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JAZMÍN

Florecia lloraba a mares, y yo estaba que me derretía de la ternura que me causaba.
La película llegó a su final, ella me miró y luego me dedico una linda sonrisa sacandosé a su vez las lágrimas con la yema de sus dedos.

Flor: ¿Te puedo decir algo?

Jaz: Lo que quieras linda  -sonreí-

Flor: Por alguna razón, a tu lado me siento como una niña. -la miré confundida, pareció entender porque continuó- Es decir, en el Orfanato yo no tenía tiempo de estas cosas, de ver películas, de hablar con alguien de mi edad... no tenía tiempo para mí en realidad. Me dedicaba a cuidar a las demás niñas, a ser como una hermana mayor para todas... -suspiró y continuó- Por alguna razón me haces sentir muy bien, me haces vivir lo que no pude vivir cuando estaba con las monjas, y... de verdad que te lo agradezco. Gracias por aparecer en mi vida, acosadora de ojos bonitos. -solté una carcajada ante lo último que dijo-

Jaz: No tienes que agradecerme nada.

Flor: Claro que tengo que. Sos muy buena conmigo, sin ningún motivo.

Jaz: Por ahí escuché que el cariño no se agradecía.

Flor: ¿Vos me quieres?


Buena pregunta: ¿De verdad la quiero?
¿De verdad estoy empezando a sentir esto por ella?

Dios... ¿por qué me está pasando esto? ¿Por qué...?

Estaba a punto de contestar pero mi celular comenzó a sonar. Salí de la habitación para contestar.

Hola... no, ahora no puedo... no, capaz que no... si, puedes agarrar el auto... uy que pesada que sos, hace lo que quieras. Chau.


Si, era la pesada de Elena. Quería que le preste el auto y algo de ropa porque tenía una cita con Pepe, Ricardo, Roberto, Juancho... Ay no sé. La cuestión es que me salvó en el momento indicado y yo la traté para el culo, luego se lo iba a compensar.

Cuando ingresé de nuevo, me posicioné en el lugar que estaba. Al lado de Flor.

Desvié mi mirada y pude ver, en la mesita de noche, una muñequita de trapo. La agarré y Flor me miró.


Flor: Esa muñeca es una de las pocas cosas que tengo de mi familia. -me dijo, cabizbaja-

Jaz: Ahhh. Debe ser muy importante para vos, me imagino.

Flor: como para decirte que la tengo desde hace 17 años... -comenzó a acariciar la muñeca-

Jaz: Que linda que sos Flor. -la miré. Eso debió salir de lo más fondo de mi corazón porque ni si quiera lo pensé, solo lo dije.-

Flor: ¿Por qué?  -seguía acariciando su muñeca-

Jaz: No sé, sos única. Sos tan tierna, tan dulce, tan buena... sos linda Flor.  -repetí y posteriormente le regalé una de las sonrisas más sinceras que tenía-

Flor: Vos también sos muy linda Elena. -mi sonrisa desapareció. Ella no lo notó porque seguía con su vista en la muñeca.-


Me sentía bastante mal por mentirle de esa manera. Elena tenía razón, ella no es como las demás chicas, ella es especial. Es tan inocente, tan pura...

Debía arreglar esto cuanto antes pero... ¿cómo?

Una historia másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora