Veintidós: Jungkook

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Jimin y yo tomamos un taxi y fuimos a casa de mi hermana. Estuvo algo callado durante el viaje y eso me pareció extraño. ¿Quizás no quería venir y se sintió obligado?

Lo cual también, de ser cierto, me parecía raro. Hubiese jurado que se pondría super feliz y estaría saltando en una pata por mi invitación. Tal vez me equivoqué.

Para mí había sido un gran paso todo lo que estuve compartiendo con Jimin esos últimos días, y lo era aún más llevarlo a mi casa con mi familia. Por lo que me sentí un poco desilusionado al obtener la reacción que esperaba de él.

O quizás algo le pasaba. Tal vez no era yo, tal vez era otra cosa, algo que le preocupara. No podía evitar pensar en todas las opciones.

Cuando bajamos del taxi, antes de entrar a la casa, decidí preguntar y quitarme las dudas.

- Jimin...tú ¿te sientes bien?

- Sí, estoy bien, Kook. - sonrió pero noté cuánto le costó hacerlo.

- Es que estás raro, no lo sé. Si no querías venir, lo hubieses dicho y ya. No tienes que venir por obligación.

- No es eso, Jungkook. En serio. Claro que quería venir.

- ¿Entonces? Avisé que venías, si es por eso, y Nayeon me respondió muy emocionada. No estás siendo entrometido ni nada de eso.

- Está bien. Yo solo estoy un poco cansado, eso es todo. Y nervioso, también, lo admito. Siento como si fuera a conocer a la familia de mi novio.

Sonrió otra vez y supe que bromeaba.

- No soy tu novio, quítate esa idea de la cabecita. - reí mientras empujaba su frente con un dedo. - Ven, vamos adentro.

Aunque aún tenía llaves de la casa, decidí tocar el timbre y esperar que Nayeon o su esposo abriera.

- Buenas noches! - exclamó emocionada mi hermana al abrirnos. Aún tenía el delantal para cocinar atado a su cintura. - ¿Por qué no entraste, tonto?

- Me pareció más respetuoso tocar. Ya no vivo aquí.

- Ay pero que eres imbécil. Esta siempre será tu casa.

La discusión de siempre de cada vez que iba a visitarla. Claro que esa seguía siendo mi casa también, pero supongo que solo me gustaba hacerla renegar. Sonreí y me acerqué a darle un fuerte abrazo.

- Noona, este es Jimin. - dije luego.

- Jimin! Bienvenido a casa, pequeño! - lo saludó emocionada.

- Buenas noches. - respondió él haciendo una reverencia.

- Ven, adelante!

Nayeon tomó la mano de Jimin con toda la confianza, como si fuese un amigo de toda la vida, y lo guió hacia el interior de la vivienda.

En la sala estaban mis pequeños sobrinos, jugando con un rompecabezas. Apenas me vieron vinieron corriendo hacia a mí y me abrazaron entre los dos.

- Tío Kookie!! - gritaron.

- Hola, mis pequeños monitos. - los apretujé y sacudí sus cabellos - ¿Qué hacen despiertos a esta hora? ¿No deberían estar acostados ya?

- Ahg! Deberían! - se quejó mi hermana. - No quieren irse a dormir hasta que su papá vuelva del trabajo. Y también querían verte.

- ¿A qué hora vuelve Hyun? - pregunté mientras alcé en brazos al menor de los pequeños.

- En un rato. Así que mientras termino la cena, ustedes serán los encargados de entretener a los mocosos.

Compañeros - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora