Capítulo 40

733 46 28
                                    

Fue todo un detalle por parte de Álvaro presentarse el lunes a las siete en la puerta de mi casa, prácticamente sin darme opción a rechistar, para llevarme al aeropuerto.

-Te he dicho veinte veces que no hacía falta -protesto cargando con esfuerzo mi maleta al salir del portal.

-Y yo te he dicho veintiuna que lo hacía porque quería -ríe todavía apoyado sobre el capó de su Porsche con los brazos cruzados-. ¿Te ayudo o qué? ¿Quizá prefieres perder el avión?

Bufo cansada y me aparto un mechón de la cara. Oficialmente no puedo más. Dejo que cargue con la maleta como si no pesara nada en el maletero y me quedo mirándolo con una sonrisa tierna en los labios.

-Es que voy al gimnasio, ¿sabes? -dice él orgulloso.

-Sé, sé...

Nada más sentarnos en el coche Álvaro pone en el reproductor La isla del Amor y yo me echo a reír a carcajadas cuando se pone a dar palmas y a cantar la canción con tanto sentimiento que no puedo evitar acompañarlo.

-Llevas música muy actualizada eh... -me burlo cuando terminamos de cantar la canción entre tantas risas que se me han saltado un par de lágrimas.

-Cállate, la buena música nunca pasa de moda...

Álvaro se incorpora con avidez al tráfico caótico de Madrid y yo aprovecho los escasos minutos que vamos a estar parados en un semáforo para retocarme el color rojo de mis labios que siempre me acompaña.

-Presumida... -me mira de reojo y ríe.

-¡Mira a la carretera, no quiero tener un accidente!

-Vale, vale... mamá.

Del flamenco pasamos al Dance cuando la voz de Danny Ocean empieza a cantar Epa Wei y yo aprovecho para empezar a bailar al ritmo de la canción, como si con la fiesta del sábado no hubiera tenido suficiente.

-Recuérdame que cuando vuelvas te lleve de fiesta si tantas ganas tienes... -se burla de mí el cordobés a lo que yo pongo los ojos en blanco provocando un estallido de carcajadas sinceras por su parte.

-Terminal 4 -me adelanto antes de que pregunte cuando llegamos al aeropuerto.

-Te he visto rápida...





-¡Ahí estás! -Sara corre hacia mí presa de los nervios-. Pensaba que no llegabas...

-Sin mí no podéis volar... ¿Soy la última? -pregunto algo avergonzada.

-No, todavía faltan Lucas, Maca y Arnau. ¿Sabes algo de ellos?

-Que va, no he hablado con nadie.

-Bueno, pequeñaja... ¿vas a decirnos ya donde vamos o lo empiezo a considerar secuestro? -Isco me abraza desde atrás con un café en la mano, probablemente que acaba de ir a buscar.

-Espero que llevéis bañadores, porque en Marrakech va a hacer mucha calor esta semana... -sonrío traviesa al ver la cara de ilusión de la canaria.

-¿Y si no llevamos bañador? -la voz de Marco unos metros por detrás de mí borra de un plumazo la sonrisa que se había pintado en mi rostro.

-Pues te bañas desnudo -respondo con rapidez.

-Apuesto a que a más de una le alegro las vistas.

-Apuesto a que más de una tiene otras preocupaciones en mente...

-Medrán, colega ¿qué tal? -como siempre es Isco quien se encarga de cortar los malos rollos y de evitar que acabemos a gritos metiéndose de por medio.

-Pues mira, aquí trayendo a la Bella Durmiente -me rodea los hombros con confianza-. Poco más y no llegamos...

-Ni que fuera mi culpa... -me quejo ante la broma del cordobés.

Tras un par de minutos de charla de fútbol llevo de la mano a Álvaro a la primera cafetería y así invitarlo a desayunar a cambio de su labor como chófer.

-¿Soy yo o Marco y tu os lleváis a matar? -me pregunta directamente tras unos minutos en silencio.

-No te preocupes por Marco, lo nuestro se acabó. Au revoir, se esfumó, lo que sea pero ya no hay nada entre nosotros y en parte, así mejor.

-Para mí te aseguro que sí...

En ese momento me llega un mensaje de Sara en el que me dice que la parejita feliz y Arnau han llegado y que Luca está al caer, así que nos terminamos rápidamente el café y volvemos con el resto del grupo.

Puntual a la hora acordada como siempre, Luca aparece vestido con unos simples tejanos desgastados y un jersey que le regalé nuestras primeras navidades. Por puro instinto nos abrazamos con fuerza y en ese simple gesto entiendo que ya no me culpa, y por como nos miramos sé que quiere que seamos amigos.

Ojalá Marco y yo podamos ser amigos algún día...

-Bueno... ¿pasamos? -Arnau toma la iniciativa por suerte para el grupo ya que estamos muy apalancados a las puertas de la terminal.

-Claro -sonríe Maca decidida.

-Id pasando, tengo que despedirme... -los aliento por lo que todos asientes excepto una persona que se queda quieta mirándome.

-Bueno... te has de ir -me dice al oido Álvaro.

-Debería...

Nos fundimos en un abrazo y aspiro su perfume fresco y aunque realmente me reconforta, en mi interior sé que ese no es el perfume que relaciono estar en casa.

-No te olvides mucho de mí, ¿vale? Voy a estar esperando por una cena toda esta semana, así que vuelve. Vuelve e invítame a esa cena, después yo te saco de fiesta... -ambos reímos y una pareja mayor se nos queda mirando con cariño porque realmente parecemos una pareja que se despide por causa mayor-. Venga, tienes que irte...

-Nos vemos el lunes... -me aprieto contra su pecho y antes de separarnos rozamos con suavidad nuestros labios.

Antes de dejarlo ir él aprieta con fuerza mi mano, como si de algún modo me alentara a cruzar esa fila, deseándome suerte para la semanita que me espera con la promesa de volvernos a encontrar a mi vuelta.

-Hasta el lunes -me giro por última vez ante la atenta mirada del mallorquín, que se ha parado para esperarme aunque esté cotilleando algo en su móvil, disimulando.

-Hasta pronto -el cordobés me guiña un ojo antes de desaparecer por la fila del check-in.


There's nothing I won't do [SAGA THINGS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora