Capítulo 4.

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Sus dedos acariciaron suavemente la mejilla de Ki Bum, viendo como éste dormía a su lado luego de que dejara de llorar, porque esa había sido la peor imagen que pudo encontrar cuando abrió la puerta de su casa, y parecía que su novio en el último tiempo lloraba demasiado, aunque lo entendía, no era fácil todo aquello por lo que estaban pasando, cuando los padres de su novio no lo querían cerca porque estaban enojados y decepcionados de su hijo.

Dejó un suave beso en sus cabellos y continuó con las caricias, sabiendo que las cosas no podían continuar así, porque los señores Kim habían pasado los límites; sí, ellos cometieron un error al no cuidarse y las consecuencias las estaban enfrentando, pero no podían pedirle a Ki Bum que abortara, él no estaba de acuerdo y su novio tampoco, ellos querían tener al bebé, aunque sabían que no iba a ser nada fácil.

Toda esa situación lo había tenido pensando muy seriamente, más cuando todavía no lograba conseguir un trabajo y So Dam le aseguró que sólo sería cuestión de tiempo, que conseguiría algo, y agradecía a su hermana por apoyarlo de esa manera, porque lo necesitaba, el saber que sus padres estaban ahí con ellos le hacía tener un poco más de confianza en sí mismo, y en que podía ser lo que su hijo y novio necesitaban, sólo necesitaba hablar otra vez con los padres de éste, asegurarles que sería totalmente responsable de sus actos y tal vez si hubieran tenido más tiempo para Ki Bum, lo habrían conocido más a él también, no sólo como "el amigo" y novio, alguien a quien no le dieron importancia y lo dejaron quedarse en la vida de su hijo como si fuera un nuevo capricho que tenían que cumplir.

Jong Hyun sabía que como él llegó a la vida de Ki Bum, pudo hacerlo otra persona, y quizás las cosas no serían como en ese momento, pudieron ser mejores o peores, porque cuando él conoció a su novio, éste estaba pidiendo a gritos atención, y cuando se relacionó con él lo suficiente, se dio cuenta que todo pasaba porque sus padres no tenían tiempo para él, y parecía que Ki Bum necesitaba desesperadamente alguien a quién aferrarse, y él estuvo ahí, aunque ahora las cosas iban más allá de sólo aquella necesidad, porque creía ciegamente cuando su pareja le decía que lo amaba.

Con cuidado de no despertarlo se levantó de la cama y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él para que ningún ruido pudiera despertar a su novio, y luego pasó por la recámara de So Dam, viendo a su hermana sentada en su escritorio, concentrada escribiendo en su computadora y con un libro a un lado, lo que le fue para él fácil de deducir que estaba haciendo alguna tarea de la universidad.

—So Dam —llamó golpeando la puerta que estaba abierta.

La chica dejó de escribir y volvió su mirada hacia él, su expresión se suavizó como si verlo ahí parado dijera mucho más que las palabras.

—¿Cómo está Ki Bum?

—Dormido —suspiró y se atrevió a dar un paso dentro de la habitación de la chica —quería pedirte un favor...

—Dime...

—Tengo que salir un momento, ¿podrías... quedarte con él?

—Por supuesto —le sonrió —yo cuido de Ki Bum.

—Gracias.

—No hay de que...

—Volveré pronto.

So Dam vio a su hermano dar media vuelta y salir de su habitación, haciéndola suspirar, porque sabía que no era nada fácil en la situación en la que se encontraba en ese momento, no sólo porque su novio apareció llorando en la puerta de su casa, sino que todo el tema del bebé, y lo había visto intentar, buscar en sus tiempos libres un trabajo cuando antes solía pasar todo éste junto a Ki Bum, pero sabía que su hermano se estaba esforzando por ser responsable, y aunque no lo hubiera dicho, también por mostrarle a los padres de su pareja que lo era y para eso tenía todo el respaldo de su familia.

Pedacito mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora