

-Quizá tu me traiga pena, pero no puedo perderte -su voz susurrándome al oído la letra de la canción eriza el vello de toda mi piel.

Joder lo que me hace sentir este hombre.

A la mierda con todo...

Me pego más a su cuerpo y juntos nos meneamos suavemente, sintiéndonos mucho y tocándonos todavía más. Él pega su entrepierna al bajo de mi espalda demostrándome que tenía un amago de erección de lo más generosa...

Emma, inspira... expira.

-Yo solo te bailo a ti... -le canto mirándole intensamente a los ojos.

-Eso espero -susurra contra mis labios y un espasmo recorre toda mi espina dorsal.

Sólo un poco, pegarme un poco más y mis labios atraparán los suyos.

Como si me leyera la mente, me besa con una lentitud arrebatadora. Sensual, erótico y suave, muy suave. Por un segundo creo que podría llegar a volverme loca si el beso dura lo suficiente pero es la intensidad del mallorquín lo que mantiene con los pies en la tierra. Al menos por ahora, pero como me bese lo suficiente...

Su lengua juguetea con la mía, lame mis labios para volver a recorrer mi boca, milímetro a milímetro. Al principio muerde mi labio inferior con suavidad pero intensificar la presión poco a poco, hasta que un latigazo recorre mi cuerpo.

Entonces ocurre.

-Marco, cariño, aquí estás -esa debe de ser la famosa Georgina.

Me separo del futbolista y él me mira clavado en el suelo, con una expresión muy seria. Exacto, debo dejar de ser tan impulsiva.

A la mierda con Marco.

A la mierda con todo...

There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora