NARRA DRACO
- DEJADME SALIR - dije dándole patadas a la puerta.
Flashback: 20 minutos antes.
____ se ha convertido en alguien muy importante para mi, por eso en la fiesta le iba a regalar un colgante en el que había una D dorada, era muy minimalista, pero muy bonito. Además de eso le iba a pedir salir, es que no sabéis lo que la quiero. Nada más llegar, la vi, estaba increíblemente guapa y después del beso... fue increíble, quería abrazarla delante de todo el mundo, pero justo en ese momento de felicidad me acordé de que tenía que ir a por el regalo. Lo había dejado en una sala pequeña, pegada al salón de la fiesta, la cual se utilizaba como lugar de almacenaje. Justo cuando voy a entrar para coger el regalo, noto que nada más abrir la puerta, alguien me da un golpe seco en mi cabeza. Noto como se me nubla la vista y me caigo al suelo, pero al cabo de cinco minutos abro los ojos. Estaba atado. Miro a mi alrededor aturdido, veía manchas que se iban haciendo más nítidas con el paso de los segundos. Cuando consigo distinguir algo, veo como un grupo de chicos están alrededor mía... SON MIS COMPAÑEROS DE SLYTHERIN. En el medio de todos ellos estaba Pansy, Dios mío como la odio.
- qué está p-pasando - dije con la voz débil pero fría.
-tranquilo Draqui, ahora te explico todo - dijo con su voz de repelente, y cuchicheó algo con sus compañeros, mientras yo le lancé una mirada de odio y tristeza a Blaise, mi amigo de siempre el cual me había traicionado, él solo se limitó a girarme la cabeza. Después de dos largos minutos de susurros, ella volvió a hablar- hemos decidido contarte todo, para que te duela de verdad - ella sonrió, yo la miré asustado- sabíamos que ibas a venir aquí a por el regalo de la gilipollas de ____ - dijo con despreció.
- No vuelvas a faltarle al respeto - dije muy enfadado.
- en fin... bueno, entonces nuestro plan es dejarte aquí atado , mientras Goyle, ya que tiene la voz más parecida a ti, se beba la poción multijugos que tanto tiempo ha llevado preparar, para poder tener tu mismo aspecto. Y te preguntarás para qué demonios queremos ser tú. Pues es muy sencillo, desde que apareció esa sangre sucia de mierda en tu vida has dejado de ser el increíble príncipe de slytherin, el mejor de todos, a ser un mierdas. Entones ahora Goyle va a besar a varias chicas y a hacer daño a uno de los amigos de tu "novia" al cual le hemos tendido una trampa. ____ va a pensar que el que hace todo esto eres tú, ya que Goyle va a tener tu misma apariencia física, por lo tanto le vas a partir el corazón, y te vas a quedar solo, sin novia ni amigos - Yo no me podía creer nada de esto, no podía ni abrir la boca, tenía ganas de matar a todos, la rabia que corroía mis venas era superior a poder reflexionar. Me calmé, actuar en caliente puede ser un paso en falso. Decidí hablar
- No os atreváis - dije frio.
- JAJAJAJAJJA, pobrecito, ¿lo habéis oído chicos?- las siete personas que había en esa sala se rieron - mi amorcito será mejor que te calles- esto último lo dijo tocándome la mejilla, yo aparte mi cara como pude, ya que las cuerdas me apretaban muy fuerte.
Pansy le dio la poción a Goyle, quien en pocos segundos se convirtió en mi. La sala se llenó de sonrisas maliciosas, le dieron ánimos a su compañero y se fueron, dejándome en aquella sala, solo e inmóvil.
Estuve gritando durante más de quince minutos, estaba desesperado, no quería que les pasase nada a ____ ni a sus amigos, y lo que más miedo tenía era que el plan les saliese bien.
Volvemos al tiempo actual
Después de tanto gritar casi me doy por vencido, hasta que vi algo que cambio todo. Era mi varita, estaba a dos metros de mi, debajo de una estantería en la que había cubiertos y decoraciones. Había escuchado un encantamiento que servía para que tu varita llegase a tu mano, por medio de la mente. Me concentré, olvidándome de todo lo que me rodeaba y de mis pensamientos. Solo me veía a mí con mi varita. Podía sentirla. Abrí los ojos repentinamente a causa de notar algo sólido en mis manos... ¡lo había conseguido! Me dolía algo la cabeza debido al esfuerzo, pero no perdí ni un solo segundo. Me desaté convirtiendo las cuerdas que me rodeaban en una masa fácil de moldear, y salí de la habitación abriendo la puerta con un hechizo que aprendí recientemente: alohomora. Decidí salir sin llamar la atención. Las personas que había en la fiesta no me quitaban el ojo de encima, muchos de ellos me lanzaban miradas de asco y de desaprobación. Estaba muy furioso, quería descargar toda mi furia reventando a esos subnormales a los que antes consideraba como amigos. No los veía por ninguna parte, así que dejé de perder tiempo y me centré en lo importante, _____. Salí corriendo de la fiesta, cuando me paré en seco ya que vi a Luna en el pasillo.
- Viste a ____. - dije con voz preocupada
- claro, se ha ido sola a su cuarto, quiere estar sola, estoy esperando a que un profesor me avise para que pueda ir a la enfermería, después de lo ocurrido, Neville se desmayó. - dijo ella, con una voz muy dulce sin quitarme mis ojos de encima. - ¿Para que quieres verla?- me pregunto ella, calmada, pero asombrada por verme allí.
Le expliqué todo, paso a paso, sin olvidarme de ningún detalle. Tenía miedo de que no me creyese. Mientras narraba lo sucedido, parecía muy atenta, y asentía de vez en cuando.
- Draco no te conozco - me dijo después de que acabase mi relato - pero voy a confiar en ti, tus palabras están llenas de sinceridad.
Estaba por dar saltos de alegría, pero no era el momento, así que le di las gracias por su entendimiento, y me fui lo más rápido que pude a la sala común de Gryffindor.
Sabia la contraseña, ya que Luna me la había mencionado poco después de que le agradeciese que me creyera, así que entré en aquel lugar tan acogedor. Toda la sala estaba cubierta de silencio, algo que después de reflexionar, tenía sentido, ya que era un Sábado a las seis, y la gente estaba o en la fiesta o fuera con sus amigos. Me adentré en el pasillo de las niñas. No escuchaba nada. Agudicé mi olvido y escuché unos llantos al final del pasillo. Me rompió el corazón. Me desplacé con un paso ligero hasta su dormitorio. Toqué la puerta.
- ¿Quién es?- dijo una voz débil y dulce. Sabía que si le decía mi nombre no iba a querer dejarme entrar así que abrí la puerta directamente. Ella se giró, estaba completamente destrozada, ya no llevaba el vestido, sino que tenía puesto un pantalón de cuadros y una camiseta blanca de tirantes; se había puesto el pijama. Seguía estando guapísima. Al verla así, me dieron ganas de maldecirlo todo, de rendirme y de gritar de rabia. Pero aguanté.
- quiero que te vayas - me dijo con pena y una voz mezclada con llantos.
No hablé, simplemente le agarré la mano muy suavemente y la llevé fuera de la habitación. Me sorprendió que no opusiera resistencia, ni si quiera se quejó, simplemente me miró sorprendida.
NARRAS TÚ