Parte XXVIII

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Maratón a petición de Srta_Wolff
Gracias a todas por leer.
Actualización 4 vean arriba!

El animal emblema de Escocia era el unicornio ¿gracioso no?

Un unicornio, un animal místico e inexistente, Polly iba montando el caballo delante de mí, a lo lejos podía ver el humo de los fuegos de la caravana elevándose por sobre los árboles, dibujando enredaderas en el cielo.

Sentía náuseas mientras más nos acercabamos; un grupo de gente se acercó a recibir a Polly entre abrazos y sonrisas cordiales, jalé de las riendas del caballo para que este se detuviera lentamente, bajé, empujando mi abrigo cuando se enredó entre mis piernas.

Polly tenía tomadas las manos a una anciana mujer con el cabello blanco y ojos como esmeraldas resplandecientes que comenzaron a humedecerse al verme caminar hacia ella.

Era como ver a mi madre en la vejez.

– Mamá Salomé, ella es Mirina, tu nieta – Mi corazón se hizo un nudo que subió por mi garganta.

Ella me tomó las manos jalándome para alcanzar su altura, dejó su mano en mi mejilla acercándome para apoyar su frente contra la mía.

Hija mía ¿dónde habías estado? – Susurró en nuestro idioma acariciandome el cabello –  eres idéntica a tu madre.

El único parecido que teníamos mi hermano y yo era el cabello azabache, él no quería conocerme y mucho menos estaba feliz de que yo estuviera allí; conocer a Melquiades padre fue todo un suceso, lloró desesperadamente arrodillado frente a mi pidiéndome perdón por no haber sido persistente en su búsqueda de mi paradero.

Resultaba que mi verdadero apellido era McGloeen y yo era una princesa, por línea de Sangre, era la primera en una especie de sucesión al trono para cuando mi padre muriese, asumí que era por eso que a mi hermano no le agradaba que yo hubiese hecho contacto con ellos.

Caminé por la orilla del riachuelo escuchando el sonido del agua lamiendo las piedras y los pajaritos cantando y revoloteando alrededor, alcé la mirada para ver a Melquiades hijo acercándose con un cigarro en la boca.

– Dejé de fumar – Dije cuando me ofreció un cilindro.

– ¿No te fumas uno con tu único hermano? – Mantuvo la cajetilla estirada le sonreí para sacar uno y acercarme para que lo encendiera – Supimos de lo de Changretta y lo de tu matrimonio – Bajé la mirada aspirando el cigarrillo que me mareó un poco – Lo lamento mucho.

– Gracias.

– Siempre he sabido de ti ¿sabes? Cuando supe lo de tu ojo fue, un golpe terrible para nuestro padre.

– ¿Por qué no me visitaste?

– Todos creíamos que no querían saber de nosotros, los Shelby jamás tomaron partido de ningún lado. Desconocíamos que no tenías idea de nuestra existencia y ahora apareces...

– He estado perdida durante mucho tiempo – Expliqué deteniéndome para observarlo de frente, bajé la mirada – luego de lo qué pasó con Nikolai, me di cuenta de que, desconocer mis raíces me dejaba en una posición que me rehuso a continuar manteniendo – él sonrió.

– Suenas como mi padre, nuestro padre – Bajó la mirada acomodándose el largo cabello tras las orejas – ¿Volverás aquí a tomar tu lugar?

– No – Respondí rápidamente – espero que me permitan quedarme un tiempo, para aprender de ustedes, y orientarme – él asintió incómodo – si te molesto aquí, agradecería que fueras sincero conmigo.

– Ser un rey gitano no te da riquezas ni una tienda más grande, pero si te da respeto; eres su hija mayor.

– No me quedaré con tu lugar.

– El problema es que no es mi lugar – Me interrumpió – es tuyo.

– ¿Por cuánto tiempo has cuidado de él?

– Bastante.

– Sabes más de estas personas mucho más que yo, no merezco algo así – Dejé caer mi mano en su hombro – obtuve lo que necesitaba con conocerlos – Asintió largamente, era escueto y un poco huraño – Dime, Melquiades ¿tengo sobrinos? – Sonrió moviendo la cabeza para guiarme por el campamento.

Melquiades hijo fue proclamado rey apenas su padre estuvo muerto, el llanto, la música, la agonia y el baile fueron de la mano en el banquete en su honor "a rey muerto, rey puesto" era una frase que al fin comprendía.

Mamá Salomé me explicó un sin fin de razones por las cuales no debía estar triste, después de todo él se había marchado conmigo sosteniendo su mano, había declinado mi lugar en su linaje y mi hermano había asumido su lugar como tanto había deseado toda su vida, observé cómo Melquiades, acercaba la antorcha hasta la caravana que comenzó a arder de inmediato.

– Hola – Sonreí al ver a Thomas Shelby deteniéndose a mi lado, llevaba un traje negro, y un abrigo del mismo tono, sobre su cabeza una boina con una navaja cocida que destelló apenas el sol apareció entre las nubes.

– Señor Shelby.

– Te ves bien – Me observó de pies a cabeza – tu cabello está larguísimo.

– Mamá Salomé dice que crece cuando estás conectada – Expliqué observando las ondas negras, se movió para quedar enfrente de mi.

– Te ha hecho bien este lugar.

– Si – Sonreí metiéndome un cigarrillo a la boca para encenderlo escupiendo el humo.

– Creí que habías dejado de fumar.

– Mi hermano fuma mucho ¿Por qué estás vestido así? Pareces gangster de los años veinte.

– ¿Eso crees? ¿No tienes ni idea de cuánto llevas aquí o si? – Me observó divertido, reconocía en su mirada a la Mirina de antaño – Llevas con la caravana un año con una semana.

– ¿Qué? – Mis ojos se abrieron tosiendo por el humo que se metió repentinamente en mi garganta, él asintió – ¿Llevó un año aquí?

– El invierno comienza de nuevo.

– Aquí siempre es invierno – Sonreí estirando mi mano a arreglar su corbata – ¿Por qué tan guapo?

– Porque venía a verte – Respondió viendo sus zapatos – Porque es el funeral de un rey, porque tengo negocios que proponerte y, además, porque esperaba me presentaras a tu familia.

– Ven a la cena que se dará en honor a Melquiades, ahí te presentaré – Asintió.

– ¿Volverás?

– No lo sé.

– Es como Polly dijo, una vez dentro de la caravana si el tiempo corre raudo, es que no volverás – Se acercó inclinándose para besarme lentamente en la mejilla y regresar por el camino por el que había llegado.

Sonreí, me sentí como una adolescente, como cuando nuestro amor comenzaba.

Estaba nerviosa, me movía de un lado a otro por la tienda buscando y buscando faldas y vestidos, dejando un desastre de proporciones tras de mí, mamá Salomé se adentró observando el desastre y a mi sentada en medio de él.

– ¿Qué sucede?

– Thomas Shelby vendrá hoy – Respondí sonriéndole para estirar mi mano y ayudarla a sentarse junto a mí.

– Tu madre y la suya hicieron un hechizo cuando ella te gestaba. Te llamaron especialmente para él, le llamaron, especialmente para ti – La observé, sabía de aquella historia pero lo creía un invento hasta antes de llegar a la caravana, había aprendido bastante de sus costumbres, sus mitos y sus magias, y ahora, creía mucho más verdadero aquello, bajé la mirada mientras ella pasaba sus manos por sobre la ropa.

– ¿Qué hechizo, mamá?

– Sus almas están enlazadas por el amor – Explicó juntando los dedos de sus manos – él ha perdido todos los romances que ha tenido desde que se dejaron, y tu has pasado por lo mismo. Han estado buscándose y encontrándose y buscándose desde niños – le sonreí asintiendo, ella tomó un vestido rojo estirandomelo – este es, princesa.

It was always about Thomas [{Completa}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora