It was always about Thomas [{Completa}]

Parte XXIII

Doble actualización!
Miren arriba!

Nikolai iba esposado a mi lado, el hombre que iba delante de mi, apuntaba un enorme revólver en mi dirección observé la carretera iluminada cada ciertos metros por faros amarillos.

– ¿Estás molesto? – Nikolai me observó sarcástico.

– Hey silencio – Interrumpió el hombre frente a mi.

– Luca no dijo nada acerca de no hablar.

– Jefe...

– Déjalos Georgio – Luca movió la mano mostrando que no le interesaba.

– Respóndeme – Demandé acomodándome para verlo de frente.

– Estoy furioso – Respondió removiéndose en el asiento – si hubieras seguido el maldito plan esto no habría sucedido, pero no, querías ser la heroína, todos estaríamos tranquilos ahora.

– El tipo hizo volar mi departamento y por poco me mata ¿Qué debía hacer? ¿Enviarle besitos?

– Dejarlo como estaba, abríamos escapado.

– Changretta no es imbécil, tenía sitiado todo el maldito lugar, estos gorilas estaban en la cabaña horas antes de que escapáramos a ella – los hombres se miraban entre ellos – ¿no es así? – ambos asintieron.

– Si no te hubieran herido lo habríamos logrado.

– Si, probablemente – Un silencio incómodo me removió el estómago.

– Quiero que llames a Thomas – Habló Changretta girándose a verme divertido – Claro, si ya terminaron su conversación.

– Pásame el maldito teléfono – estiré ambas manos esposadas Luca dejó el smartphone desbloqueado en la palma de mi mano, busqué el contacto – ¿Qué le digo?

– Qué quieres que se vean en algún lugar que no sea sospechoso – Asentí esperando a que respondiera.

– ¿Hola?

– Soy yo Tommy – Bajé la mirada apenas noté que mi voz se quebró – escapé de la casa, Changretta me encontró, necesito verte.

– ¿Dónde estás?
– Camino a Moscú.

– Saldré de inmediato – Lo escuché moverse – ten cuidado Mirina.

– Si – Corté rápidamente la llamada. Nikolai me observó entrecerrando los ojos – ¿Qué?

– No puedo creer que vayas a traicionarlo.

– ¿Por qué mierda no te callas?

– Prácticamente son tu familia y más a entregarlo, ¿crees que Changretta lo invitará a comer pasta?

– Es eso o dejar que te meta un tiro en el culo, Nikolai – Estaba comenzando a molestarme, sentía el estómago apretado por la rabia y las mejillas sonrojadas.

– ¿Qué importa Iri?

– ¡Importa, pedazo de mierda! – Grité dándole un manotazo en la cabeza – ¿se puede ser tan imbécil? – Los hombres rieron.

– Díselo, Mirina – Changretta se volteó para tomar el teléfono – claramente no se ha dado cuenta.

– No es tan imbécil.

– Evidentemente sí – Suspiré volviendo a observar por la ventana debía idear alguna forma de que todo saliera como esperaba.

– ¿Decirme qué? – Susurró Nikolai bajando la cabeza para encontrar mi mirada, los otros hombres me observaron.