Veinticuatro

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- Jimin, por el amor de Dios. ¿Qué te pasó? - la voz de Hoseok llena de preocupación hizo eco en todo el pasillo camino hacia mi dormitorio en la universidad. - Te he buscado y llamado toda la mañana.

-  Yo solo tuve un accidente. - dije.

Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. La garganta también me dolía y mi voz sonaba muy temblorosa. Y tenía un yeso reciente en el antebrazo izquierdo. Era obvio que Hoseok no se creyó esa simple frase.

- ¿Qué pasó? ¿Estabas con Jungkook?

- Sí, en su casa. Nosotros...tuvimos una pelea. Se enteró de la verdad.

- Espera...¿cómo te hiciste eso? No me digas que...

- Fue un accidente. - lo interrumpí - Me caí de las escaleras.

- Jimin.

- Le dije todo, Hoseok. Se enteró de la verdad y luego le dije que lo amaba. No sirvió de nada. No me creyó.

Estallé en lágrimas otra vez y mi amigo no tardó en abrazarme con fuerza. No quería hacer una escenita en el pasillo así que entramos a mi dormitorio para poder hablar...o mejor dicho para que yo siguiera llorando.

Pero ni eso pude hacer al ver el cuarto medio vacío. Todo lo que había sido alguna vez de Jungkook ya no estaba. Se veía como antes. Como cuando vivía solo allí.

- ¿Volvió? ¿No lo has visto? - pregunté.

- No, estuve en clases toda la mañana. Salí a buscarte varias veces en los recreos pero nunca lo vi a él tampoco. - me contó Hoseok.

- Se...llevó todo. Se ha ido. - estaba atónito.

Había estado con Nayeon durante toda la mañana. Luego de mi caída y del fuerte dolor que empecé a sentir en el brazo, ya que fue lo primero que apoyé para amortiguar el golpe, me subió a su auto sin pensarlo y me llevó a un hospital. No tenía idea qué fue de Jungkook durante todo ese tiempo. Pero claramente tuvo tiempo de volver a la universidad y llevarse todas sus cosas. Solo me preguntaba dónde estaba.

- Jimin, ¿Quieres contarme cómo te pasó eso? - señaló el yeso. Suspiré y traté de aguantarme las lágrimas para terminar de contarle la historia a mi amigo.

Fisura en el tercio distal del radio. Ese había sido el diagnóstico tras sacarme una placa de rayos x. El traumatólogo dijo que no era grave. No necesitaba cirugía, solo un yeso inmovilizador por 30 días y curaría sin ninguna secuela.

Había dolido aquella caída pero no tanto como lo que me estaba doliendo el corazón después de sentir que le había fallado a Jungkook. Ya ni siquiera esperaba que me perdonara. Solo quería que me escuchara. Decirle que lo que pasó fue un accidente. Que no había sido su culpa.

Luego de que caí en medio de nuestro forcejeo y Nayeon se acercó a ayudarme a levantarme, Jungkook salió corriendo muy rápido de la casa. Pero antes pude ver el pánico en su rostro.

Quería verlo. Asegurarme de que estuviera bien.

Hoseok me hizo el favor de ir a hablar con Minhyuk para averiguar alguna información sobre por qué Jungkook ya no estaba en el dormitorio.

Mientras, yo intenté una vez más intentar localizar a Jungkook en su celular. Ni quiera sonaba. Nayeon me había traído a la universidad después del hospital. Y durante todo el viaje habíamos intentado comunicarnos con él.

Pero no había caso. Seguía aparentemente con el teléfono apagado.

- Mierda, Jungkook. ¿Dónde estás?

Compañeros - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora